Por Pablo Domini. En U-238 Julio 13
La construcción de un nuevo centro de medicina nuclear avanza en la provincia de Entre Ríos, en la ciudad de Paraná. Cuando se concrete su apertura, que se prevé para mediados del año próximo, la población de la mesopotamia argentina y alrededores podrá disponer de un espacio privilegiado, destinado a la atención médica, la investigación y la educación en esta particular rama de la medicina.
El proyecto de construcción de un centro de medicina nuclear en la provincia de Entre Ríos está ahora a punto de ingresar en su fase de construcción y es fruto de la colaboración entre la comunidad de científicos nucleares argentinos, representados por la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA) y el gobierno de la provincia de Entre Ríos. Se espera que este centro se convierta en una suerte de faro para la región y el país, ya que será un ejemplo de descentralización, aplicado a un terreno que incluye complejos estudios de diagnóstico por imágenes y tratamientos de radioterapia y quimioterapia. Los beneficios no serán sólo a nivel asistencial, ya que docencia e investigación serán las otras dos áreas que se desarrollarán al mismo nivel y que funcionarán en forma interrelacionada.
Varios actores debieron ponerse de acuerdo para avanzar en la creación del Centro de Medicina Nuclear y Molecular de Entre Ríos. En primer lugar surgió la inquietud del gobierno local, que hizo llegar su interés a la CNEA. A partir de este mutuo entendimiento comenzó el proceso. La tercera pata la representa el Instituto de Obra Social de la Provincia de Entre Ríos (IOSPER), que comanda las obras y que será uno de los principales responsables en el manejo el Centro. A su vez, la Fundación Escuela Medicina Nuclear (FUESMEN) de Mendoza oficia como una suerte de consultoría, ya que se trata de una experiencia pionera que funciona exitosamente desde hace más de una década.
La idea de construir dicho centro comenzó a gestarse en noviembre de 2009 y avanzó a partir de una serie de convenios firmados durante 2010. Tras un 2011 en el que se siguieron puliendo detalles, uno de los pasos trascendentales se dio a mediados del año pasado, en julio, con la cesión del terreno donde se instalará el centro. En ese entonces, la provincia firmó una ley que permitió la entrega al IOSPER de tierras ubicadas en la ciudad de Paraná, en la zona de Oro Verde, en el barrio El Triangular, sobre la calle Camino de La Cuchilla. Esta ubicación, según se espera, favorecerá la relación del centro con los estudiantes de la Facultad de Ingeniería de la Universidad Nacional de Entre Ríos.
Pocos meses después, a fines del 2012, se realizó la licitación para la construcción del edificio, en tanto que el último paso se dio en junio de este año, con la firma del contrato para la construcción. Previamente, el IOSPER había adjudicado los trabajos a la Unión Transitoria de Empresas (UTE), conformada por la constructora Antolín Fernández de Paraná y Mundo Construcciones de Santa Fe, con un presupuesto de 45 millones pesos.
El IOSPER está a cargo de la edificación, mientras la CNEA se encargará de disponer el equipamiento técnico necesario para el funcionamiento del centro. En lo que respecta a la administración del Centro, esta quedará a cargo de una fundación que se creará para ese fin, de la cual el IOSPER será parte, pero no tendrá el control absoluto, según informaron autoridades de la obra social entrerriana.
Para lograr la instalación del Centro de Medicina Nuclear, la provincia de Entre Ríos debió competir con otros distritos del país, como Mar del Plata, Córdoba y Misiones, que han hecho pedidos similares a la CNEA. Al parecer, el proyecto entrerriano fue evaluado como prioritario por su influencia en la región en términos de prestaciones, formadores e investigadores. Actualmente, existen centros similares en Mendoza, Buenos Aires y San Carlos de Bariloche.
Equipamiento
El Centro entrerriano, que tendrá una superficie cubierta de 3.500 m2, está pensado a partir de tres ejes: “asistencia, docencia e investigación”, señaló a U-238 Diego Passadore, gerente General de la Fundación Centro de Diagnostico Nuclear (FCDN), quien detalló que “el Centro de Medicina Nuclear y Molecular tiene como objetivo realizar estudios de diagnóstico de alta complejidad en el campo de la medicina nuclear y el diagnóstico por imágenes, así como también tratamientos de radioterapia y quimioterapia, aunque su rango de aplicaciones puede ampliarse”. “Es deseable que brinde un ámbito único en donde todas las prácticas funcionen integradamente, para beneficio de los pacientes, en condiciones ambulatorias”, especuló Passadore.
