Escribe Andrés Kreiner: «¿Qué perdemos sin la cuarta central?»

El reconocido especialista en física nuclear experimental, Andrés KreinerDoctorado de la Universidad Técnica de Munich y responsable del área de Tecnología y Aplicaciones de Aceleradores, Investigador superior CNEA-CONICET y miembro de APCNEANescribe para U-238 y expone la importancia de avanzar con la construcción de una nueva central nuclear con uranio natural y las consecuencias de no hacerlo.

A continuación la nota textual de Kreiner.
A lo largo de casi 70 años, la sociedad argentina logró generar un conglomerado científico-tecnológico-industrial que ha colocado a nuestro país en una posición importante y respetada a nivel internacional en el terreno de las aplicaciones pacíficas de la tecnología nuclear y perinuclear.

Hoy, partes muy importantes de este sector están en grave riesgo. Queremos alertar a la sociedad argentina y al gobierno sobre esta situación. El principal motor de este desarrollo ha sido el Estado a través de sus inversiones y de su gran poder de compra, logrando organizar instituciones de Ciencia y Técnica (CyT) de primera magnitud como la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA) pero también un conglomerado de empresas públicas, como INVAP S.E. (Investigación Aplicada Sociedad del Estado, propiedad del Estado Rionegrino), ENSI S.E. (Empresa Neuquina de Servicios de Ingeniería Sociedad del Estado, propiedad parcial del Estado Neuquino y de la CNEA, con su Planta Industrial de Agua Pesada, PIAP), Dioxitek S.A. y NA S.A. (Nucleoeléctrica Argentina).

Argentina optó, en los 70′ por la línea de reactores de uranio natural y agua pesada, para independizarse de la costosa y compleja tecnología de enriquecimiento de uranio

Además ha sabido convocar a empresas privadas nacionales para conformar emprendimientos conjuntos como CONUAR S.A. (Combustibles Nucleares Argentinos), FAE S.A. (Fábrica de Aleaciones Especiales) y a muchas otras empresas grandes, medianas y PYMES que han apostado al desarrollo de esta tecnología como proveedores calificados.
El gobierno y/o altos funcionarios han anunciado que se cancela el proyecto de la cuarta central (una central de agua pesada tipo CANDU como la de Embalse) y que más aún se da por terminada la línea basada en tecnología de agua pesada. Esta decisión tendrá (y ya está teniendo) consecuencias devastadoras que pasamos a describir y que por eso es necesario revertir a toda costa.

Es pertinente mencionar que la Argentina optó, en la primera mitad de la década de los 70, por la línea de reactores de uranio natural y agua pesada para independizarse de la costosa y compleja tecnología de enriquecimiento de uranio, que aún hoy no poseemos a nivel industrial. Nuestras tres centrales de potencia trabajan de manera segura con aquella tecnología que hoy en día dominamos después de muchos años de trabajo e inversión y que además tiene un gran potencial de innovación (ver más adelante). Una de las más grandes y exitosas inversiones para sostener esta línea fue la construcción de la PIAP, una verdadera joya tecnológica que necesitamos para proveer de agua pesada de altísima calidad a nuestras centrales presentes y futuras y a los reactores de investigación que fabrica y exporta INVAP.

La cuarta central contaba con financiación china del 85% y una participación industrial argentina de hasta un 70%

Acabamos de tomar conocimiento de la dolorosa e insólita circunstancia de que se han acabado los fondos para pagar los sueldos de los trabajadores de la PIAP. Aquí están en riesgo unos 400 puestos de trabajo altamente calificados y además la degradación de estas costosísimas instalaciones que son patrimonio de todos los argentinos. Se pretende dejar una dotación mínima de menos de 100 agentes, con los cuales no es posible preservar la planta de su degradación.

El gobierno acaba de despedir a unos 250 trabajadores de planta permanente de NA S.A. como una primera consecuencia de la cancelación del proyecto de la cuarta central, con financiación muy conveniente asegurada, de enorme interés para nuestro país y se habla de una compra esencialmente “llave en mano” de un reactor chino en el 2022.

la cancelación de la cuarta central conlleva la pérdida de la generación de una enorme cantidad de energía (cerca de 195 Millones de MWh)

Esta es la peor combinación posible. La cuarta central iba a ser financiada en un 85% por China, en condiciones muy favorables, y la participación de nuestro país iba a ser dominante (hasta un 70%) con una perspectiva de continuidad para numerosas empresas pequeñas, medianas y grandes que habían apostado e invertido en RRHH, tecnología e instalaciones. Ésta no es la manera de alentar y cuidar las inversiones productivas realizadas por el sector privado ni el público. La destrucción de la unidad de gestión de NA S.A., donde hay personal altamente capacitado que participó en la muy meritoria construcción y puesta en marcha de Atucha II y que está participando en la igualmente muy encomiable extensión de vida de la central de Embalse (estamos hablando de unas 700 personas altamente capacitadas), no solo es una injustificable dilapidación de un capital humano muy valioso sino que degrada la calidad de la operación de las centrales nucleares existentes que requiere acabados conocimientos y capacidad de diseño y construcción locales. Este capital humano será aprovechado en otras latitudes donde se están construyendo muchas centrales nucleares configurando un nuevo capítulo en la fuga de cerebros de nuestro país.

