Fusión lista

Entrevista a Melanie Windridge, Directora en el Reino Unido de Fusion Industry Association, Consultora de Comunicaciones en Tokamak Energy y fundadora de Fusion Energy Insights.

Hay un viejo chiste que dice que “la fusión nuclear es la tecnología que siempre está a tan solo 30 años”, ¿es eso cierto?
Es verdad que es un chiste clásico sobre la fusión, pero es un poco triste porque, en realidad, sí que se está avanzando. Actualmente están confluyendo ciertos factores que permiten avanzar en la fusión. En primer lugar, la ciencia ha madurado; actualmente entendemos bien la física del plasma y gracias a conceptos como los tokamaks se han podido generar reacciones de fusión. A eso hay que sumar las nuevas tecnologías, como la computación de alto rendimiento, que permiten mejorar las simulaciones y la modelización del plasma; la inteligencia artificial y el aprendizaje automático, con los que se pueden optimizar y controlar las operaciones; y los superconductores de alta temperatura, que pueden producir campos magnéticos mucho más fuertes para confinar mejor los combustibles de fusión. Los láseres de hoy día, mucho más potentes y eficientes, podrían impulsar la fusión por confinamiento inercial y los avances en la fabricación podrían ayudar a reducir los costos de los experimentos y de las futuras centrales eléctricas.

Un dato que ha de tenerse en cuenta es que ahora el público está más interesado en las soluciones climáticas y los gobiernos están fijando metas de emisiones cero. También está el sector privado en el ámbito de la fusión, que hasta el momento ha atraído inversiones por un valor de unos 2000 millones de dólares de los Estados Unidos. La Fusion Industry Association ya cuenta con unos 25 miembros, e incluso las empresas de petróleo y gas están empezando a interesarse por la fusión.

Para hacer frente al cambio climático, muchos países están apostando por la descarbonización a gran escala para 2030 y la neutralidad en carbono para 2050. ¿Llegará la fusión demasiado tarde para contribuir al cambio?
El físico ruso Lev Artsimovich dijo una vez: “La fusión estará lista cuando la sociedad la necesite.” Pienso que así es. Lo ideal sería haber resuelto la fusión hace 30 años y que hoy estuviera lista para su despliegue. Sin embargo, en el pasado no se daban las condiciones adecuadas para la fusión y no existía el tipo de motivación necesaria ni las posibilidades para lograrla.

Así que, aunque la fusión no esté disponible a tiempo para contribuir a los objetivos fijados para 2050, será necesaria en la segunda mitad del siglo cuando la demanda de energía sea aún mayor. Pero ahora tenemos que esforzarnos con denuedo para conseguir que la fusión esté incluida en la red antes de 2050.

En su opinión, ¿Qué obstáculos podrían impedir el avance de la tecnología y cómo podrían sortearse?
Tenemos que superar una serie de dificultades que se presentan en diferentes etapas. La primera de ellas es conseguir que una reacción de fusión produzca más energía de la que consume. A este hito le llamamos punto de equilibrio. Una vez sobrepasado el punto de equilibrio, hay que construir una central piloto que pueda generar electricidad. Cuando lo consigamos, podremos planificar el despliegue comercial.

Entre el punto de equilibrio y la primera generación de electricidad hay barreras técnicas, por ejemplo, cómo extraer la energía y producir más combustible de tritio. El entorno de fusión también plantea dificultades en cuanto a los materiales; necesita calor y frío extremos si se utilizan imanes superconductores, así como campos magnéticos fuertes. Aun así, el mayor problema lo plantean los neutrones de alta energía, ya que pueden ocasionar muchos daños a los materiales. Por esa razón es muy probable que cada cierto tiempo tengamos que sustituir determinados componentes de las centrales eléctricas, así que necesitamos diseñar una máquina en la que esto se pueda hacer de forma rápida, fácil y económica.

Además de la física y la ingeniería, la comunidad de expertos en fusión también tiene que hablar con los gobiernos sobre la reglamentación para que, cuando ya estemos listos para construir, no haya trabas en el proceso de concesión de licencias. Por último, también está el factor de la aceptación pública y la necesidad de que la población también dé su visto bueno al desarrollo de la fusión. Tenemos que reflexionar acerca de todas estas cuestiones y empezar a hablar ya sobre ellas. De hecho, ya lo estamos haciendo.

Actualmente casi 800 millones de personas viven sin acceso fiable a la electricidad. ¿Es la fusión nuclear una solución para ellas y qué está haciendo el sector para hacer partícipes a los países en desarrollo?
Cuando en 1985 Reagan y Gorbachov hablaron por primera vez del proyecto internacional de fusión, ITER, en su famosa reunión celebrada en Ginebra al calor de la chimenea, dijeron que querían que la fusión estuviera al servicio de toda la humanidad, y ese sigue siendo el objetivo. El ITER está planificando un programa educativo abierto a todos los países, que tiene por objeto crear la fuerza de trabajo futura en el ámbito de la fusión. Esto es importante si queremos expandir la fusión en todo el planeta.

Apenas comienza a establecerse la colaboración público-privada, que ayudará a reducir los costos y compartir los riesgos. Esta cooperación será especialmente importante en los países en desarrollo y probablemente necesitará asistencia intergubernamental.

La física y la energía nuclear son ámbitos tradicionalmente dominados por hombres. ¿Qué se está haciendo en el sector de la fusión para lograr una industria con más equilibrio de género?
Hace ya mucho tiempo que la gente es consciente del desequilibrio de género presente en los ámbitos de la física y la fusión, y ha habido iniciativas para cambiarlo, pero va a ser un proceso lento que implicará a varias generaciones.

Llevo casi 20 años participando en iniciativas que intentan cambiar las percepciones basadas en el género. En algunos de los laboratorios más importantes se están tomando medidas activas para resolver la cuestión de género mediante programas centrados en mejorar la diversidad y crear redes para aumentar la inclusión. En las empresas privadas, que suelen ser muy pequeñas, resulta más difícil.

Pero no se trata solo de lo que los laboratorios pueden hacer, sino también de lo que nosotros podemos hacer a nivel individual. Hace poco creé @womeninfusion en Instagram para dar a conocer a las mujeres que trabajan en este ámbito y ayudar a motivar a la siguiente generación de mujeres jóvenes a que se dediquen a la física.

 

 

Fuente: OIEA