Tancredi: «El desarrollo nuclear no admite una pausa de cinco años».

El periodista especializado en temáticas de investigación y desarrollo nuclear, Alejandro Tancredi, conductor del programa Argentina Sociedad Anónima, escribió un editorial  dirigido al presidente de la Nación donde repasa la importancia del sector, verdadera «locomotora de un cluster» y le pide que revea las medidas de paralización de Atucha III que lo pueden hacer «volar por los aires«.

A continuación el artículo completo.

El desarrollo nuclear no admite una pausa de cinco años
“El país volverá a retomar el tema de la construcción de centrales nucleares en el año 2023”. Así, sin más y con una endeble explicación fiscalista, el ex ministro de energía, Juan José Aranguren daba por canceladas la construcción de las dos centrales contratadas con China. Ahora, no solo lo posible en cuanto a la construcción de las mismas quedaba descartado, sino que se daba lugar a lo peor: nada.

¿Una decisión de esta magnitud, que clausura desarrollo tecnológico, es de pleno arbitrio de un mero auxiliar del Poder Ejecutivo o es una determinación política del mismo?

¿Acaso los asesores de Mauricio Macri argumentan desde un costado con claros intereses antinucleares y por lo tanto, en este caso, antidesarrollo?

¿Sabe el presidente lo que esto significa para el país y para miles de argentinos involucrados en el escenario nuclear, tanto público como privado; para el futuro de ellos, sus empresas y organismos?

¿Priman, acaso, intereses electoralistas y ante las próximas elecciones se privilegiaron “los 2 a 3 puntos que nos hacen bajar en las encuestas el tema nuclear”, dicho esto por un ex secretario de energía, hoy con cargo en una empresa del gobierno?

¿Sera acaso que, en consideración del presidente Mauricio Macri, nuestro país no merece otro standard que el de ser “supermercado del mundo” y que los desarrollos tecnológicos deben ser comprados en el exterior y pagados con las divisas del campo?

¿El desguace del sector nuclear por inanición e inacción no está en línea, acaso, con lo realizado en el INTI y el Conicet?

¿Qué el Estado sea el principal responsable, como “ propietario” de la Comisión Nacional de Energía Atómica, de las empresas vinculadas y por lo tanto “capataz” de las empresas proveedoras no se está utilizando, como ocurriera en tiempos de la Administración Alfonsín, como parte de negociaciones que desconocemos. Así como ignorábamos los contenido de algunas cláusulas en los contratos en Vaca Muerta de la gestión Kirchner?

Sin visiones conspirativas, con Raúl Alfonsín y como forma de pagar, entre otras cosas, el conflicto armado de las Malvinas, Argentina perdió la continuidad nuclear, el Tanque Argentino Mediano, los dos submarinos nucleares que dieron origen al CAREM, el misil Cóndor II, así como el desarme de las fuerzas armadas que conllevo a la búsqueda de compradores para nuestras dos fragatas misilisticas, para cumplir con requerimientos de los vencedores de la NATO.

La gestión de Carlos Menem, entre otras objetables acciones con resultados comprobados, como la voladura de Río Tercero y entre otras políticas, “ramal que para, ramal que cierra”, para ir justificando la destrucción de nuestra red ferroviaria, también arrastro al sector nuclear en su política de “relaciones carnales”. En su paroxismo privatizador convirtió a la Dirección de Centrales Nucleares de la CNEA en NASA (Nucleoeléctrica Argentina S.A.) para privatizar Atucha I y Embalse, con la condición de Terminar Atucha II. Entonces los chinos ofrecieron terminarla a cambio de soja, especie que se cotiza en dólares. Un grupo español se haría cargo de las centrales en funcionamiento y convertiría Atucha II en un ciclo combinado. Fue gracias a la determinación de Aníbal Núñez, presidente de NASA, de colocar el recipiente de presión que se logró abortar esta iniciativa.

Más acá y con nuevos aires políticos, y la teoría probada en la realidad que el mejor lugar para esconder un árbol es el bosque, se termina Atucha II a un costo que supera los 3.000 millones de dólares, frente a los presupuestados 600. (La dependencia del tema nuclear del ministerio de planificación, encabezado por Julio De Vido no parece casual, analizando lo ocurrido.) La primera cifra me fue dada por el subsecretario nuclear Julián Gadano y la segunda en un acto público la dio el que fuera secretario de energía Daniel Cameron.

