El país que echa “Raíces”

Por María Laura Guevara. en U-238 Marzo 14

En 2009, el Estado argentino puso en marcha el programa Red de Argentinos Investigadores y Científicos en el Exterior, RAÍCES. Su objetivo, basado en la repatriación de aquellos profesionales radicados en el exterior, hace especial hincapié en la reparación de los vínculos del escenario científico. Los profesionales del ámbito nuclear no fueron la excepción y muchos de ellos han vuelto al país a través de este programa.

El propósito del Programa RAÍCES, perteneciente al Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva, es fortalecer las capacidades científicas y tecnológicas del país, por medio del desarrollo de políticas de vinculación con investigadores argentinos residentes en el exterior, así como de acciones destinadas a promover la permanencia de investigadores en el país y el retorno de aquellos interesados en desarrollar sus actividades en la Argentina.

Difundir las actividades científicas y tecnológicas del país en el exterior e incrementar la vinculación entre investigadores argentinos residentes en el país y en el extranjero, son algunos de los objetivos que pretende cumplir este programa, que funciona bajo dependencia directa de la Dirección Nacional de Relaciones Internacionales.

RAÍCES es llevado a cabo por una comisión asesora presidida por la Ingeniera Agrónoma Águeda Suárez Porto de Menvielle, Directora Nacional de Relaciones Internacionales; el Ministro Rubén Buira, perteneciente a la Dirección General de Asuntos Consulares del Ministerio de Relaciones Exteriores, Comercio Internacional y Culto (MRECIC); el Dr. Roberto Salvarezza, presidente del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET) y representantes del Consejo Interuniversitario Nacional, la Unión Industrial Argentina (UIA), la Comisión Nacional de Actividades Aeroespaciales (CONAE), el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA), la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA) y el Instituto Nacional de Tecnología Industrial (INTI).

El programa se divide en diferentes tipos de subsidios. Los más destacados son el sub-programa Subsidio Retorno, el subsidio Dr. César Milstein, los premios Raíces y los premios Leloir.

“El subsidio Retorno es una medida de acción del MinCyT para complementar los programas de investigación científica y técnica que tiene la Agencia Nacional de Promoción Científica y Tecnológica (ANPCyT)”, explica la Ingeniera Nuclear Margarita Goñi, representante de la CNEA en la comisión asesora.

Los profesionales que no obtienen becas del CONICET, o no aplican en los PICT que otorga la ANPCyT, pueden aplicar a los subsidios Retorno o a los Milstein. “Por supuesto que para participar la persona debe tener un elevado nivel académico y profesional, estar radicado en el exterior y tener una oferta de trabajo en una institución pública o privada en la Argentina”, enumera Goñi.

“Los profesionales que participan del programa tienen que dedicarse a la investigación. No se brindan subsidios a científicos para que cumplan un rol que no sea el de investigar. Si no hacen investigación, no entran”, agrega.

En sí, el Subsidio Retorno consiste en otorgarle al profesional el pasaje de regreso y un estipendio que le permita pagar los gastos de reubicación en el país. También se brinda una ayuda para que los cónyuges de los profesionales involucrados en el programa consigan empleo.

Por otro lado, el sub-programa Milstein promueve la vinculación de los investigadores argentinos residentes en el exterior con el medio científico y tecnológico local. El científico que aplica para obtener este subsidio, debe venir al país a realizar actividades académicas y/o de investigación por un tiempo estipulado entre uno y cuatro meses. El Estado argentino subsidia el costo del viaje, los movimientos internos y una pequeña suma de dinero para los gastos durante su estadía.

“El subsidio Milstein es muy interesante, porque permite mantener y alimentar los vínculos con profesionales argentinos que han migrado al exterior, se han instalado allí y no van a volver”, opina Goñi. Tanto el Retorno como el Milstein son acciones de ventanilla abierta, es decir, que las solicitudes pueden presentarse con la antelación que requiere el programa (6 meses), pero en cualquier momento del año. El único requisito es que un organismo de ciencia y técnica respalde la solicitud.

La repatriación

Hasta 2009, se calcula que la cifra de científicos radicados en el exterior rondaba alrededor de los cinco mil. “En ese momento, la tarea que nos ocupó fue ver quiénes querían regresar y cómo se los podía ubicar laboralmente. Esa tarea significó que la mayoría de las personas en condiciones de regresar ya lo han hecho”, relata Margarita Goñi.

Desde que se puso en marcha la iniciativa, se han adjudicado más de mil subsidios Retorno. De los mil subsidios que se han otorgado, más de 150 han sido científicos repatriados a CNEA o a alguna de sus empresas asociadas.

