Impacto Social del Fracking (primera entrega)

El ingeniero electrónico Gonzalo Damian Aranda, especializado en Aplicaciones de la Tecnología Nuclear, es becario en la CNEA desde 2015 y acaba de terminar un Máster en Ingeniería de la Energía en la Universidad Politécnica de Madrid. En dos entregas compartiremos algunas de las reflexiones acerca del Impacto Social del Fracking en la Argentina, que son parte de sus trabajos finales, y por los cuales fué evaluado con altas calificaciones en su maestría.

Desde que en la Argentina se produjo en el año 2011 la pérdida del autoabastecimiento energético, la palabra fracking, y más precisamente el nombre Vaca Muerta, empezó a resonar en todos los organismos académicos y ambientales del país. Más aún, la importancia del
shale gas en la Argentina, empezó a acentuarse cuando en el año 2013 un informe de la U.S. EIA(1) posicionó a la Argentina como el segundo país con mayores reservas de shale gas del mundo y el cuarto de shale oil técnicamente recuperables.

Estas situaciones condujeron al país a intentar avanzar rápidamente en el desarrollo de una industria de la cual no se contaba con el capital necesario para llevar a cabo las inversiones requeridas, la tecnología ni el “know how” para alcanzar la rentabilidad económica de extraer dichos recursos.

Así fue como se fueron implementando una serie de medidas gubernamentales como decretos y leyes, destinadas a favorecer las condiciones económicas para atraer inversiones al país, avanzar sobre la renacionalización de YPF, cerrar acuerdos con petroleras multinacionales y entregar subsidios millonarios para el fomento de la producción de gas.

Estos esfuerzos por alcanzar el autoabastecimiento energético en el menor tiempo posible y revertir la deficitaria balanza comercial, dejaron fuera de debate aspectos preocupantes para la población y las organizaciones defensoras del medio ambiente. Una Nueva Ley de Hidrocarburos escasa en normativa y decretos provinciales para el cuidado ambiental descentralizados del estado nacional, son una muestra de esta situación.

Bajo este contexto, muchos poblados del interior del país se vieron avasallados con la llegada de esta industria a las inmediaciones de sus viviendas. Así, surgieron preocupaciones en la población acerca del potencial daño ambiental, generando movilizaciones y asambleas en contra
del fracking en muchas ciudades de la Argentina.

Al mismo tiempo, estos temores y desconocimientos se entremezclan con la
esperanza de una prosperidad económica que generaría el derrame en términos económicos de la industria del shale. Muchas de estas cuestiones
ya han sido abordadas por instituciones internacionales como la EPA(2)
o la RAE(3) de las cuales se pueden tomar antecedentes, informes u opiniones.

Algunas cuestiones ambientales…
Sobre la contaminación de las aguas subterráneas no existen argumentos sólidos que demuestren que las fracturas producidas a miles de metros de profundidad puedan generar la migración de gas hacia los acuíferos. Sin
embargo, sí existe evidencia registrada en sitios de shale de Pensilvania de mediciones de concentración de metano en acuíferos poco profundos debido a fallas estructurales de los pozos independientemente de la forma de explotación (4). Por tal motivo sería fundamental que se avance en el registro del contenido de metano y otros compuestos en el agua, antes, durante y posterior a la explotación. Esto permitiría distinguir el origen de dichos compuestos, es decir si se debe a una migración natural consecuencia de las características geológicas de los sitios de shale o si el origen es de carácter antropogénico.


En cuanto a la contaminación de las aguas superficiales es importante hacer foco en los efluentes de las plantas de tratamientos y en las capacidades que estas tienen para tratar las aguas residuales. Experiencias recopiladas de los EE. UU. dan cuenta de la presencia de compuestos NORM (5), cloro y bromuro en los sedimentos en las zonas de descarga de líquidos.
Este enriquecimiento de cloro y bromuro en las vías fluviales tiene implicancias importantes en las plantas depuradoras aguas abajo, posibilitando la potencial formación de THM cancerígeno en el agua potable de consumo masivo.

