En U-238 # 24 Noviembre – Diciembre 2016
Los jugadores del sector descubren las bondades que trae la “sensorización” y el uso de drones a la hora de aumentar la rentabilidad y reducir costos operativos. U-238 habló con dos especialistas en estos procesos de modernización para indagar sobre el camino a seguir y conocer ejemplos en operación.
En la industria energética, que engloba tanto al sector de generación, transporte y distribución de electricidad como al del Oil&Gas, la transformación digital dejó de ser una opción para convertirse en una obligación impuesta por las necesidades del negocio, que tienen siempre como Norte aumentar la rentabilidad y la competitividad. A escala global, el bajo precio del barril de crudo llevó a que las empresas tuvieran que poner el foco en “las deficiencias operativas en distintos puntos del proceso productivo”, según un informe publicado hace pocos meses por el grupo Pragma Consultores. Es por ello que los tiempos para realizar ajustes se redujeron; esto también impactó en un contexto local con empresas eléctricas que viven de crisis en crisis, tanto por cuestiones políticas como económicas y sociales. Según las empresas, las tarifas eléctricas congeladas durante años comprometieron el nivel de inversiones, lo que afectó de manera progresiva a una red vetusta que tuvo que hacerle frente a una demanda creciente de electricidad por parte de los usuarios.
Es en este sentido que se debe comprender la posibilidad de incorporar dispositivos englobados dentro de la etiqueta “Internet de las cosas” (IoT, por sus siglas en inglés) que integra sensores, sistemas de comunicación y procesamiento de datos en tiempo real. Esto, que fue incorporado por el sector nuclear desde el vamos (tanto por el uso intensivo que tiene el sector de la tecnología de punta como por cuestiones que hacen a la seguridad de la operación), recién en los últimos años ha llegado fuertemente al resto de los sectores que componen la industria de la energía y podría generar ahorros cercanos a los US$ 500.000 millones, de acuerdo a estimaciones globales de Morgan Stanley Global Research realizadas en 2014. La minería, explica el estudio mencionado en el párrafo anterior, es uno de los pioneros en el uso de la IoT: la conocida empresa Río Tinto, que opera en todo el mundo, “actualmente genera ahorros por más de US$ 300 millones dentro del concepto de ‘minería autónoma’ o inteligente”. ¿Cómo se logra? A través de la transformación digital, que no debe ser comprendida simplemente como una compulsión a incorporar tecnología, sino “en disponer de la información adecuada sobre la totalidad de la cadena de valor que ayude a mejorar, por ejemplo, la gestión de mantenimiento, con la consecuente reducción de los tiempos de falla y eliminación del downtime”, explica Mauricio Sansano, socio y especialista en mercado petrolero de Pragma, en diálogo con U-238.
Fernando Armendaris, director de Ventas de SAP Región Sur, la empresa desarrolladora de uno de los software de gestión más importante a escala global, entiende que “algunos de los principales drivers de negocio de IoT que permiten aumentar la ventaja competitiva de una organización son un menor tiempo de inactividad de activos, una respuesta de servicio más rápida y un mejor rendimiento de los procesos”.
Hay dos factores nuevos que se han sumado para agregar complejidad a la industria: por un lado, la dificultad operativa que suponen las fugas y el robo de combustible en el sector del Downstream, que en mercados como el de los Estados Unidos puede llegar a encarecer a la operación en hasta US$10.000 millones al año, de acuerdo a una investigación dada a conocer por la publicación especializada Penn Energy; y, por el otro lado, las nuevas operaciones en yacimientos no convencionales que se complejizaron ya que requieren, entre otras cosas, resolver cuestiones técnicas nuevas. “Esta situación no es nueva, pero hoy la industria tiene menos lugar para dejar pasar semejantes pérdidas”, señala Sansano. A este respecto, el directivo de SAP lo resume de la siguiente manera: “Las empresas que se anticipen a las necesidades de mercado y se apalanquen en las nuevas tecnologías obtendrán una ventaja competitiva en el sector”.
“La transformación digital no se trata de tener la última tecnología, sino, básicamente, de entender cómo utilizarla para resolver las necesidades del negocio”, explica el estudio que da origen a este artículo. “Las empresas del sector energético (no solo las petroleras, sino también, por ejemplo, las eléctricas) tienen enormes oportunidades hoy de combinar las nuevas tecnologías y habilidades para aumentar significativamente la productividad, aportando a mejorar los resultados operativos. Para esto, la cocreación de valor que puede obtenerse con la trasformación digital implica buscar tanto adentro de la empresa (los procesos internos de trabajo) como fuera de ella (los patrones de consumo de los clientes) las ineficiencias y necesidades insatisfechas que pueden ser abordadas con soluciones digitales.”
