Dioxitek exporta tecnología y suma a la integración Sur-Sur

Por Sebastián De Toma. en U-238 Marzo 14

A través de la producción y de la exportación de cobalto-60 y de la comercialización en el exterior de molibdeno-99, Dioxitek se ha convertido en una empresa fundamental para establecer a la Argentina como el principal proveedor de radioisótopos a nivel regional. Sin embargo, lejos de ser ésta su única actividad, la empresa estatal nacional —propiedad de la CNEA— es la responsable de la producción de dióxido de uranio, esencial para el funcionamiento de las centrales nucleares argentinas y para completar el ciclo del combustible de manera soberana.

Si de exportación nuclear argentina se habla, la mención a Dioxitek es ineludible. En la actualidad, la compañía es primera productora en Latinoamérica, y la tercera a nivel mundial, de fuentes selladas de cobalto-60 (Co-60). Además, se ocupa de comercializar el molibdeno-99 (Mo-99) que produce la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA), y de producir dióxido de uranio (UO2), imprescindible para la operación de las centrales nucleares argentinas.

Dioxitek es una sociedad anónima estatal creada en 1994, de la cual el 99% de sus acciones están en manos de la CNEA y el 1% restante pertenece a la provincia de Mendoza. La empresa fue creada por el Poder Ejecutivo para asegurar el suministro del dióxido de uranio utilizado en la fabricación de los elementos combustibles, tanto para Embalse y Atucha I como para Atucha II, próxima a entrar en operaciones.

Pero el carácter estatal de la empresa, así como su composición societaria, lejos de pensarse como una política de expansión del sector nuclear, fue producto de la resistencia de los trabajadores de la CNEA. El entonces Ministro de Economía, Domingo Cavallo, creó la empresa como primer paso para la privatización de la producción local de dióxido de uranio, en el marco de una política de desguace del sector nuclear en general. La resistencia de los trabajadores de la Comisión Nacional de Energía Atómica fue tal —en este caso como en tantos otros— que Dioxitek quedó, finalmente, en sus manos. A partir de la presidencia de Néstor Kirchner en 2003 y, posteriormente con los gobiernos de Cristina Fernández de Kirchner, la compañía creció para convertirse en una empresa fundamental en la configuración del ciclo del combustible.

¿Qué hace Dioxitek?

La actividad primaria de Dioxitek —que posee plantas en la Central Nuclear Embalse y en el Centro Atómico Ezeiza— es la producción de dióxido de uranio sobre la base de la purificación de diuranato de amonio (“yellow cake” o torta amarilla). El dióxido de uranio, que Dioxitek produce en la planta industrial que tiene a su cargo en Alta Córdoba desde 1997, pero que funciona desde 1982, forma parte del ciclo del combustible nuclear, el cual comprende las siguientes etapas:

  • La exploración y la prospección del mineral de uranio.
  • La explotación de los yacimientos y el tratamiento de los minerales para la obtención del concentrado de uranio.
  • La purificación y su conversión a polvo de dióxido de uranio.
  • La fabricación de los elementos combustibles.

La empresa purifica el polvo de uranio y lo convierte en polvo para luego transferirlo a Conuar-FAE (Combustibles Nucleares Argentinos-Fabricación de Aleaciones Especiales), quien lo utiliza en la fabricación de los elementos combustibles. A partir de la producción de dióxido de uranio y de la fabricación de los elementos combustibles para sus centrales nucleares, nuestro país logró completar el ciclo del combustible y, en consecuencia, alcanzar la autonomía energética nuclear, lo que significa que la Argentina no necesita de otros países para el funcionamiento de sus centrales nucleares y, además, le permite formar parte del exclusivo grupo de diez países que en el mundo completan el ciclo del combustible junto con Canadá, Reino Unido, Francia, Estados Unidos, Rusia, Turquía, India, Pakistán y Brasil.

En la actualidad, la planta emplea cerca de un centenar de personas y produce 120 toneladas de UO2, aunque pronto dicha producción no será suficiente. En poco tiempo se pondrá en marcha Atucha II, lo cual llevará la demanda de UO2 a 250 toneladas anuales. Por otra parte, comenzará a funcionar el nuevo reactor de investigación RA-10 —en 2018—, y también se iniciará el proceso de construcción y puesta en marcha de la cuarta y la quinta central nuclear argentina —anunciadas por el Ministro de Planificación, Julio de Vido, a fines de junio del año pasado—, lo que incrementará la demanda en la producción de dióxido de uranio. Por esa razón, la nueva planta de Dioxitek en Formosa (ver recuadro), además de contar con tecnología de última generación, incrementará la producción de UO2 en 460 toneladas por año.

