La Comisión Europea ha presentado recientemente un paquete de medidas en materia energética y climática que los países miembro deberán aplicar en el escenario 2030 con el objetivo de que la economía europea sea competitiva, segura y eficiente.
Para ello, una de las medidas planteadas por el Ejecutivo comunitario ha sido la de fijar un objetivo obligatorio de recorte de emisiones de CO2 para los Estados de la Unión Europea del 40% en el horizonte 2030 (respecto a los niveles de 1990) con el fin de mantener el liderazgo en la lucha contra el cambio climático.
Asimismo, se establece una cuota jurídicamente vinculante de renovables del 27% pero sin metas individuales para cada Estado miembro, ya que los responsables de la política europea entienden la necesidad de respetar las diferencias en la cesta energética de cada país.
En este paquete de medidas sobre energía y cambio climático, la energía nuclear juega un papel fundamental ya que es, junto con las energías renovables, la única fuente generadora de electricidad que no emite gases de efecto invernadero durante su operación. Sin embargo, las energías renovables son necesarias pero complementarias y no pueden sustituir a medio plazo a la generación nuclear por lo que la atómica es, hoy en día, la única fuente capaz de suministrar grandes cantidades de electricidad sin contribuir de forma significativa al cambio climático.
Si bien el objetivo de reducir las emisiones de CO2 en un 40% ya cuenta con el apoyo de España, Francia, Reino Unido, Italia, Alemania, Holanda, Irlanda, Dinamarca, Suecia, Eslovenia, Portugal y Finlandia, estas nuevas medidas deberán ser refrendadas por los jefes de Estado y de Gobierno de los 28 países miembro en una cumbre que se celebrará a finales de marzo.