La sismicidad inducida debido a la fracturación hidráulica es generalmente de muy baja magnitud (M 1,0 – 3,8), siendo imperceptible para las comunidades cercanas a los sitios de perforación. No obstante, han existidos casos aislados donde la inyección de fluidos a alta presión activó fallas que llegaron a causar terremotos de magnitudes de entre M 2,0 y M 3,8, como en Horn River, Canadá.

Con relación a Vaca Muerta, el Instituto Nacional de Prevención Sísmica remarcó que las vibraciones originadas por la fractura hidráulica no están en condiciones de alcanzar fallas geológicas de la zona que generen consecuencias para la sociedad. Sin embargo, existe otra actividad a considerar que podría inducir sismicidad es la utilización de pozos sumideros donde las magnitudes de los sismos para una gama de diferentes actividades de inyección de aguas residuales pueden oscilar entre
M 2,0 y M 5,3 (6).

Los efectos sobre el cambio climático global consecuencia de la utilización de gas natural como fuente primaria de energía pueden ser positivos siempre y cuando se cumplan las siguientes premisas:
– Que el precio del gas natural sea lo suficientemente bajo para que desplace al carbón y el petróleo en el despacho eléctrico, pero que al mismo tiempo no influya en las decisiones de inversión en proyectos de generación eléctrica de tipo renovable y la energía nuclear.
– Que la cantidad de metano que pueda fugarse en la producción, tratamiento y transporte del gas natural, el cual supone un índice GWP 21 veces mayor al CO2, no contrarreste los beneficios de sustituir fuentes de energía con una elevada huella de carbono.
– Que se consideren los factores económicos y la fluctuación de los precios, ya que el aumento en la producción de shale gas puede significar una disminución considerable en los precios del mercado local pudiendo
generar un aumento en la demanda de la misma. Este aumento en la demanda que tendería a aumentar las emisiones de GEI.
– Que se consideren otros usos del gas natural además de la etapa de generación eléctrica y upstream como el consumo residencial y comercial, usuarios industriales y transporte, tal es así que en los EE. UU. representa el
55.8% del consumo de gas total.

En cuanto a los efectos sobre la salud humana la principal preocupación reside en las concentraciones de benceno, etilbenceno, xileno, n-hexano o tolueno asociados a las operaciones de shale gas.

Sobre el benceno un estudio (7) que comenzó en el año 2000 realizado en Barnet Shale, EE.UU. arrojó una disminución en la concentración promedio anual para el benceno en contraposición a un aumento sustancial en el número de pozos de shale en la región. El mismo estudio remarcó que solo el n-hexano mostró un leve aumento significativo en la concentración promedio anual. Este estudio sugiere que el benceno medido se deba probablemente a otras fuentes diferentes a las operaciones de gas no convencional. Sin embargo, existe evidencia de que las operaciones de petróleo y gas pueden llegar a ser en algunos casos una fuente significativa de benceno y alcanos para el medio ambiente. Por eso la necesidad de vanzar en una regulación que contemple la medición de los compuestos BTEX.

1 Energy Information Administration
2 Environmental Protection Agency
3 Royal Academy of Engineering.
4 A. Vengosh, R. B. Jackson, N. Warner, T. H. Darrah y A. Kondash, «A Critical Review of the Risks to Water Resources from Unconventional Shale Gas Development and Hydraulic Fracturing in the United States,» Environmental Science & Technology, vol. 15, nº 8334-8348, p. 48, 2014.
5 Naturally Occurring Radioactive Materials
6 R. Davies, G. Foulger, A. Bindley y P. Styles, «Induced seismicity and hydraulic fracturing for the recovery of hydrocarbons,» Marine and Petroleum Geology, Vols. %1 de %2171-185, p. 45, 2013.s
7 A.G.Bunch, C. S.PerryaL, L. Abraham, D. S. Wikoffa, J .A. Tachovskya, J. G.Hixona, J. D. Urbana, M. A. Harris y L. C. Hawsa, «Evaluation of impact of shale gas operations in the Barnett Shale region on volatile organic compounds in air and potential human health risks,» Science of The Total Environment, Vols. %1 de %2468-469, pp. 832-842, 2014.

En la próxima entrega el autor reflexiona sobre las configuraciones urbanas, sociales, laborales y culturales, que se van gestando a la par de la expansión de actividades extractivas a gran escala, como el petróleo, en las ciudades como Añelo, Neuquén.