“El sistema nuclear argentino es el cluster tecnológico más sofisticado del país”

01-fotos-edicion-impresaPor Marina Lois – Fotos: Sebastián A. Vricella – En U-238 # 20. Enero – Marzo 2016

Por primera vez, el Estado argentino cuenta con una subsecretaría de Energía Nuclear, en el ámbito del Ministerio de Energía. Julián Gadano, ex vicepresidente primero de ARN y con una relevante trayectoria en el ámbito nuclear, asumió como el primer funcionario del área. En conversación exclusiva con U-238, habló de los lineamientos estratégicos de la nueva subsecretaría, de la complejidad del sistema nuclear argentino  y de la importancia de generar, desde el sector, instancias de institucionalidad, viabilidad y confiabilidad.

¿Qué significa para el sector nuclear argentino la creación de una subsecretaría de energía nuclear dentro de un Ministerio de Energía?

La decisión de crear una Subsecretaría de Energía Nuclear es una novedad y también una buena noticia, porque significa que el Estado nacional, a través del Ministerio de Energía, decide tomar al tema nuclear como un tema en sí mismo. Ello, de alguna manera, viene a resolver un aspecto problemático desde la división de la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA). La vieja CNEA —la que se conoció hasta la década del 90—se ocupaba, entre otras funciones, de ser la institución que pensaba estratégicamente el sistema. Con su posterior división, no hubo más un ámbito que pensara estratégicamente el sistema —más allá de que en las instituciones del sistema hay gente muy capaz, muy inteligente que lo piensa, pero que son parte de un sistema—. En cambio ahora, la creación de la Subsecretaría de Energía Nuclear le devuelve al sector un área que no está por encima de nadie, ni pretende ser el jefe de nadie pero que sí piensa estratégicamente el camino por el cual el sistema camina. Después del crecimiento desordenado que el sistema tuvo durante estos años, ahora viene el tiempo de pensar, de dar el salto cualitativo hacia la viabilidad, hacia la sustentabilidad y hacia la consolidación institucional. Esto implica que cada organización, que cada institución, cumpla con su lugar.

¿Cómo definirías el sistema nuclear?

El sistema nuclear argentino es el cluster tecnológico más sofisticado del país. La Argentina ha tenido logros muy importantes en este sentido, debido a que el sistema nuclear produce cosas que tienen que ver con el parque de generación eléctrica, pero también con muchas otras áreas como la de medicina, nanotecnología, petrolera, agronómica, entre otras. La Argentina tiene mucho desarrollo, mucho más que cualquier otro país de la región, en los dos campos en los cuales lo nuclear ha realizado grandes aportes: el industrial y el médico. Es un sistema tecnológico en el que el Estado argentino está muy presente. Justamente, la Subsecretaría, aunque sea de energía, va mucho más allá de eso.

Por otra parte, el sistema nuclear argentino es complejo: tiene una empresa estatal que genera electricidad y que ha tomado la responsabilidad de terminar Atucha II, tiene un plan nuclear lleno de posibilidades, tiene empresas estatales que están muy exitosamente presentes en el mundo y que venden exitosamente tecnología; está la CNEA, ese complejo mundo que es la CNEA, del cual dependen, incluso, empresas.Y también está la Autoridad Regulatoria Nuclear (ARN), de donde yo provengo, pero que es un organismo independiente.

¿Cuáles serán los principales lineamientos de la Subsecretaría de Energía Nuclear para el diseño y la implementación de políticas públicas del sector?

Hay una serie de líneas generales que podemos definir. La primera es devolverle a cada actor del sistema su lugar. La CNEA es investigación y desarrollo, es la que tiene que estar a la vanguardia de investigación en materia de energía nuclear y de todas sus aplicaciones, que son muchas. Nucleoléctrica tiene que ocuparse, principalmente, de poner energía en la red de la manera más rápida y eficiente y, deseablemente, ampliar su lugar en la matriz energética. En cuanto a las organizaciones, el segundo término es ordenar la inversión de la mejor manera posible. Hay que consolidar el crecimiento en los aspectos prioritarios para la gestión. Estamos hablando de inversión pública, del dinero de los contribuyentes que hay que gastar de la manera más eficiente posible. Y con esto quiero dejar en claro, para evitar interpretaciones erróneas, que nosotros no estamos hablando de gastar menos, sino de gastar bien. Que cada peso vuelva de la mejor manera posible a la sociedad. Lo que puede parecer una frase de Perogrullo, para nosotros es muy sentida: nosotros gastamos dinero público. Por eso, es necesario que la CNEA sepa discriminar los proyectos estratégicos de los que no lo son, lo cual no significa que aquellos que no lo son no deban seguirse, sino que, quizás, no son estratégicos. Que a los proyectos estratégicos se les dé plazos, se les dé un marco claro de retorno de la inversión, que la CNEA privilegie estar a la vanguardia de la investigación y el desarrollo, que sea el spin off de aquellos proyectos nucleares estratégicos para el futuro. El sector nuclear está constantemente innovando, entonces hay que invertir en innovación.

