Nanocápsulas de carbono contra el cáncer

La nanomedicina es una rama de la medicina en la que se aplica la nanotecnología a las ciencias de la salud. Una de sus principales herramientas se basa en las nanocápsulas. Su aplicación principal es la realización de estudios de imagen biomédica, para la cual se precisa una radiactividad baja.

Una aplicación más reciente y muy prometedora consiste en utilizar nanopartículas radiactivas por vía intravenosa para eliminar tumores, con dosis de radiactividad muy elevada. Esta técnica resulta más segura que la terapia de radiactividad tradicional y otros tratamientos, ya que se aplica solo al tejido afectado.

Un estudio avanzado de nanotecnología, con la participación del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), ha desarrollado nanocápsulas de carbono que se activan con radiación y ayudan a reducir la proliferación y crecimiento de los tumores cancerígenos. Estas nanocápsulas se irradian con neutrones para lograr niveles elevados de radiactividad que destruyen las células tumorales y, de esa manera, reducen el crecimiento y proliferación de los tumores. Tras probarlas en experimentos con ratones, se ha comprobado que las nanocápsulas reducen algunos tumores, previenen su proliferación y reducen su ritmo de crecimiento. Según fuentes del CSIC, serán necesarios más estudios para calcular las dosis óptimas y los efectos secundarios.

Las nanocápsulas están formadas por nanotubos de carbono compuestos por láminas de grafeno impermeables que evitan que los átomos radiactivos del interior salgan y afecten a otras partes del cuerpo. Los átomos del interior son de cloruro de samario, un elemento químico que se utiliza en hospitales como paliativo para metástasis óseas. Estos átomos no son radiactivos, pero una vez introducidos en las nanocápsulas se irradian con neutrones para su aplicación.

De esta manera, se pueden llenar los tubos y procesarlos en cualquier laboratorio sin necesidad de instalaciones radiactivas ni correr riesgos de exposición a la radiactividad. También reduce la generación de residuos. Las cápsulas se pueden almacenar con total seguridad hasta el día de su utilización.

El estudio forma parte del proyecto europeo RADDEL (RADioactivity DELivery), y ha sido realizado por un equipo internacional formado por investigadores del CSIC, el Instituto de Ciencia de Materiales de Barcelona (ICMAB) y el Instituto Catalán de Nanociencia y Nanotecnología (ICN2), así como centros de investigación de varios países europeos y la empresa Cis Bio International.