La exportación de cobalto-60

En 2002, y a partir de un acuerdo con Nucleoeléctrica Argentina, Dioxitek incorporó la producción de cobalto-60 en su planta ubicada en la Central Nuclear de Embalse. Por sus características, este radioisótopo es altamente demandado en el ámbito de las aplicaciones nucleares, tanto para el sector médico como para el sector industrial. Se utiliza como fuente de radiación para radioterapia médica, radiografía industrial e irradiación de alimentos, así como también para la esterilización de equipos médicos, para el tratamiento de residuos hospitalarios patogénicos y para el tratamiento de enfermedades tumorales. A través de Dioxitek, la Argentina aporta el 10% de la producción mundial de este radioisótopo.

La producción y la comercialización de fuentes selladas de cobalto-60 está regulada por la Autoridad Regulatoria Nuclear (ARN), desarrollada bajo normas de calidad ISO 9000 (desde agosto de 2003) y certificada por la CNEA a través del Centro Atómico Ezeiza (CAE). En conversación con U-238, el ingeniero Alberto Vollmer, gerente general de Dioxitek, explicó: “Se exporta el 90% del cobalto-60 que se produce y, de ese porcentaje, el 95% lo compra la firma REVISS —una joint venture entre Amersham y MAYAK, de Rusia— la cual se ocupa de distribuirlo entre los compradores, en virtud de un acuerdo que en 1999 firmó la CNEA y que Dioxitek continúa”. Esta alianza estratégica consiguió que Dioxitek tuviera un comprador seguro para el total de su producción.

Sin embargo, la estrategia de producción y comercialización de cobalto-60 será reorientada por Dioxitek debido a que la Central de Embalse —donde se produce este radioisótopo— quedará fuera de servicio durante dos años a partir de 2015, para trabajar sobre la extensión de su vida útil. En este sentido, Vollmer explicó: “A fin de año se realizará la última extracción, a partir de la cual se llegará a unos 4 millones y medio, o 5 millones de curies. Con esta cantidad abasteceremos al mercado interno durante cuatro años, lo cual es prioritario para nosotros”. No obstante ello, Dioxitek cuenta, en la actualidad, con dos acuerdos “país-país”: una orden de compra de Brasil por 200 mil curies de material radioactivo y un acuerdo con Chile para exportar 150 mil curies más.

La exportación de molibdeno-99

El molibdeno-99 es uno de los radioisótopos producidos en la fisión del uranio, el cual genera por decaimiento tecnecio-99m (Tc-99M), el radionucleído de más amplio uso en medicina nuclear ya que, por sus características, es ideal para la realización de diagnósticos por imágenes y estudios de procesos metabólicos. Más del 70% de todos los procedimientos médicos que se realizan con radioisótopos hacen uso de él. Como parte de un radiofármaco, su empleo en diagnóstico médico permite visualizar estructuras anatómicas y brinda información sobre procesos metabólicos. La CNEA lo produce en el RA-3 en el Centro Atómico Ezeiza, que se ocupa, además, de abastecer al mercado interno. En este caso, Dioxitek se encarga de su comercialización a nivel internacional, principalmente a Brasil, mientras que las empresas Bacon y Tecnonuclear lo exportan a otros países de Latinoamérica. “Exportamos a Brasil 150 curies por semana, a lo largo de 46 semanas al año”, detalló Vollmer. ¿Cómo se llegó a exportar a Brasil? En 2010, la empresa canadiense Nordion, una de las principales compañías productoras de radioisótopos a nivel mundial, restringió parte de la exportación que realizaba a Brasil, debido a que la autoridad regulatoria canadiense cerró el reactor NRU, que producía dos tercios de la producción mundial de tecnecio-99m. Ante esta situación, Brasil tuvo que salir a buscar nuevos proveedores. Fue entonces cuando, en 2009, la presidenta Cristina Fernández de Kirchner firmó una serie de acuerdos con “Lula” Da Silva, por entonces presidente de Brasil, para proveerle al país hermano dos millones de dosis anuales de tecnecio-99m. Este acuerdo fue posible porque, en 2005, la CNEA decidió repotenciar el RA-3 de Ezeiza para producir el doble de radioisótopos que se necesitan en Argentina, como parte de una estrategia nacional orientada a lograr la autosuficiencia en el ámbito nuclear y contribuyó a potenciar la integración del eje Sur-Sur. Aquí lo político prima sobre lo comercial.

Táctica y estrategia

Además del cobalto-60 y el molibdeno-99, Dioxitek ha tenido la capacidad de saber exportar a otros países uno de los activos más importantes de su empresa: el know-how . Para ello, se han remodelado plantas de irradiación y se las puso en condiciones para el mercado mundial. También se han desarrollado nuevos sistemas de transporte, de seguridad y de carga de fuente radioactiva. Dichas experiencias ya han sido replicadas en Colombia y actualmente se están haciendo en Ecuador.

