La presidenta Dilma Rousseff dispuso la importación del uranio, ante la imposibilidad producirlo, debido al atraso en de las inversiones en la cadena de producción de dicho combustible nuclear, por parte de la estatal Industria Nucleares Brasil (INB).
En este sentido, Luiz Felipe da Silva, director de Minería y asesor especial de la presidencia de INB manifestó: “El primer núcleo de Angra 3 consumirá entre 600 y 600 pocas toneladas de U308 (concentrado de uranio conocido como “yelloewcake”) que, obviamente, no tenemos condiciones de abastecer, entonces, algo vamos a importar”.
A pesar de que Brasil cuenta con una de las diez reservas mayores de uranio del plantea, con cerca de 300 mil toneladas, los vaivenes del gobierno con respecto a la continuidad de la energía nuclear, llevaron a que las proyecciones iniciales no lograran concretarse. Originalmente, la central estaba programada para entrar en funciones durante 2015 pero las proyecciones se pospusieron para julio de 2016.