Atómicamente original

Técnicas analíticas basadas en aceleradores detectan falsificaciones de obras de arte.

Datación por radiocarbono
Todos los seres vivos, y por extensión el lienzo (de fibras naturales) o el marco (de madera) de un cuadro, absorben carbono de la atmósfera, incluido carbono 14, que es un isótopo inestable que se desintegra a una velocidad conocida. Cuando una planta o animal muere, deja de absorber carbono y el carbono radiactivo ya acumulado se desintegra. Es posible determinar la antigüedad de un material a partir de la cantidad de carbono 14 presente, midiendo con AMS la proporción de los isótopos del carbono. Esta técnica, conocida como datación por radiocarbono, se utiliza mucho para datar fósiles y, desde hace poco, para datar presuntas falsificaciones de arte. “La datación por carbono 14 de lienzos determina la antigüedad máxima de una obra de arte atendiendo al tiempo transcurrido entre el cultivo del lino con que se fabricó el lienzo y el momento en que se pintó la obra”, señala la Sra. Lucile Beck, responsable del Laboratorio de Medición de Carbono 14 de la Universidad de París-Saclay en Francia.

La cantidad de carbono 14 en la atmósfera ha fluctuado en los últimos años, sobre todo desde mediados de la década de 1940 y 1950, como resultado de los ensayos de armas nucleares. La concentración de carbono 14 en la atmósfera alcanzó su máximo nivel en torno a 1964 y ha disminuido desde entonces. “Podemos determinar con facilidad los materiales que contienen radiocarbono reciente derivado de armas dado que sus concentraciones de carbono 14 superan los niveles anteriores a los años cincuenta”, explica la Sra. Beck.

Durante una investigación sobre posibles falsificaciones llevada a cabo en 2019 por la Oficina Central para la Lucha contra el Tráfico Ilícito de Bienes Culturales de Francia, la Sra. Beck realizó pruebas con dos cuadros de una colección que, según se creía, databa de finales del siglo XIX y principios del XX. El personal investigador reunió muestras de fibra de los lienzos y las redujo a aproximadamente un miligramo de carbono, que a continuación se midió con AMS.

“Gracias a la datación por radiocarbono con AMS, pudimos demostrar que dos cuadros (uno impresionista y otro puntillista) eran falsificaciones —concluyó la Sra. Beck—. Dado el exceso de carbono 14 detectado en las fibras, los cuadros no pudieron ser pintados a comienzos del siglo XX por los supuestos artistas, fallecidos en los años cuarenta, pues el contenido de las fibras reveló que los lienzos se habían fabricado a mediados de los años cincuenta o, más probablemente, después de 2000”. Los niveles de carbono 14 medidos se correspondían con los niveles previos y posteriores al máximo alcanzado en los años sesenta.