“Desde el comienzo del programa hasta hoy, ha ido cambiando el tipo de profesional que aspira a conseguir un subsidio Retorno, lo que nos obliga a replantearnos los criterios de selección y aprobación. Cuando recién comenzó el programa, había una gran demanda”, ilustra Goñi y agrega: “Ahora estamos empezando a ver el caso de profesionales que han ido a perfeccionarse al exterior, que quieren volver y no tienen un curriculum tan abultado como casos anteriores”.

Doscientos treinta son los subsidios Dr. César Milstein que se han entregado desde que se inició el programa, alcanzando un promedio de treinta Milstein otorgados por año. “En general, todos los profesionales sienten una gran deuda con la excelente formación profesional que tuvieron y les encanta tener la posibilidad de hacer alguna devolución al país. Hay mucha generosidad y apertura, y eso está relacionado a la mirada que ha hecho la patria sobre el campo de la ciencia y la técnica”, explica la ingeniera.

RAÍCES no tiene un límite asignado. Se pueden aprobar todos los subsidios que sean pertinentes. Todas las personas que cumplan con las condiciones de excelencia, y hayan estado un mínimo de tres años radicados en el exterior, que vengan a hacer tareas de investigación en un organismo de ciencia y técnica, y que realmente retornen, pueden formar parte de las diferentes líneas de acción propuestas por el MinCyT.

El éxito del programa no radica sólo en los logros científicos alcanzados, sino en la reparación histórica de vínculos y personas que, décadas anteriores, se sintieron expulsadas del país por la falta de oportunidades y hoy tienen la oportundad de volver a su tierra y de continuar su desarrollo profesional.

“Cuando nos ponemos en contacto con estos compatriotas que están en el exterior, nos damos cuenta del enorme valor que tiene para ellos que el país tenga una mirada de reconocimiento hacia el esfuerzo que han hecho para poder continuar con su carrera profesional fuera del país. Y también la oportunidad del vínculo, que es lo que los alivia de la gran pérdida que fue tener que migrar. Nosotros nos sorprendimos de lo agradecido que están con esta posibilidad”, cuenta la representante de la CNEA.

La CNEA en RAÍCES

La Comisión Nacional de Energía Atómica participa activamente en el programa RAÍCES y pone especial esfuerzo en la reparación de los vínculos y en las relaciones con aquellos científicos que han egresado de sus institutos y que, por diferentes circunstancias, se han visto obligados a abandonar el país.

La Ingeniera Margarita Goñi se ocupó personalmente de recuperar el contacto con egresados de los institutos dependientes de la CNEA, brindándole “a la base de datos del Programa Raíces una larga lista de científicos vinculados al campo de lo nuclear”. Tal vez, el ejemplo perfecto de los logros alcanzados por este programa, y por el esfuerzo de la CNEA, sea “el caso González Lepera”.

Carlos Enrique González Lepera es graduado de la carrera de ingeniería en física del Instituto Balseiro, especialista en física de altas energías. En 1983 migró a los Estados Unidos y comenzó a trabajar en una empresa de fabricación de radioisótopos, llamada Cyclotope. “Su formación era de tal excelencia que, recién ingresado a la empresa, pudo resolver problemas que arrastraban desde hacía mucho tiempo. Por esa razón, en seguida se convirtió en una persona muy popular y llegó a ser presidente de esa compañía”, relata Goñi.

Luego, González Lepera mudó su actividad científica al Anderson Cancer Institute, en Texas, además de pertenecer a la American Physical Society y a la Society of Nuclear Medicine. Finalmente, en 2012, decidió participar del sub-programa Milstein y regresó al país por un mes para realizar diferentes actividades científicas en los centros de la CNEA.

“En su visita al Centro Atómico Ezeiza (CAE), enseñó a hacer un radioisótopo que sirve para el diagnóstico diferenciado del cáncer de próstata, facilitando el diagnóstico de dicha enfermedad, ya que soluciona un problema de apantallamiento crónico que se presentaba en este tipo de estudios”, explica la Ingeniera Goñi.

Por este hallazgo, González Lepera recibió un Premio Raíces, galardón que se entrega a aquellos argentinos que brindan una colaboración de interés para el campo de la Ciencia y la Técnica.

En relación con el desarrollo y los avances alcanzados en el ámbito nuclear, Goñi aclara que “la Comisión Nacional de Energía Atómica ha hecho una revolución en tantos aspectos en los últimos años y la reactivación ha sido tan monumental que es difícil poder separar y realmente evaluar cuál ha sido el impacto del programa Raíces”. Por esa razón —y en línea con las políticas de Estado llevadas a cabo en el ámbito científico— la CNEA planea elaborar una plataforma propia a través de la cual poder realizar, mantener y actualizar líneas de acción particulares con aquellos profesionales que fueron parte de la Comisión o de alguno de sus institutos y que viven fuera del país.