A este cuadro desolador se suman despidos en Dioxitek, la empresa encargada de fabricar el compuesto base de los combustibles nucleares y el Cobalto 60 con numerosos usos médicos e industriales (Co60 que se produce en las centrales CANDU y que por ende también sufrirá por la cancelación de la cuarta central). Ya ha habido unos 30 despidos, algunos inclusive con alegadas características de persecusión ideológica. El gobierno quiere privatizar la empresa, pero antes la quiere “sanear”. Aquí hay unos 200 puestos de trabajo en riesgo.

Estas decisiones destruirán muchísimos puestos de trabajo altamente calificados (aquellos que el gobierno se comprometió en su campaña a cuidar y fomentar) y ponen en grave riesgo la continuidad de importantes segmentos del sector dilapidando parte del capital acumulado durante casi 70 años de trabajo continuado y fecundo que posicionó a nuestro país entre los más avanzados en tecnología nuclear.

Además de señalar el estrago que representa la pérdida irresponsable de miles de puestos de trabajo (contando lo yá apuntado más los puestos de trabajo de la construcción del área Zárate) muchos de ellos altamente calificados, lo que es lo más preocupante en el corto plazo por sus gravísimas consecuencias sociales, queremos contribuir a cuantificar que es lo que perdemos como país.

El gobierno está destruyendo toda la infraestructura humana y material que posibilitaría la concreción de la cuarta central CANDU. Si no se actúa rápido este daño va a ser irreversible. Sin Unidad de Gestión de NA-SA (aquella que tuvo un rol decisivo no solo en la epopeya de la recuperación y puesta en marcha de Atucha II sino también en la extensión de vida de Embalse), sin PIAP y sin una planta adecuada de Dioxitek no hay cuarta central y se cierran grandes perspectivas de desarrollo futuro.

En primer lugar la cancelación de la cuarta central conlleva la pérdida de la generación de una enorme cantidad de energía (750 MW x 24h x 30 x 12 x 30 años = 194.4 Millones de MWh), que a la Argentina no le costaría prácticamente nada (pues el costo de la central se repagaría con la energía producida) y que, es más, permitiría ahorrar una gran cantidad de divisas por la no utilización de combustibles fósiles. Estamos hablando de un número del orden de los 14.000 Millones de dólares (más del doble del costo de la central).

Además permitiría reducir la irracional quema de estos combustibles que contribuye al calentamiento global, una amenaza real para toda la humanidad de la que algunos no han tomado nota o se hacen los distraídos, cumpliendo con los compromisos internacionales asumidos por nuestro país. Representa una reducción del 2.5% de las emisiones totales durante 30 años. El ahorro sería de 144.6 (4.82 por año durante 30 años) MTn de CO2 equivalente a 31 Mvehículos particulares (1.03 Mvehículos por año durante 30 años) ó 336 Mbarriles petróleo (11.2 Mbarriles por año durante 30 años) ó consumo eléctrico de 22 Mhogares/año (722000 hogares por año durante 30 años) ó 36600 turbinas de viento (1220 turbinas por año durante 30 años).

Solo CONUAR y FAE perderían una participación del orden de 200 MUSD y en total se perderían como mínimo 3000 MUSD para todos los contratistas.

Planta Industrial de Aagua Pesada
Dados los inventarios de agua pesada en las centrales existentes de 1220 toneladas (Tn) (250 Tn para CNAI, 450 Tn para CNE, 520 Tn para CNAII), estimando las pérdidas de operación de una manera conservadora y sumando los requerimientos de agua pesada para el reactor de investigación RA-10 y el Pallas para Holanda (cuya licitación ganó recientemente INVAP) necesitaríamos durante toda la vida útil de las centrales como mínimo 500 Tn. Esto implicaría como mínimo 5 años más de operación de la PIAP.

Si establecemos el valor del agua pesada en 650 USD/kg (650.000 la tonelada), nos daría un costo como mínimo de 325 MUSD (con la carga inicial de la cuarta central estaríamos hablando del doble más la reposición). Esto es lo que nuestro país tendrá que gastar si la PIAP se abandona.

Es importante remarcar aquí que si el «Mercado» se entera que Argentina no produce más agua pesada es muy probable que el precio internacional suba considerablemente.
En cuanto al costo de la PIAP, lo que se pagó fueron 970 millones de Francos Suizos de los años 80 pero este no se puede considerar el valor de la instalación hoy en día, que sería sustancialmente mayor.

