Entrevista a Daniel Vega, Doctor en Física

07-fotos-edicion-impresaPor Carolina Martínez Elebi. En U-238 #16 Marzo-Abril 2015.

Daniel Vega es doctor en Física de la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA), donde desarrolla sus trabajos para el Departamento de Física de la Materia Condensada de la Gerencia Investigación y Aplicación. Vega es investigador en cristalografía usando difracción de Rayos X y se especializa en el estudio de polimorfismos en compuestos orgánicos farmacológicos. También es miembro del Comité Argentino de Cristalografía ante la Unión Internacional de Cristalografía y es Consejero de la Asociación Argentina de Cristalografía. Además, se desempeña como docente de Física I y Física II de la carrera Electromedicina de la Universidad Nacional de San Martín y todos los años participa en Laboratorio Cero, donde dicta charlas a grupos de estudiantes con interés en lo científico.

¿Qué es la cristalografía?

La mayoría de los materiales que están dando vuelta en tu vida diaria, que ves cuando andás por la calle, son materiales sólidos y, en general, son cristalinos. Son más estables, les gusta estar en una estructura cristalina antes que en una estructura diferente. Ahí hay muchísima información que uno suele estudiar, porque todas las propiedades de la materia dependen de esa estructura. Entonces, si vos cambiás la estructura, cambian todas sus propiedades.

Nosotros trabajamos en muchas cosas, pero nuestro fuerte es trabajar el polimorfismo en compuestos orgánicos farmacológicos, es decir medicamentos, porque prácticamente no hay otro grupo en el país que lo haga.

¿Qué es lo que estudian en los medicamentos?

No es demasiado complicado. Los medicamentos, en general, se dan en forma sólida porque los sólidos son mucho más estables que los líquidos. Incluso en aquellos que vos necesitás tomar como líquidos te los dan como un sólido y vos después le agregás agua en tu casa. Pasa eso también con los inyectables a los que la enfermera les agrega el líquido para poder inyectar. Pero los sólidos duran muchísimo más tiempo que los líquidos y son menos alterables. Por ejemplo, la luz solar no los afecta o los afecta mucho menos. Así que las moléculas, que son el medicamento que te cura, se conservan mucho mejor si vos lo ponés como un sólido.

Lo importante del asunto es que la solubilidad del medicamento depende de la estructura cristalina, de cómo están agarradas las moléculas. El que diseña el medicamento sabe cuál es la solubilidad y, en función de la solubilidad, dice cuánta es la cantidad del medicamento que tiene que poner dentro del comprimido. Si un medicamento es muy poco soluble, el señor te da una dosis enorme porque sabe que de esa cantidad que él te da, vos vas a asimilar muy poco y eso alcanza para curarte. Pero si cambia la estructura cristalina y cambia la solubilidad, el señor te da la misma cantidad de medicamento, pero vos vas a recibir una dosis mucho mayor y eso te puede matar. Entonces esto es lo que se estudia, las empresas farmacéuticas conocen esto, el Instituto Nacional de Medicamentos (INAME) conoce esto, así que casi todos los productos que se comercializan y se venden en la Argentina pasan por este laboratorio, que es uno de los laboratorios de cristalografía más importante del país.

¿Por qué creés que es importante que haya personas que se dediquen a la investigación en cristalografía? ¿Cuál es el aporte de esta disciplina a la comunidad?

El impacto es enorme. En la geología tenés impactos gigantescos. Toda la minería depende de qué es lo que vos estás extrayendo. Cualquier geólogo conoce, por inspección visual o por microscopía, algo sobre los minerales pero los estudios realmente de fondo se hacen con los equipos que usamos en el laboratorio: cristalografía por difracción de Rayos X o fluorescencia, que son dos técnicas complementarias. Tenés infinitas aplicaciones. Por ejemplo, en la industria del cemento, en la del acero, en la del plástico. El tema del polimorfismo tiene impacto en productos que uno ni se imagina, como en el chocolate. El chocolate tiene polimorfos y ¿qué es lo bueno del chocolate? Que uno se lo ponga en la boca y se derrita. Bueno, ese es el polimorfo de menor punto de fusión.

¿Cómo fue que elegiste esta especialidad dentro de tu carrera?

Hice toda la carrera de Licenciatura en Física y cuando me recibí tenía que hacer la tesis y la hice sobre un medicamento. Me fascinaba. Ese medicamento tenía algo muy particular que es que con la variación de temperatura podías verlo cambiar de un polimorfo al otro, y eso ocurría a una temperatura baja, alrededor de los 60°, y era fascinante. Cuando se lo contamos al señor de la empresa que había llevado el problema, él no entendía de qué hablábamos. Entonces, lo sentamos en un microscopio, pusimos a calentar el medicamento y él veía cómo algo amarillo pasaba a rojo y entendió perfectamente.

¿Cómo era la situación de las carreras científicas en Argentina cuando vos te recibiste?