Dioxitek es auditada por la ARN, el organismo que regula y controla la actividad nuclear en la Argentina, pero además, está bajo permanente control y auditoría del Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA), y de la Agencia Brasileño-Argentina de Contabilidad y Control de Materiales Nucleares (ABACC). Con respecto a las acreditaciones que avalan la seguridad de la planta, Vollmer destacó: “contamos con Certificación ISO 9000, y estamos trabajando para aplicar a la norma ISO14000 —el estándar internacional de gestión ambiental— a fin de año”.

La incorporación de tecnologías, la búsqueda de la excelencia a partir de las normas de calidad y la creciente exportación, tanto de la producción como de su know-how son acciones que, a diario, lleva adelante Dioxitek y que, como tales, reflejan una política de Estado, que se inició con el gobierno de Néstor Kirchner y que continuó con el de Cristina Fernández de Kirchner, de convertir a la Argentina en referente del ámbito nuclear —a nivel regional, pero también mundial— y lograr la soberanía energética a través de la autonomía de nuestro país para completar el ciclo del combustible.

Formosa, hogar del “Proyecto NPU”

Como parte del proyecto de reactivación del sector nuclear argentino que desde 2006 se implementa a través del Plan Nuclear Argentino, que busca diversificar la matriz energética y profundizar la aplicación nuclear en medicina e industria, a principios de 2014 se puso en marcha el proyecto para la nueva planta de procesamiento de dióxido de uranio de Dioxitek. Emplazado en la provincia de Formosa, a 16 kilómetros de la capital provincial. El proyecto, conocido como NPU (Nueva Planta de Uranio) se está desarrollando en un predio de 100 hectáreas, de los cuales se prevé utilizar 17 mil metros cuadrados para la planta cubierta y 3 mil para la descubierta. A ello se le suma la parquización y el arbolado de 110 mil metros cuadrados, por lo que quedarán sin ocupar 770 mil metros cuadrados.

El proyecto NPU incluye el diseño, la construcción, el montaje y la puesta en marcha de la planta de procesamientode dióxido de uranio natural. Para ello, se contará con una planta de 1200 trabajadores para su construcción y operación. De los 750 operarios que se desempeñarán en la etapa de la construcción, 400 lo harán de forma directa y 350, de forma indirecta. La planta contará con 450 operarios, de los cuales 250 lo harán de manera directa y 200, de manera indirecta. De esta manera, el proyecto NPU no sólo buscará constituirse como polo científico tecnológico en la región, sino que también será una nueva y sustancial fuente de trabajo en la zona.

Es por ello que Dioxitek se propone impulsar y desarrollar relaciones institucionales con los centros educativos de la provincia de Formosa a través de convenios de capacitación con las diferentes universidades, para generar instancias de mutuo interés entre la empresa y las casas de estudio, en tanto potenciales formadoras de técnicos y de profesionales.

La nueva planta tendrá la capacidad de producir 460 toneladas de uranio por año, lo suficiente para fabricar 46 millones de pastillas de UO2, de 10 gramos cada una. Según las estimaciones actuales, la energía que consume una familia tipo en un año equivale a cuatro pastillas de UO2. Por eso, la producción de la nueva planta de Dioxitek permitirá proveer de energía al equivalente del consumo de 950 mil familias en el lapso de un año.

La preservación del medio ambiente es un pilar fundamental para Dioxitek. Por esa razón, la nueva fábrica prevé la incorporación de tecnología ZLD, Zero Liquid Discharge, un concepto que elimina la posibilidad del vertido líquido al trabajar sobre un circuito cerrado.Por otra parte, los residuos sólidos serán gestionados por la CNEA de acuerdo con los términos de la Ley Nacional de Residuos Peligrosos, la Ley Nuclear y la normativa internacional vigente. Para los residuos gaseosos, se utilizará una tecnología de filtros absolutos que conseguirá que la emisión de residuos gaseosos sea nula.

Tal como sostuvo públicamente el físico nuclear y docente del Instituto Balseiro, Rolando Granada, la planta de Dioxitek “es una planta química donde hay procesos químicos de por medio, como una planta que produce aluminio, que a partir de un mineral extrae un elemento purificado, como es el dióxido de uranio. Hay procesos químicos, con toda la seguridad adicional que exige la legislación para el tratamiento de estos elementos nucleares”. Esto significa que la planta de Dioxitek no es más peligrosa que cualquier otra fábrica industrial, sino que, como tal, conlleva los riesgos —así como también los beneficios— de cualquier otra planta productiva en el país.

Foto: Gentileza Dioxitek