Cuidar la cadena de frío en Bariloche

La Fundación INVAP desarrolló junto con jóvenes de la Fundación San José Obrero un proyecto para que los centros de salud de Bariloche controlen la cadena de frío de las vacunas Sputnik V contra el Covid 19.

“Si la cadena de frío se rompe las vacunas deben ser desechadas” señaló Erio Schweickardt, integrante del equipo ejecutivo de la Fundación INVAP, quien trabaja en proyectos y vinculación tecnológica. La suma de los materiales para la construcción de los equipos sale alrededor de 100 dólares.

Evitar que ante un corte de electricidad las heladeras dejen de funcionar es «la problemática que nos planteó el director de uno de los Centros de Salud y entonces empezamos a diseñar un equipo de lo más sencillo «, señaló Schweickardt y detalló “se coloca en el interior de las heladeras vigilando la temperatura, que avisa cuando hay cortes de luz a través del celular o cuando la temperatura de la heladera está fuera de los rangos razonables y además registra permanentemente las temperaturas del aparato de refrigeración y de los ambientes que uno quiera medir”.

Por su parte «el grupo de Reparadores de Electrodomésticos de la Fábrica de Futuro de la fundación San José Obrero estará a cargo del servicio de control y programación de los equipos que controlan la temperatura de las heladeras que contienen las vacunas y los medicamentos», explicó Fernando Fernández Herrero, referente de la ONG.

Tras la puesta en marcha de los aparatos, se requiere trabajo de mantenimiento, recuperación de datos y configuración; en una segunda etapa, se aspira a que integrantes del grupo se capaciten en la reparación de los equipos y en una tercera, ya en la fabricación

Tres meses atrás, un grupo conformado por tres chicos y tres chicas, de 18 a 25 años, inició un taller de reparación de aparatos electrónicos y ya cuentan con una base de conocimientos de electricidad y electrónica.

Una fundación que trabaja en la inclusión de los jóvenes
En febrero, la Fundación San José Obrero cumplirá 3 años desde que empezó a funcionar con el eje en la inclusión social de los jóvenes y la articulación con las instituciones del Estado. Hoy funcionan talleres de herrería, carpintería, construcción, gastronomía, reparación de electrodomésticos y un proyecto de huerta e invernadero.

“El trabajo fuerte comenzó a fines del 2016 cuando cerró el programa País de la Sedronar para darles un lugar a los chicos que se quedaban sin ese espacio. Un año después se conformó la fundación y empezamos a arreglar el lugar. Después lo ampliamos. Pensamos en un aula más y otra más. Y hoy son 280 metros cuadrados”, recordó Fernández Herrero, quien reconoce que este año “explotó el laburo. Tiene que ver con el agujero negro de la cuarentena y la crisis. Pasamos de 15 chicos a 80”.

Las becas para los jóvenes son aportadas por el municipio, el gobierno provincial y el nacional; y hoy la fundación avanza con un proyecto de construcción de viviendas sustentables, coordinados por equipos del Conicet, una iniciativa maderera con Parques Nacionales y la construcción de jaulas para controlar la población de jabalíes y la construcción de un “invernadero escuela” junto con el INTA.