¿Cuáles son algunos de esos proyectos estratégicos?

El CAREM es clave y vamos a poner todo lo necesario para invertir en él. Lo mismo con el RA-10. Ahora, es necesario tener un plan claro para esos proyectos: cuándo se van a terminar, cómo, después del prototipo, desarrollar un proyecto modular competitivo a nivel internacional. Porque, en definitiva, lo que quiere el Estado es eso. Respecto de Nucleoeléctrica, la intención es devolverle su core-busnisses, digamos, que es poner energía en la red de manera eficiente. Ello puede incluir la construcción de centrales, como sucedió con el exitoso proceso de Atucha II que Nucleoeléctrica orgullosamente terminó, pero que, quizás sin quererlo, la sacó un poco de escala, la ubicó como empresa constructora cuando en realidad su objetivo es poner energía en la red lo más rápido, barato y eficientemente posible.

Nucleoeléctrica está llevando adelante el Programa de Extensión de Vida (PEV) de Embalse

El PEV es, quizás, uno de los objetivos específicos más importantes. Hay que realizarlo de la manera más rápida posible porque por los próximos dos años y medio Nucleoeléctrica no va a contar con una de las tres centrales que actualmente se encuentran operando. El PEV tiene muchas aristas, una de ellas es la técnica: es un proceso muy complejo que implica un gran desafío para la compañía porque tiene que sacar mucho inventario radioactivo, gestionarlo y almacenarlo de manera segura. Hace mucho tiempo que la compañía se viene entrenando y ahora llegó el momento de la verdad. Otra de las aristas es la económica: tiene que hacerse de la manera más rápida posible para volver a poner a la central en la red porque cada KW es necesario. Y está la arista política: creo que, hasta acá, hubo poco diálogo. El Estado argentino tiene que dialogar más y el sector nuclear tiene que dialogar más. Tiene que ser más abierto, más transparente, generar más accountability, una cultura de rendición de cuentas frente a la sociedad, frente a las provincias, frente a los municipios y frente a otros países. Esto va más allá del PEV, pero con él, se pone a prueba. Hay que empezar a retirar los obstáculos que se generaron por falta de diálogo, por una concepción de la política en términos de amigo-enemigo. Por ley, el sector nuclear es federal y no vamos a resignar eso, pero la firmeza no tiene nada que ver con falta de la transparencia. También hay que sentarse con la sociedad civil y abrir el juego y, por supuesto, reivindicar el rol del Estado de tomar las decisiones que le corresponda. No vamos a aceptar, tampoco, que alguien nos trabe un proyecto de esta naturaleza por capricho pero lo primero que tenemos que generar es confianza: con la provincia, con la sociedad civil y con los municipios. Me parece que eso es un déficit político.

¿Cuáles son los desafíos en términos institucionales?

Otro de los desafíos de la agenda es construir una cultura de la transparencia en el sector nuclear. Esto es clave. El sector nuclear viene de años de la cultura del secreto y lo que queremos hacer es cambiar la carga del proceso. Hay tecnologías y procesos que no tenemos por qué compartir, pero hagamos al revés: lo que es reservado, decimos que es reservado y generamos un procedimiento claro y legal para eso. Todo lo demás es público, tal vez con diversas gradaciones. La cultura de la transparencia es central: hacia las provincias, hacia los municipios, hacia otros países y hacia la sociedad civil. El caso uruguayo es un buen ejemplo de eso. Nosotros tenemos un asunto pendiente con Uruguay, que tiene que ver con que ellos puedan enterarse de lo que hacemos antes de los anuncios públicos sobre las decisiones en Atucha. Nosotros estamos seguros y convencidos de que las centrales argentinas son las más seguras del mundo, pero eso no significa que Uruguay tenga que creernos. Y además, anunciarle al país vecino que uno va a tomar una decisión antes de implementarla, es una obligación del Estado argentino en cumplimiento de la Convención de Seguridad Nuclear del cual Argentina es miembro firmante y, por lo tanto, tiene fuerza de ley. Y esto ha sido cumplido parcialmente por el estado argentino. Por supuesto, ello no significa ser ingenuos y bajar las pretensiones de Argentina respecto de otros temas. Pensamos que Uruguay no ha cumplido bien en algunos casos de público conocimiento que exceden lo nuclear, pero una cosa es la firmeza y otra cosa la transparencia. La Argentina va ser más legítima en exigir sus derechos si es eficiente en el cumplimiento de sus obligaciones.

