Uno de los grandes actores en la industria de la energía nuclear, Westinghouse Electric (filial estadounidense de la multinacional japonesa Toshiba) decidió declararse en bancarrota ante la incapacidad de soportar las pérdidas que le generan el negocio nuclear en Estados Unidos.
Se trata de una situación complicada, ya que la histórica compañía norteamericana tiene cuatro reactores nucleares de tipo AP1000 en fase de construcción en los estados de Georgia y de Carolina del Sur, los cuales presentan serios retrasos.
Con una larguísima historia, Westinghouse protagonizó hace más de un siglo una encarnizada batalla con Thomas Edison para el desarrollo del sistema de transmisión de la electricidad. Su tecnología de corriente alterna acabó convirtiéndose en el estándar de la industria.
En los años 50 entró en la industria de la energía nuclear. La compañía fundada por George Westinghouse construyó el primer reactor nuclear comercial del mundo en 1957. Actualmente, la mitad de las centrales en todo el mundo usan sus equipos.
En 2006, la japonesa Toshiba compró la compañía en una operación valorada en 5.400 millones de dólares y, desde entonces, Westinghouse comenzó a presentar nuevos proyectos de construcción de centrales nucleares en varios estados.
Sim embargo, los retrasos en estos proyectos –los primeros que se autorizaron en EE.UU. desde 1978– y las continuas batallas legales hicieron el negocio inviable. Presionada por las dificultades financieras, la multinacional japonesa decidió declarar la compañía en suspensión de pagos.
Pese a declarar su filial en bancarrota, Toshiba sigue teniendo graves problemas financieros y evalúa iniciar un proceso de reestructuración que podría incluir la escisión y venta de su unidad de memorias flash, una de sus unidades más rentables.