A raíz de las críticas que se pronunciaron en los últimos días sobre la gira presidencial por China, el ministro de Planificación, Julio De Vido, definió a los acuerdos firmados con el país asiático como «inversión real, transferencia de tecnología, desarrollo industrial y trabajo argentino» y dijo que serán «un motor fundamental para el fortalecimiento de la cooperación» y de futuras inversiones.
“Estos acuerdos permiten inversiones reales y concretas en sectores clave de la economía y son diametralmente opuestos a las que esos mismos sectores llamaban inversiones durante la década del ’90, cuando no eran más que la compra del patrimonio público a precio vil o endeudamiento a tasas siderales para pagar el gasto corriente y sostener la ficción del 1 a 1 que terminó eclosionando en la crisis del 2001″, señaló.
El ministro enfatizó que «se suscribieron más de 15 acuerdos en materia de infraestructura, minería, energía nuclear, energía renovable, telecomunicaciones y aeroespacial, que sin duda fortalecerán esta alianza estratégica fundamental».
Según De Vido, este fortalecimiento de la relación entre ambos países «tuvo como correlato la fuerte presencia de empresas chinas asociadas a pares locales en la licitación para la construcción de las represas Néstor Kirchner-Jorge Cepernic, un complejo hidroeléctrico sobre el río Santa Cruz que contará con una potencia de 1740 megavatios”.
Entre los acuerdos, valoró el trabajo conjunto para la construcción de la cuarta central nuclear (Atucha III), que llevará adelante como contratista Nucleoeléctrica Argentina (NA-SA), bajo la supervisión de la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA) y la Autoridad Regulatoria Nuclear (ARN); y la posible construcción de la quinta central nuclear, que marcará el ingreso de nuestro país a la tecnología PWR, siendo la primera de uranio enriquecido y agua natural de Latinoamérica con una potencia de 1000 megavatios.
Finalmente, De Vido subrayó: «Todos los acuerdos firmados generan un gran beneficio para el país debido al completo financiamiento de importantes obras de infraestructura que tendrán una fuerte intervención de las empresas nacionales. Se prevé una participación nacional para en ningún caso menor del 50 de los insumos requeridos, siendo fabricado fuera de nuestro país sólo aquellas piezas que por su especificidad no hay escala para desarrollar aún en Argentina. A partir de esta metodología, se logrará un fuerte impulso en diversos sectores industriales gracias a la transferencia de tecnología», concluyó el ministro.