Agua pesada, paralizada

El editor de la Agencia TSS fue consultado para una nota sobre el escenario actual del periodismo científico. Según el medio, comunicar sobre ciencia hoy es hacer periodismo político. Por Matías Alonso para TSS.

La Planta Industrial de Agua Pesada (PIAP) se encuentra en Arroyito, en la provincia de Neuquén, a orillas del río Limay. Se trata de la mayor productora de agua pesada del mundo y también la que tiene capacidad para producir con mayor pureza. El agua pesada está formada por oxígeno y deuterio, un isótopo del hidrógeno que tiene un protón y un neutrón, y es el elemento que se usa para refrigerar y moderar la velocidad de los neutrones generados en las centrales nucleares que funcionan con uranio natural, como las que funcionan en la Argentina. Desde una carpa frente al Congreso Nacional, sus trabajadores reclaman por la reanudación de la producción de la planta, que está suspendida desde 2017.

La PIAP se empezó a construir en 1985 como parte del plan que comprendía la construcción de ocho centrales nucleares de uranio natural en el país. Finalmente, empezó a producir agua pesada en 1994 para las centrales locales y también con fines de exportación. En el año 2000 debió suspender su producción por orden del presidente Fernando De La Rua debido a los retrasos en la construcción de Atucha II, y luego la retomó en el año 2004.

La planta tiene capacidad para producir 200 toneladas al año de agua pesada, aunque su récord han sido las 188 toneladas anuales porque siempre ha sufrido limitaciones de suministro de electricidad o gas. Su última gran producción fueron las 640 toneladas de agua pesada para Atucha II y se esperaba hacer otras 600 toneladas para una nueva central de tipo CANDU como parte del acuerdo con China, que fue suspendido durante la gestión del presidente Mauricio Macri. En simultáneo, la planta fue desfinanciada y vaciada de personal.

Los trabajadores de la PIAP instalaron una carpa frente al Congreso Nacional para reclamar por la reanudación de la producción, que está suspendida desde 2017.

Desde 2017 se inició un sendero de retiros voluntarios y renuncias de trabajadores –pasaron de 450 a 105–, lo que complica las tareas de conservación de los equipos y mantenimiento de caños de hasta dos metros de diámetro –que pueden tomar 200 toneladas de agua por hora del río Limay– para evitar la corrosión. En los mejores momentos de la planta también había otros 550 trabajadores empleados en forma indirecta para la PIAP.

Las centrales nucleares argentinas necesitan renovar un 3% de su caudal de agua pesada cada año y desde la PIAP aseguran que no existe stock suficiente. De no poder cumplirse con la demanda de las centrales, la Argentina debería importar un insumo que cuesta unos 900 dólares el kilo y no es fácil conseguir en el mercado, ya que los países suelen tener producción en escala solo para su autoconsumo. En las condiciones actuales haría falta un año y medio para formar a los nuevos técnicos que se necesitaría contratar para poner en producción la PIAP.

TSS estuvo en la carpa del Congreso y habló con Nicolás Ventura, secretario general de la Junta Interna ATE PIAP, quien dijo: “La primera medida debería ser la producción del agua pesada para las centrales nucleares que hoy están en funcionamiento y empezar a pensar en producir para una nueva central nuclear. Hoy deberían hacerse unas 400 o 500 toneladas para tener un stock asegurado. Si no las hacemos nosotros se deberían importar pero es muy difícil hacerlo porque los países consideran al agua pesada como un bien estratégico y no es fácil conseguirla, sobre todo con la facilidad que tenemos nosotros para producirla. Esta es la planta más grande del mundo y la que mayor capacidad de producción en menor tiempo tiene, por eso es difícil conseguir que otros países exporten, porque no tienen mucho resto para vender afuera”.

Hoy el país con mayor producción de agua pesada es India, que tiene unos 20 reactores nucleares en su país, está construyendo cinco más con un diseño propio muy similar a las centrales CANDU y tiene otros diez proyectados. Sin embargo, la producción de sus plantas de agua pesada no supera las 50 toneladas anuales.