Ya entonces, algunos “viejos” de NASA me decían “hay que estirar los más posible la terminación de Atucha II, ya que después de esto no hay nada”. ¿Eran visionarios o solo querían llegar a la edad de jubilación activos en una obra?

Volviendo a nuestros días, luego de un breve y desprolijo repaso de como el sector nuclear ha sido zarandeado, negociado, traficado y desvalorizado por gestiones que muestran que los errores de los políticos los paga el pueblo y que el retraso de la Argentina puede no ser casual, quiero poner al nuestro presidente, Mauricio Macri, en el centro de la escena con la responsabilidad que le cabe.

Ha quedado demostrado que esta Administración ha actuado, en distintas oportunidades, a prueba y error. Seguramente porque no es “la mejor administración de los últimos cincuenta años”. Y que en materia nuclear no cuenta con un ejecutivo del área capacitado para el cargo, a menos que sea por determinación política que este en el puesto. A manera de un “funcionario tapón”, que hace de cuenta que se ocupa, cuando la realidad demuestra que la subsecretaria del área es meramente escenográfica.

La dependencia histórica de la CNEA de la Presidencia de la Nación mostraba el rol estratégico que se le adjudicaba. Contacto directo que permitió un desarrollo superlativo. Alejarla con ministros, secretarios y subsecretarios sirvió para diluir su importancia y permitir una tercería que solo fortificaba una burocracia. Posiblemente si el presidente Macri “recalcula” en su GPS de gestión descubra que la solución está más cerca que las explicaciones que la alejan de esta.

Al igual que el general victorioso que regresaba de las guerras en las fronteras del Imperio Romano y era vivado en la Vía Appia ante una multitud exultante, mientras un esclavo acuclillado en la carroza le decía “eres mortal, eres mortal”. Lo que en lenguaje llano se traduce como “no te la creas”. También corresponde agregar que ser mortal implica ser falible.

Hoy existe en la Administración Macri un grave problema de comportamiento endogámico. Ya sea por decisión del propio presidente o de su “núcleo duro”, incapaz de generar alternativas. Los resultados están a la vista y el horizonte ni siquiera se ve.

En el tema del desarrollo nuclear, dar una revisión a la cancelación de la construcción de las centrales chinas, por referirnos al tema en cuestión, sería un primer paso. Eventualmente, poner en acción una nueva visión que demuestre que Mauricio Macri es un presidente moderno que no cierra su mente ante las dificultades, recurriendo a viejos métodos que no resuelven el problema, sino que los agravan. Buscar con inteligencia alternativas, que las hay. Recordar que el tiempo perdido no se recupera y que decisiones tomadas hoy repercutirán, de una u otra manera, en el futuro.

Hoy, la oposición política apuesta al fracaso de la gestión Macri. Sería lamentable que la determinación en materia nuclear, por el caso que nos ocupa, se convierta en una piedra angular y argumento de la oposición para contribuir a su derrotero hacia la salida del poder. Porque implica que los errores van más allá de la administración política de turno y los termina pagando el país y su gente, o sea nosotros.

La inteligencia del político es saber reconocer los errores y enmendarlos. Sabemos de los resultados de los errores cometidos que ponen a nuestro país en una situación que hoy se hace patente.

Esperamos que el criterio amplio este por sobre decisiones que solo demoran, cuando no estancan o hacen retroceder a la Argentina, solo por dogmatismos o ignorancia, ambas inexcusables. Siempre se está a tiempo de corregir un rumbo.

Parece demasiado una pausa de un lustro para un sector dinámico de alta tecnología.

Señor presidente, en caso que lea usted estas líneas me permito hacerle saber que el futuro de este sector está en sus manos. Que además de generar energía, que hace posible el repago de la inversión, las centrales nucleares son, de alguna manera, locomotoras de un “cluster” que puede volar por los aires con la medida tomada

Mi contribución como periodista involucrado con el tema la encuentra en estas direcciones e invito a los lectores de este editorial a participar de los foros que acompañan a cada uno de ellos.