¿El modelo de la ABACC es un modelo aplicable a la relación con Uruguay?

Es una buena pregunta que nos mete en un tema interesante, aunque no admite una sola respuesta. La ABACC ha sido uno de mis temas, lo conozco muy bien, me he dedicado mucho al tema como funcionario de la ARN, la quiero mucho, y la he estudiado como académico. La ABACC es un caso exitoso. No quiere decir que sea un caso perfecto, ningún caso lo es. Todos los días los funcionarios públicos nos levantamos a la mañana a resolver problemas y la ABACC tiene problemas, pero es un caso exitoso. Te diría que es una de las pocas cosas en las que Argentina y Brasil pueden sentirse orgullosos y pueden decir “hagan como nosotros”. Casos de países que pasaron de la competencia a la cooperación son pocos y uno de ellos es el de Argentina y Brasil. Sin embargo, repetir estrictamente la ABACC es muy difícil, porque su objetivo es cumplir con las obligaciones de salvaguardia, hacer contabilidad nuclear entre dos países que tienen un desarrollo similar. Tener una ABACC con Uruguay o, como alguna vez se discutió, de ampliar la ABACC hacia Uruguay, es más difícil porque, algunos dirían, Uruguay va a poder revisar nuestros materiales y no hay mucho que revisar en Uruguay. Ahora, acciones de cooperación, eso seguro. Y te doy otro ejemplo, que es el Foro de Reguladores. Iberoamérica tiene un foro integrado por nueve autoridades regulatorias que funciona muy bien a nivel técnico, ha hecho proyectos reconocidos por el OIEA y ahora está empezando a generar algunas iniciativas de homologación de prácticas, muy incipientes. Hay que aprender de eso. Se puede cooperar, seguro, se pueden generar otras instancias internacionales como el Foro en otros aspectos que no son regulatorios. Y en ese sentido, con Uruguay tenemos todo por delante. ¿Algo como la ABACC? Estrictamente no, pero cooperación internacional que implique construir institucionalidad supranacional, seguro. Y ojalá que, cuando estos cuatro años terminen, podamos decir “algo hicimos”. No sólo con Uruguay sino también con Chile, con quien durante mucho tiempo nos habíamos ignorado en materia nuclear y ahora estamos cooperando en cuestiones de seguridad física. Podemos cooperar en materia de relaciones exteriores para generar una voz común en ámbitos internacionales y, por supuesto, podemos intensificar la capacitación, algo que en la Argentina se viene haciendo hace mucho tiempo. Espero que dentro de cuatro años no solamente podamos decir que hemos cooperado, sino también que construimos institucionalidad en común.

¿Cómo se articula el aporte de la energía nuclear a la matriz energética en función de la estructura de la Secretaría de Energía Eléctrica?

La Secretaría de Energía Eléctrica del Ministerio de Energía está compuesta por cuatro subsecretarías: la de Energía Térmica, Transporte y Distribución de Energía Eléctrica, la de Energía Hidroeléctrica, la de Energía Nuclear y la de Energías Renovables. Es decir que hay decisiones clave; por un lado, la de juntar a todas las formas de generación de energía en una sola Secretaría cuyo responsable es Alejandro Sruoga. Por otro lado, es la primera vez en la historia argentina que las energías renovable y nuclear, ambas energías limpias, tienen un lugar en el nivel de la estructura del Estado, lo cual habla de una concepción estratégica. Las cuatro subsecretarías tienen mucho trabajo en común, tenemos más de una reunión semanal, una de las cuales es con el Ministro. Además, existen subsecretarías que son transversales, una de ellas, por ejemplo, se ocupa del seguimiento de los proyectos que atraviesa a las cuatro secretarías, razón por la cual, nos obliga a cooperar entre nosotros.

