El megatelescopio de LLAMA camino a la puna salteña

Avanza el Proyecto Llama.

Se trata de un gigantesco telescopio y su antena desarmados, que arriban  a una plataforma a 4.825 metros sobre el nivel del mar, donde quedarán instalados definitivamente.

El principal equipo del proyecto LLAMA (Large Latin American Millimetre Array) llegó desde Europa en agosto del año pasado y se instalará en el cerro Vecar, en el paraje salteño Abra Alto Chorrillos, donde las piezas serán guardadas mientras se construyen los cimientos para la antena. “Es el equivalente a la base de un edificio, de unos 8 metros de diámetro. Se trata de una obra muy delicada, porque no admite que haya pendiente”, explica Juan José Larrarte, profesional principal del CONICET en el Instituto Argentino de Radioastronomía (IAR, CONICET-UNLP-CICPBA) y colaborador del proyecto.

El proyecto LLAMA (acrónimo de Large Latin American Millimeter Array) es un emprendimiento científico y tecnológico conjunto de Argentina y Brasil, cuyo objetivo es instalar y operar un instrumento capaz de realizar observaciones astronómicas en longitudes de onda milimétricas y submilimétricas. LLAMA es un telescopio Cassegrain similar a los del interferómetro ALMA, fabricado por Vertex AntennenTechnik GmbH, con un reflector principal de 12 metros de diámetro, una precisión en su superficie de 15 micrones, y una exactitud de apuntamiento del orden de 2 segundos de arco. Además del foco Cassegrain, el radiotelescopio tendrá dos cabinas Nasmyth donde se instalarán varios receptores. Este foco se podrá utilizar para instalar tanto una cámara bolométrica como un arreglo heterodino.
Este tipo de proyecto es una muestra viva de la ventaja que significa para el país disponer de RRHH tan calificados. Ingenieros argentinos participaron en el desarrollo de equipos que son claves para el desarrollo del plan espacial de Argentina que tiene bajo su órbita la Conae. A modo de ejemplo se puede mencionar el caso del radar en banda L del satélite SAOCOM: el costo del mismo, cuyo prototipo fue desarrollado en el IAR y su construcción a cargo de la CNEA es de US$ 5 millones, cuyo costo se hubiera elevado a nueve veces (US$45 millones) si el país lo compraba llave en mano. Al ahorro de divisas resultante debe sumarse el “know-how” adquirido y la consolidación de un grupo de trabajo.

La construcción del aparato estuvo a cargo de la empresa alemana Vertex por un valor de 8 millones de dólares costeados por la contraparte brasilera, en tanto la inversión argentina alcanzará un monto similar en materia de infraestructura y adecuación de los espacios que ocupará la antena. El sitio se completará con un pequeño centro de control a la misma altitud, y uno de operaciones que estará ubicado en la localidad de San Antonio de los Cobres, a unos 20 kilómetros de la base del cerro.
Del proyecto también participan la Facultad de Ciencias Astronómicas y Geofísicas (FCAG), UNLP, el Instituto de Astronomía y Física del Espacio (IAFE)- CONICET, Argentina, el Instituto de Astronomía, Geofísica y Ciencias de la Atmósfera (IAG), de la Universidad de San Pablo, Brasil, la Comisión Nacional de Energía Atómica y la Comisión Nacional de Actividades Espaciales.

La investigadora independiente del CONICET en el IAR y responsable del proyecto por la parte argentina, Cristina Cappa explica que LLAMA permitirá hacer observaciones en las bandas de longitudes de onda milimétricas y submilimétricas, lo que implica la posibilidad de estudiar materia que no se puede advertir por medios ópticos. La altura de la zona y la extrema sequedad del ambiente son factores clave para que un telescopio de estas características pueda operar, ya que la disminución de la presión atmosférica y el vapor de agua facilitan la detección de moléculas en el espacio.

“Son unas 200 las moléculas que se han detectado, y se estima que hay otras 500 por conocer. Las hay orgánicas, como azúcares o aminoácidos, y también inorgánicas, que participan en el proceso de formación de las estrellas”, señala la experta, y se entusiasma: “El telescopio va a servir para numerosas líneas de investigación, desde por ejemplo estudios generales de gas en nuestra galaxia y sus movimientos, hasta planetas del sistema solar y extrasolares. Contar con el telescopio en territorio nacional le abrirá a la Argentina muchas posibilidades, en primer lugar porque ya no será necesario viajar hacia otro país para poder trabajar con instrumentos similares, y también por el enorme aporte de conocimiento que significará el aprender a manejar una tecnología tan sofisticada”.

 

Fuente Mincyt (Mercedes Benialgo).