Dioxitek.
El UO2 hoy cuesta entre 55-60 USD/kg dependiendo de las condiciones del contrato y de la cantidad que se compre. Anualmente se consumen alrededor de 200 toneladas al año (con Embalse y las 2 Atuchas funcionando). Equivale a 12 MUSD/año, o sea 360 MUSD en 30 años. Con la cuarta central se agregarían aprox. 180 MUSD más.
Con la cancelación de la IV Central CANDU, el presupuesto del proyecto NPU (Nueva Planta de Uranio de Formosa) se disminuyó en 40 MUSD. Originalmente era de 150 MUSD y ahora se calcula en 110 MUSD, ya que originalmente serían 2 líneas de producción y ahora con la cancelación de la cuarta central solamente tendrá 1 línea de producción. No hay proporción entre el “ahorro” y el perjuicio.
En cuanto a la producción de Co60 se puede decir que el material tarda 18 meses en irradiarse en Embalse, luego de ese tiempo tenemos 4,5 millones de Ci. Por lo tanto, con una producción normal en Embalse tenemos 3 millones de Ci al año. El precio x Ci es de 1,5 a 2 USD aproximadamente. De los 3 millones de Ci al año que se producen en Embalse, aproximadamente 400 mil Ci se venden localmente y 2,6 millones se venden en el exterior. Entonces tenemos por ventas aproximadamente 4,5 MUSD al año.
Por lo tanto, con Embalse produciendo a pleno y con lo que podría haber sido Atucha III podríamos producir 6 millones de Ci al año que nos hubieran reportado una facturación aproximada de 9 MUSD al año por ventas de fuentes de Cobalto 60.

Consideramos que la cancelación de ninguna manera se puede justificar por consideraciones económicas. El abandono de una tecnología probada que dominamos, con el consiguiente desmantelamiento y pérdida de una enorme infraestructura humana y material, en aras de una tecnología que no poseemos ni dominamos es un grave error. Es bueno que la Argentina incursione en nuevas opciones, como de hecho lo viene haciendo desde hace tiempo, pero preservando lo que tiene. Las dos tecnologías pueden ser complementarias si se hace una planificación cuidadosa (ver más adelante).

La diferencia fundamental entre una central de agua pesada y una de agua liviana radica en el fenómeno físico que el agua pesada, D2O, tiene una bajísima absorción de neutrones comparada con el agua liviana y esto permite no solo trabajar con uranio natural o levemente enriquecido (con el consiguiente gran ahorro en el costo del combustible) sino que la mucho mayor disponibilidad de neutrones permite aplicarlos para la producción de nuevo combustible (breeding) y de radioisótopos muy importantes para la salud y otras aplicaciones industriales. Argentina dispone de este precioso insumo en una de las plantas más grandes y mejores del mundo.

Queremos agregar algunos elementos relativos al potencial de innovación y otros subproductos de las centrales de agua pesada.

  1. Ya existen conceptos de reactores de agua pesada reproductores (breeders) que pueden producir más combustible físil del que consumen (tanto 239Pu a partir de 238U, como 233U a partir de 232Th, elemento unas 5 veces más abundante en la corteza terrestre que el uranio). Esto convertiría a la energía nuclear en un recurso prácticamente inagotable. En particular, la India ha hecho punta en ésta temática con el Advanced Heavy Water Reactor (AHWR). Este país tiene 13 reactores de agua pesada funcionando (sobre 47 a nivel mundial). Estas centrales son muy seguras y utilizan el uranio muy eficientemente.
  2. También hay otro diseño innovador de reactor reproductor, el Advanced CANDU Reactor (ACR, de generación III+, en particular el ACR-1000) canadiense, que plantea utilizar agua liviana como refrigerante para ahorrar costo en D2O. Otros conceptos más avanzados de generación IV plantean el uso de agua supercrítica como refrigerante. Canadá tiene 22 reactores de agua pesada funcionando y la Argentina ha desarrollado una importante colaboración con ese país.
  3. La complementariedad entre las dos tecnologías (agua pesada y uranio enriquecido) estaría dada por la posibilidad de reutilizar combustible quemado en una central de uranio enriquecido (PWR, Pressurized Water Reactor) en una de agua pesada que podría seguir extrayéndole energía por su muy superior balance neutrónico. Esto contribuiría también a quemar residuos radiactivos de alta radiotoxicidad y muy larga vida media, como plutonio y actínidos menores acumulados en los elementos combustibles quemados.
  4. El tritio que se produce en los reactores de agua pesada y su producto de decaimiento, el costosísimo 3He, junto al deuterio tienen muy importantes aplicaciones en medicina y en la industria nuclear y petrolera. Además el tritio y el deuterio están en la base de la posible futura fuente inagotable de energía limpia por fusión termonuclear. Ya se ha mencionado la producción de Co60.

No podemos desperdiciar el futuro de nuestro país de esta forma. Pedimos que se reconsidere y revierta esta decisión.