Cuando hice la tesis tenía 27 años y aquel momento era muy diferente a este, porque yo me recibí en la época de Alfonsín y había algunas becas, pero muy pocas. Y, después de las becas, en general los científicos tenían poca facilidad de ingreso a un puesto permanente, por lo que la mayoría se iba al exterior. Yo también tuve una oferta para irme a Estados Unidos, pero después surgió la posibilidad de quedarme acá, que fue cuando se produjo el descongelamiento de las vacantes y decidí quedarme.

Y en los últimos años, ¿qué cambios notaste?

En general, hubo un cambio muy grande en los últimos diez años. Acá en la Comisión Nacional de Energía Atómica hubo un cambio en la parte de inversión y en los recursos humanos. Lo que más noto es el cambio de la tendencia de irse inmediatamente afuera cuando te recibías y que ahora buscan un lugar para quedarse acá, donde hay más oferta de trabajo que antes. No digo que todos consigan trabajo, pero todos tienen posibilidades.

¿Tenés algún contacto con estudiantes de secundario que estén interesados en la formación científica?

Acá tenemos relación con chicos de secundario una o dos veces por año. Yo participo de una charla que se da en Laboratorio Cero a un grupo de estudiantes que tienen cierta inclinación al área científica. Después de la charla, invito a los chicos a hacer unas experiencias al laboratorio donde estudiamos las diferencias entre Cafiaspirina y Bayaspirina; después estudiamos el Geniol y vemos si es similar a la Cafiaspirina o a la Bayaspirina. Los chicos tienen ciertas libertades para decidir qué cosa quieren estudiar. Se los ve entusiasmados.

Además de la CNEA, ¿en qué otros lugares de Argentina hay cristalografía?

Acá hay cristalografía en la UBA, en la Universidad de La Plata, en la Universidad de Córdoba, en el Instituto Leloir, en el Instituto Nacional de Tecnología Industrial (INTI), en el Instituto de Investigaciones Científicas y Técnicas para la Defensa (CITEDEF), en el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA) y en el Centro de Excelencia en Productos y Procesos de Córdoba (CEPROCOR). También, en general, las petroleras tienen cristalografía asociada al área geológica, al igual que las mineras y las industrias del cemento.

¿Cuál es la situación de Argentina en relación a la región y al ámbito internacional?

Existe la Asociación Argentina de Cristalografía hace diez años y hace dos años se hizo una reunión en Córdoba para formar la Asociación Latinoamericana de Cristalografía. Este año, en septiembre, se va a hacer una reunión en Brasil, que sería la primera reunión formal de esta Asociación, que ahora ya tendría un Estatuto y una sede. En la reunión se hará una primera Asamblea para elegir por primera vez un consejo directivo. Desde Argentina somos varios los que vamos y, de hecho, en el comité organizador de la reunión participa un argentino.

En Latinoamérica hay pocos países que tienen su propia asociación. Brasil, que es la más fuerte; Uruguay; Chile; Venezuela; México; y estuvimos detrás de la conformación de una asociación en Perú y otra en Colombia. Esperamos que a la reunión vayan de todos estos países y también de Cuba, Nicaragua, Costa Rica y quizás de Bolivia y Paraguay.

En el mundo existe la Unión Internacional de Cristalografía y existen asociaciones regionales, como la de la Unión Europea, la americana o la asiática. A nivel mundial, la cristalografía es muy fuerte porque ha tenido muchos Premios Nobel, como Laue, que descubrió la difracción de los Rayos X. 2014 fue el Año Internacional de Cristalografía porque se cumplieron 100 años del otorgamiento del Premio Nobel a Laue, pero de ahí en adelante el listado es enorme. Otros Premios Nobel importantes fueron el que se otorgó por la estructura del ADN y el que se otorgó, en 2009, por la estructura y función del ribosoma.

¿Cuál es la relación entre la Asociación Argentina y la Unión Internacional de Cristalografía?

Hace diez años que tenemos nuestra asociación y cada vez que pedimos algo, nos lo han dado. Tanto cuando organizamos un curso y solicitamos que nos paguen un profesor, como cuando pedimos dinero para estudiantes. Cada tres años se realiza un encuentro anual y el año pasado se hizo en Canadá, que fue muy importante porque justo fue el Año Internacional de la Cristalografía.

¿Qué es lo que más se necesita para tener funcionando un laboratorio de cristalografía?

Primero, existen equipos de distintos valores. Un equipo de mediano valor puede estar 80 mil dólares, pero también están los equipos más costosos, que pueden valer entre 300 y 400 mil dólares. Algunos de estos equipos tienen una vida útil de, por lo menos, diez años, pero nosotros tenemos un generador del año 66 que funciona perfectamente. El otro tema es cuánto demorás vos en formar a un cristalógrafo, porque, en primer lugar, necesitás tener a un grupo que tenga tradición en cristalografía para que tenga los conocimientos. No hay muchos cursos de cristalografía en Argentina, de hecho no hay una carrera, sino que es una especialidad de posgrado y, en algunos lugares, a veces se dan cursos. Igualmente, tampoco es que el curso te da toda la formación necesaria. Lo más importante es el trabajo cotidiano.