Así funciona en el terreno
Dos ejemplos sirven para graficar esta transformación digital que suena, en ocasiones, tan lejana. Uno es la utilización de drones para que las empresas petroquímicas puedan inspeccionar las antorchas de manera remota. Antes, esto implicaba hacer un parado de plata, dejar que la antorcha se enfríe, mandar a un operario a que suba e inspeccione y, recién después, reactivar todo. Hoy esto puede realizarlo un drone equipado con un sensor de emanación de gases: sólo hay que posicionarlo cerca y llevar a cabo la verificación correspondiente. Y su uso no se queda del lado de los privados: la secretaría de Hidrocarburos de la provincia de Río Negro, de hecho, sorprendió a todos a finales de 2014 cuando anunció que los utilizaría para realizar controles desde el aire.
El segundo ejemplo se trata de todo lo que tiene que ver con el análisis de la información, “a veces de la mano de Big Data”, declara Sansano. “Para explicarlo de forma resumida —desarrolla el ejecutivo—, las empresas de la industria energética generan grandes volúmenes de información y la generan de diferentes fuentes: en el campo, en los sistemas transaccionales, a partir del consumo de los clientes, y de sensores. Esta es una industria que está altamente automatizada en la parte industrial y siempre fue un desafío poder analizar e integrar toda esa información en forma conjunta, es decir, mirar toda la información en forma integrada y poder tomar decisiones en función del análisis de dicha información. Hoy, con las tecnologías digitales eso está mucho más a la mano, es mucho más sencillo integrar la información recolectada y disponer de la capacidad para descubrir patrones o nuevas respuestas a las preguntas de negocio en tiempos mucho menores y con mucha más precisión.”
Reconversión laboral
Un punto que suele ser dejado de lado cuando se habla de transformación digital es cuál será el destino de la mano de obra intensiva que usan, por ejemplo, las empresas distribuidoras de energía eléctrica para tomar datos de los medidores: los llamados “tomadatos”. Se trata de empleos que no requieren demasiadas habilidades técnicas y que seguramente se convertirán, de manera progresiva, en anacrónicos a medida que crezca la instalación de medidores inteligentes que dispondrán de sensores para enviar la información a los sistemas de gestión sin necesidad de que la compañía deba poner operarios en la calle. Según el socio de Pragma, “la transformación digital es la cuarta revolución industrial” y, en este sentido, como ocurriera con los trabajadores manuales ante la aparición de las máquinas en el siglo XIX, admite que “va a ser necesaria, en algún momento, una reconversión del capital de trabajo”. Los medidores inteligentes que reemplazan a los “tomadatos” ya funcionan en Chile, en donde se incorporaron sensores que envían la información, de manera sincrónica o asincrónica, a una central donde se consolida la información. Después, según Sansano, hace falta un especialista en análisis de datos que puedan detectar cuando el sensor deja de funcionar o tiene algún otro desperfecto técnico, que será el eslabón final a la hora de poner en números el consumo de energía eléctrica de un usuario determinado. “Uno de los impactos que tiene la ‘sensorización’ es el traslado de la fuerza de trabajo, ya que se reduce la labor de registro domiciliario, pero necesitás sumar trabajadores al análisis de los datos que se obtienen”, comenta el especialista. “Esto no implica un cambio de modelo, pero sí de foco de hacia donde se orienta el esfuerzo laboral”, agrega. “Personalmente creo que este cambio no será drástico, sino que irá ocurriendo de manera paulatina. El trabajo de las personas va a cambiar y esto se está viendo ya en varias industrias, no solamente en la energética.”
Acuerdo con Y-Tec
Una de las empresas que busca profundizar su transformación digital es YPF Tecnología y, por tanto, en julio de este año firmó un Convenio Marco con el Grupo Pragma Consultores para comenzar a desarrollar en conjunto servicios tecnológicos especializados en Data Science, Data Analytics y Big Data, aplicados al sector energético y la explotación de hidrocarburos. Este acuerdo llega luego de un exitoso proyecto piloto llevado a cabo entre ambas organizaciones durante 2015 y ahora, según informaron a través de un comunicado de prensa, buscan sentar las bases para una futura alianza comercial, destinada a contribuir para mejorar la rentabilidad de los yacimientos convencionales y no convencionales e impulsar la transformación digital en el sector.
El gerente general de Y-TEC, Santiago Sacerdote, señaló tras la firma del convenio que esperan “contribuir a implementar desarrollos que, gracias al avance en el campo de la ciencia de los datos, nos permitan innovar e implementar mejoras concretas para la industria”. Por su parte, Mauricio Sansano, socio y gerente del Mercado de Energía de Pragma Consultores para la Argentina, sostuvo que “dados los primeros resultados obtenidos, ahora trabajaremos juntos en extrapolar esta y otras experiencias en el mercado energético. Nuestras oficinas en distintos puntos de la región y el prestigio de Y-TEC en el sector serán una plataforma importante para impulsar nuevos negocios”. Durante la charla que mantuvo con U-238 agrega sobre este convenio que “Pragma trae a la mesa todo lo que es el conocimiento sobre la metodología y la técnica específica de las ciencias de los datos y del analytics”. Y cierra: “Los datos son como el nuevo petróleo, el nuevo oro negro, sobre todo en la industria energética”.