El modelo de generación de energía, tal como dice el Ministro, tiene que ser sobre la base de una matriz diversificada. Por eso, una de nuestras políticas es apostar a esa matriz diversificada y, en eso, el sector nuclear tiene un lugar. Un lugar que sea lógico, no uno fuera de escala y un poco delirante como se planificó durante la dictadura, sino lógico y sustentable dentro de la matriz. Una matriz que también apuesta al crecimiento de las renovables y que, aprovecho para decirlo, no va en contra de la nuclear. Ninguna va en contra de la otra. Lo mejor y más eficiente es que las formas de generación de energía eléctrica se combinen. Porque algunas tienen una ventaja que otras no tienen. Por ejemplo, las energías nuclear y la renovabable son más estables que la hidroeléctrica, porque funcionan mucho más cerca del techo de la potencia instalada que la hidro. La nuclear y la hidroeléctrica tienen mucha inversión inicial, pero después son más económicas en sus gestiones. Por otra parte, los hidrocarburos tienen menos inversión de entrada, pero son más caros en la gestión debido a que el combustible es más caro. Y además, tienen todos los problemas que ya sabemos que tienen, pero no podemos prescindir de ellos, lo que tenemos que tratar de lograr es una matriz integrada.

¿Cómo se enlazan los proyectos a largo plazo con los tiempos más acotados de la gestión?

Los gobiernos tienen que tener un componente estratégico en su gestión. Nosotros vamos a invertir en cosas que, para decirlo de alguna manera, no vamos a inaugurar. Eso no nos preocupa en la medida en que podamos irnos diciendo “hicimos lo correcto”. Sin embargo, con respecto a algunos proyectos, creo que tenemos la suerte y el mérito de que algunos sí se van a terminar antes de nuestra gestión. No porque queramos inaugurarlos nosotros, sino porque consideramos que esos son los plazos que ya están, por ejemplo, en el caso del CAREM. Cuando me refiero a ordenar el sistema es precisamente eso, hacer que las cosas se cumplan en tiempo y forma, que se gaste el dinero que se deba gastar. Nada indica que el prototipo CAREM ni que el RA-10 no estén finalizados antes de que termine esta gestión. Aquellas cosas que se empiecen durante nuestra gestión, probablemente no lleguemos a inaugurarlas nosotros, pero no importa, porque nuestro objetivo es cumplir con los plazos que
nos proponemos.

¿Cuáles son los desafíos de la Subsecretaría en lo que respecta al imaginario social sobre lo nuclear que, se sabe, suele ser negativo?

Este es un tema clave. Es cierto que lo nuclear tiene mala prensa, porque la energía nuclear es segura, pero no es intrínsecamente segura. Es segura porque se la gestiona de esa manera. Entonces, fijate qué importante es para nosotros la comunicación. Lo que tenemos que hacer es recuperar la confianza de la sociedad. Por razones históricas, culturales, porque vivimos tiempos ambientalistas, la sociedad desconfía de lo nuclear. Lo que cambió, a nivel social, es la idea de futuro. En la década del 60, la imagen del futuro era la serie televisiva Viaje a las estrellas, en la que el mundo era bárbaro, la humanidad era buena y no había costos para la producción científica y tecnológica. Lo nuclear entraba ahí. Hoy, en cambio, lidiamos con un mundo diferente, con una idea de futuro más vinculada a la película Terminator en donde la humanidad es dominada por las máquinas que ella misma construyó. Y el sector nuclear se mueve en ese mundo. Por eso, lo que tenemos que hacer es, primero, ser conscientes de que la gente no nos tiene confianza y no porque sea tonta, sino por esa imagen que se ha construido.

Le he propuesto al Secretario de Energía Eléctrica y al Ministro, una subsecretaría organizada en tres áreas: una de evaluación de ingeniería financiera de los proyectos, una de evaluación técnica y un área político-institucional que también se ocupe de la comunicación. Que resuelva problemas, que genere confianza en la gente, en otras instituciones estatales y nacionales, en otros países. Volvemos a lo mismo: nada de esto va a funcionar si no somos confiables. Nada de todo esto va a funcionar si cada vez que se tiene que instalar una central nuclear, la gente corta la calle para que no se instale. Yo te puedo mostrar una tonelada de papeles que demuestran que el sistema nuclear se gestiona responsablemente, pero no sólo tiene que ser, sino también tiene que parecer. Y la reacción nuestra no puede ser “la gente no nos entiende”, porque la sociedad tiene derecho a no entendernos. Es lo que la literatura menciona como la desconfianza frente al mundo experto.

