Medio siglo orbitando la ciencia popular

La licenciada en Letras Clara Ruocco presentó su libro, «Mundo Atómico Una revista argentina de divulgación científica», que tiene como ejes principales los inicios de la industria de la energía nuclear en la Argentina y las bases para convertirse en un motor de desarrollo. La actividad tendrá lugar en la explanada Juan José Saer de la Biblioteca Nacional.

Editada entre 1950 y 1955 por la editorial Haynes, Mundo Atómico se consolidó como un órgano fundamental de divulgación científica, capaz de discurrir sobre los más diversos temas, en un lenguaje que combinó la accesibilidad para el público general y la especificidad para lectores avezados. La creación de la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA), en mayo de 1950, fue el marco de referencia que impulsó el surgimiento de la publicación, que no solo se ocupó de difundir los avances en el campo de la nucleónica, sino que abordó cuestiones de interés general como salud pública, arte y cultura, matemáticas, biodiversidad y tecnología entre otras, dando un lugar de relevancia a los proyectos universitarios y de organismos estatales.

Con respecto a la estructura del libro, la primera parte se ocupa del examen detallado de las decisiones editoriales, el contenido de los artículos, las fórmulas paratextuales, las traducciones, las entidades públicas y los profesionales implicados, la profusa cantidad de ilustraciones, su veta humorística, su discurso emancipador. La segunda pone a disposición un valioso instrumento catalográfico que organiza y describe, por orden cronológico, los 470 artículos aparecidos en los 23 números de la publicación, a la vez que propone un índice alfabético, analítico y por autor.

Según la autora al introducirse en las páginas de la revista de divulgación popular de la ciencia:

«Encontré perlas visuales insoslayables que involucran desde las magníficas portadas del artista santafesino Ascanio Marzocchi Paz hasta fotografías espeluznantes a cuatro colores de operaciones a corazón abierto, pasando por protoinfografías dibujadas a mano, fotomontajes para realizar un buen trabajo de taxidermia en casa o fotos de una estación de altura en la cordillera, tomadas por la pionera local de la fotografía de montaña Ana Rovner de Severino. Vale decir que, si bien el universo de las actividades nucleares fue, sin duda alguna, el gran aglutinante de Mundo Atómico, la revista repasó un arco muy amplio, muy heterogéneo y muy sorprendente de asignaturas, mientras que, a su vez, trató de entrelazar el universo científico dentro del marco más amplio de la cultura de un país presentado de manera radiante –porque, además, hay que sumar el recuento de noticias propias de la Arcadia peronista: relatos sobre el Pulqui II, la locomotora justicialista, los planos de un potencial monumento al descamisado o los anuncios del físico Ronald Richter en la isla Huemul, entre tantísimos otros materiales interesantes–. En Mundo Atómico, también pueden leerse artículos de divulgación de muchos académicos que, con el paso de los años, serán eminencias dentro de sus campos de trabajo. En fin, mi abordaje sencillamente intentó inventariar y dar cuenta de esta amalgama de materiales».

Lejos de ser un rescate vintage, el interés de la autora por esta emblemática revista resulta de la mayor actualidad. La emergencia del covid-19 y la urgente carrera por encontrar una cura, han puesto la atención del mundo en la ciencia y en los medios disponibles para difundirla. Este trabajo, editado en conjunto por la Biblioteca Nacional y Tren en Movimiento, contribuye al conocimiento de un proyecto formidable que el golpe de Estado de 1955 dejó trunco y convoca a reflexionar acerca de la relevancia de sostener en el tiempo políticas de promoción científica y tecnológica que acerquen sus avances a toda la población, promuevan el pensamiento y ayuden a imaginar un mundo mejor.

Para leer el libro clickear aquí.