Entre los temas que aún se están confirmando “aún queda por definir el financiamiento para la adquisición de los equipos”, advirtió Passadore, cuyos cálculos indican que el centro entrerriano “podría contar en el área de diagnóstico con Tomografía por Emisión de Positrones (PET/CT), Cámara Gamma (SPECT/CT), mamografía digital, resonancia magnética nuclear, tomografía multicorte, ecografía general y doppler”.
A su vez, en lo referido a los tratamientos contaría con “equipos de radioterapia externa guiada por imágenes, braquiterapia y un hospital de día para administración de quimioterapia”, según amplió el especialista que trabaja en el proyecto desde su inicio.
En lo que respecta al efecto y a los beneficios que el centro generará en la población de la región, Passadore calcula que los principales usuarios serán los habitantes de las ciudades de Paraná y Santa Fe, que suman alrededor de un millón de habitantes. Claro que la región en general entrará en el área de influencia, permitiendo evitar viajes a la ciudad de Buenos Aires. El centro “pondrá a disposición de los pacientes servicios médicos de características únicas, permitirá llevar adelante desarrollos de vanguardia y contribuirá a la formación de recursos humanos especializados de distintas disciplinas aprovechando los ámbitos universitarios actualmente disponibles en la zona”, concluyó Passadore.
Antecedente
Para tener una idea aproximada de la utilidad que tendrá el centro entrerriano, puede tomarse como ejemplo el caso del FUESMEN de Mendoza, que sirvió como modelo de este nuevo proyecto. El mencionado Centro de Medicina Nuclear mendocino fue el primero en su tipo en el país al crearse en 1991, y funciona a través de la gestión de una fundación, conformada por la CNEA, la Universidad Nacional de Cuyo (UNC) y el gobierno provincial.
Los servicios que presta el FUESMEN son de resonancia magnética, con estudios de alto campo. Este equipamiento permite mejores diagnósticos para pacientes en diversas ramas de la clínica, con estudios que van desde patologías encefálicas, brindando neuroimágenes de gran resolución, hasta estudios de mama, próstata, abdominales y múscoloesqueléticos. A su vez, también cuenta con equipamiento para realizar estudios combinados de tomografía por emisión de positrones (PET) y tomografía computada multicorte (CT), que integran la última tecnología en medicina nuclear y diagnóstico por imágenes: en 9 segundos consigue la imagen del cuerpo entero, en 5 segundos, la del cerebro y, en 5 segundos más, los latidos del corazón.
Con estas herramientas, por ejemplo, se apunta a detectar el cáncer de próstata en forma temprana, en tanto que no se depende de la provisión externa de radiofármacos, debido a que posee un laboratorio que los prepara, a partir de los radioisótopos que produce un ciclotrón de uso hospitalario.
Técnicas seguras
La medicina nuclear emplea técnicas que son seguras, prácticamente indoloras y con un alto índice costo/beneficio para obtener información funcional y anatómica. Una de las grandes ventajas que tiene este tipo de medicina es que en muchos casos permite detectar alteraciones antes de que las enfermedades sean clínicamente detectables, lo cual repercute directamente al permitir realizar tratamientos tempranos y mucho más efectivos.
Otro punto a favor de la medicina nuclear es que emplea muy pequeñas cantidades de radiofármacos para diagnosticar y tratar enfermedades. Los radiofármacos son sustancias que son atraídas hacia el órgano, hueso o tejido específico. A su vez, la cantidad de radiación a la que se está expuesto durante las exploraciones de medicina nuclear es comparable y suele ser inferior a la que se recibe en exploraciones radiológicas de rutina.
Tampoco es invasiva, ya que a diferencia de otras técnicas de diagnóstico que exigen cirugía o introducción de aparatos en el cuerpo, en medicina nuclear en la mayoría de los casos es suficiente con la aplicación de una inyección endovenosa. Los radiofármacos también se aplican por vía oral, inhalatoria e intracavitaria.
El desarrollo de centros como el que se prepara en Entre Ríos permite democratizar los beneficios de la medicina nuclear, facilitando el acceso a sectores vulnerables de la población, quienes de otra forma no podrían acceder a técnicas médicas de estas características.