Por Laura Cukierman
Es Doctor en Matemática, docente, periodista, divulgador científico y escritor. Pero sobre todo es un apasionado que contagia por todos lados su amor por la ciencia. Tanto, que convirtió un libro de matemática en un best seller; un programa de ciencia, en uno de los más premiados de la televisión argentina; sus charlas, en auténticos espectáculos repletos de fans. Es uno de los hombres más respetados y queridos en el ámbito académico y periodístico, lugares en los que despierta el mismo interés y reconocimiento. Actualmente, está en la Argentina para presentar su séptimo libro, Matemática para Todos, y, claro, para disertar sobre matemática, ciencia y política. Sus grandes pasiones, de las que habla, en exclusiva, para U-238.
La entrevista completa está en nuestra edición impresa de diciembre. Sin embargo, adelantamos unos breves fragmentos de esta imperdible charla.
Hablando de sueños, ¿alguna vez pensaste que la ciencia iba a ocupar el lugar que hoy tiene en la sociedad?
Voy a ser más general: yo nunca pensé que iba a estar viviendo lo que estoy viviendo ahora en la Argentina. Como yo vivo desde hace diez años afuera veo las cosas desde otra perspectiva. Me puedo correr del ruido y de la cuestión más cotidiana y ver que hay muchos cambios profundos en la sociedad en este momento. Muchos de esos cambios son muy difíciles de juzgar ahora porque están en gerundio, todavía están pasando. Son muchas modificaciones en muchas áreas muy importantes y, como estos cambios afectan tantos intereses, hay mucho ruido. Hay mucha gente que está muy enojada. Mucha gente que tiene voz y que se la escucha porque tienen medios para comunicar, para expresarse. Pero hay mucha más gente todavía que está muy contenta y que no tiene los medios de comunicación para decirlo. En los lugares donde yo me desenvuelvo, advierto esta situación. En el mundo de la ciencia estamos viviendo algo que ni siquiera fue soñado en los sueños más ambiciosos. Un Ministerio de Ciencia y Tecnología era algo impensable que tiene una importancia enorme y fundamental para el país. Algún día Cristina se va a ir y va a cambiar el gobierno, pero va a ser muy poco probable que alguien pueda sacar de su gabinete a un Ministerio de Ciencia y Tecnología. Esto ya está acá para quedarse.
¿Cuánto influye tener una política científica para el desarrollo de un país?
Basta con mirar y prestar atención a algunas cuestiones que pasan para darse cuenta de lo importante que es tener una política científica. Escuché a Tulio Calderón, uno de los ingenieros del INVAP, decir que la Argentina es uno de los ochos países que está en condiciones de poner un satélite en órbita. Los construimos nosotros, los hacemos nosotros. Esto es muy importante. La Argentina no tiene la octava economía del mundo y sin embargo tiene condiciones de hacer esto y de exportarlo. La NASA está interesada en la Argentina para asociarse en varios proyectos. Además, lo que producen las universidades nacionales en Argentina es maravilloso. En las áreas que yo conozco más, como matemática, física, química, biología, ingeniería, informática, etc., hay una búsqueda en todo el mundo de científicos argentinos. Todas estas cosas son casi invisibles, intangibles, no están en la agenda de todos los días, pero están sucediendo y son realmente importantes. Hay mucha gente de la ciencia que ahora está volviendo y eso no es un dato menor. Muchos de los que se fueron porque no tenían posibilidades reales en la Argentina hoy están regresando al país. Por eso digo que hay muchos cambios estructurales que no son fácilmente observables, pero están ahí. Incluso creo que la gente que hoy está en la oposición, si hay algo que les reconocerían a los gobiernos de Néstor Kirchner y de Cristina Fernández es la notable evolución que se ha producido en la ciencia argentina.