Los países del primer mundo deciden exportar el riesgo. Nosotros no podemos darnos ese lujo ni queremos hacerlo porque el sector nuclear para nosotros es sinérgico en términos de desarrollo tecnológico. Ahora, tenemos que generar confianza. No puede ser que el único lugar donde pongamos centrales nucleares sea Lima en donde la población nos tiene confianza porque nos conoce y vive de eso. Por eso, una de nuestras responsabilidades para estos años es poder trabajar de manera tranquila, sin apuro, para poder conseguir nuevos sitios para futuras instalaciones. Eso requiere de los estudios de los geólogos, pero también de que la sociedad sepa de qué se trata.

En términos personales, ¿qué significa haber aceptado el cargo de Subsecretario considerando el gap generacional que caracteriza al sector nuclear?

Desde el punto de vista personal, para mí es un orgullo, una alegría y un agradecimiento. Estoy muy agradecido de trabajar para el sector nuclear porque yo trabajé mucho y pongo mucho de mí, pero tengo la suerte de trabajar en un sector que es muy importante gracias al trabajo que hicieron otros. Y esto lo digo siempre. Con respecto a ese cambio generacional, en los próximos cuatro años asistiremos a ese cambio, pero hay que gestionarlo. Los grandes popes de la energía nuclear, los que vivieron el momento de la central Atucha I, se están jubilando, tienen derecho a hacerlo, no podemos retenerlos eternamente. Nosotros tenemos el desafío de entregarle el sector nuclear a mi generación, a los de cincuenta y algo, para que lo gestione. Para mí es un verdadero orgullo, pero a nivel técnico ese cambio lo van a protagonizar otros que no soy yo.

Por último, quiero enfatizar que el sector nuclear encara unos próximos años que serán maravillosos, porque serán de consolidación, de viabilidad, de institucionalización. Ese es el marco que, desde el Estado, le estamos dando.

 

 

Un premio para la industria nuclear argentina

Este año, Argentina será protagonista de la Nuclear Industry Summit (NIS), la cumbre de la industria que se celebra paralelamente a la cumbre de presidentes sobre seguridad nuclear que se realizará en Washington durante los últimos días de marzo. La razón: a través de la CNEA e INVAP, el país recibirá un premio por ser pionera en la conversión de uranio altamente enriquecido a uranio levemente enriquecido para el funcionamiento de sus reactores de investigación. Gadano, quien adelantó la noticia en exclusiva para U-238 contó que este proceso “es central para la seguridad internacional. Esperamos que en el almuerzo, que es el momento más importante, algún funcionario de relevancia pueda hacer uso de la palabra. Más que nosotros, lo esperan los organizadores”.

Por otra parte, el Subsecretario de Energía Nuclear adelantó que se está trabajando intensamente en la preparación de la cumbre: lo que puedo adelantar es que Argentina va a mostrar en esa cumbre que es un país confiable, que es un país transparente que es un país integrado al mundo, que quiere mostrar confianza frente a otros países y que quiere desarrollarse respetando al resto y que valora muchísimo la seguridad nacional”.

 

Quién es Julián Gadano

Julián Gadano es Subsecretario de Energía Nuclear de la Secretaría de Energía Eléctrica del Ministerio de Energía y Minería de la Nación.

Durante casi cuatro años fue integrante del Directorio de la Autoridad Regulatoria Nuclear (ARN), como Vicepresidente 1° (2014-2015) y Vicepresidente 2°(2012-2014). También fue Asesor del Directorio de 2010 a 2012.

En la Autoridad Regulatoria Nuclear estuvo a cargo de temáticas internacionales (no proliferación nuclear, seguridad internacional), en interacción con la Cancillería y la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA). Además, por sus tareas asociadas a la actividad internacional de la ARN, fue miembro de la Comisión de la Agencia Brasileño-Argentina de Contabilidad y Control (ABACC).

En el ámbito académico, es profesor de materias de grado y posgrado en la Universidad de San Andrés, y Profesor Regular Adjunto en la Carrera de Sociología de la Universidad de Buenos Aires. Es autor de numerosos artículos académicos de análisis político y política nuclear.

El Licenciado Gadano es Magister en Ciencia Política de la Universidad Torcuato Di Tella. Cursó talleres de formación de posgrado en Administración y Gobierno en las Universidades de Florida y Georgetown de los Estados Unidos, durante 1989. Actualmente está realizando el Doctorado en Ciencia Política en la Universidad Torcuato Di Tella.

1 COMENTARIO

  1. Excelente entrevista, desde el punto de vista socio-economico tiene un futuro muy promisorio en los planes nucleares de nuestro pais.

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