El científico estadounidense David Gross, premio Nobel de Física en 2004, brindó una charla en el Instituto Balseiro en la que destacó el desarrollo de las ciencias en la Argentina y consideró que el Instituto Balseiro y el Centro Atómico Bariloche son vistos en el exterior como «el lugar de la Física teórica del país».
«A la distancia se ve como un centro importante de formación e investigación, con muy buenos profesionales, dentro de Argentina esta ciudad resalta en el campo de la Física teórica. Además Bariloche tiene una muy buena consideración entre los colegas de todo el mundo y personas que conocen su desarrollo científico en todas las áreas», afirmó Gross.
El físico destacó que este prestigio fue generándose a través de varias generaciones en la historia de la ciencia y como las primeras, las nuevas generaciones tienen gente grandiosa y siguen produciendo cosas muy importantes. «Además es un lugar hermoso, parece que es lindo vivir acá y en este lugar hay una buena atmósfera de trabajo», agregó.
Gross ofreció un coloquio sobre «Las fronteras de la física fundamental», exponiendo sobre la evolución del conocimiento desde el descubrimiento de la estructura del átomo hasta las fuerzas y modos con los que las partículas más diminutas se relacionan. También ofreció una clase magistral y tuvo un encuentro informal con los estudiantes más avanzados del Instituto Balserio.
Durante su coloquio, Gross explicó que «la Física teórica puede entender los problemas del mundo real, los científicos construyen modelos para entender las cosas y avanzan en la comprensión y el descubrimiento». Agregó que en la naturaleza hay confusión, la naturaleza no da respuestas, no dice esto es así. Entonces hay que averiguarlo. Y es un camino fascinante, que nace de la confusión y va ordenando todo. Pero no es una tarea solitaria, mientras algunos llegan a verdades increíbles otros descubren nuevas confusiones.
Sostuvo que Albert Einstein pasó por un viaje de ocho años marcado por la confusión, hasta llegar a la Teoría de la Relatividad, y reconoció que en su propia experiencia de trabajo que le mereció el Nobel «fue un recorrido similar, de cinco años, con frustraciones y mucha confusión».