Por Laura Cukierman. En U-238 #17 Junio 2015.
La energía nuclear está en permanente expansión en Argentina y en el mundo. Cada vez hay más áreas en donde está presente y, en consecuencia, se hace mas cada vez más imprescindible contar con espacios de formación altamente especializados. Es por ello que el Instituto de Tecnología Nuclear Dan Beninson (IDB) está desarrollando la carrera de Ingeniería Nuclear con Orientación en Aplicaciones.
De los diversos campos de aplicación de la energía nuclear que se han ido desarrollando en las últimas décadas, uno de los más prolíficos es, sin dudas, el de la medicina, especialmente aquella dedicada al diagnóstico. De igual forma, en diferentes áreas de la industria, la energía nuclear se convirtió en una herramienta fundamental para la producción. Así, hay por lo menos más de 1500 establecimientos médicos e industriales que emplean radioisótopos, radiaciones, dispositivos o instrumentos nucleares en sus actividades, considerándose muchas de estas prácticas como convencionales en su ámbito de aplicación. Por lo tanto, se imponía casi con urgencia contar con profesionales especializados para cubrir nuevas necesidades.
Así surge la idea de crear la carrera de Ingeniería Nuclear con Orientación en Aplicaciones desde uno de los Institutos más importantes que tiene la Argentina: El Instituto de Tecnología Nuclear Dan Beninson (IDB). Este instituto nació a fines de 2006 como resultado de un convenio entre la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA) y la Universidad Nacional de General San Martín (UNSAM) con el objetivo específico de generar un espacio de formación, investigación y desarrollo en el campo nuclear. Allí se busca ampliar el área de aplicación de la energía contribuyendo a la transferencia de esta tecnología en diferentes campos de la sociedad. Por eso no resulta que extraño que desde esta institución se haya proyectado esta carrera. De esta forma, su decana, Carla Notari, afirma que “la idea de ofrecer una carrera de grado con fuerte contenido nuclear en el área metropolitana tiene algunos años y se ha vigorizado ante el impulso dado por el gobierno al plan nuclear. Este impulso va más allá de la generación nucleoeléctrica que ha sido muy importante con el hito de la puesta en marcha de Atucha II. Prueba de ello es el importante Plan Nacional de Medicina Nuclear que el Ministerio de Planificación ha puesto en marcha a fines del año pasado, llevando esta tecnología de punta a las provincias argentinas».
La carrera está dirigida a alumnos de ingeniería y ciencias con segundo año ya aprobado y se orienta, fundamentalmente, a aplicaciones de tecnología nuclear en la salud e industria, así como también en el conocimiento de técnicas de detección de compuesto y estudio de materiales y capacitaciones muy específicas como operador en la consola de un reactor. “La carrera es una ingeniería nuclear con fuerte orientación a las aplicaciones no-energéticas. Particularmente las aplicaciones médicas, aunque se incluye la nucleoelectricidad en la currícula pero la orientación no es al diseño de reactores sino a la operación, mantenimiento, modificaciones resultantes de la experiencia operativa y además se hace énfasis en el ciclo de combustible», sostiene Notari.
Además, cuenta con una importante salida laboral ya que es un campo en permanente crecimiento. “Se trata de cubrir puestos de trabajo muy especializados en el marco del desarrollo de la tecnología nuclear que se está llevando a cabo en diversas aplicaciones de esta tecnología. La salida laboral está dada en las necesidades que surgirán de los centros de diagnóstico y tratamiento, las provincias involucradas necesitarán capacitar profesionales para los mismos”. Por otra parte hay una cantidad de aplicaciones de las tecnologías nucleares en áreas que van más allá de las necesidades de la propia industria nuclear. Tal es el caso de las aplicaciones agropecuarias por ejemplo, en donde se destaca el control de plagas, el estudio de la erosión de suelos mediante el uso de radio trazadores. En la industria en general también existen aplicaciones diversas, en donde las radiaciones son utilizadas para detectar fugas en sistemas hidráulicos o bien son parte del control de calidad, como ocurre con el radiografiado de soldaduras especiales en tuberías. Igualmente son muy relevantes las tareas asociadas a la producción de radioisótopos, área en la que las capacidades existentes se ampliarán a partir de la decisión de construir el RA-10, con la consecuente demanda de profesionales especializados”, afirma el director de la carrera, Pablo Vizcaino, Físico de la UBA doctorado en Ciencia y Tecnología en el Instituto J. Sábato, otro de otro de los institutos de CNEA. «La salida laboral es importante por dos razones. La primera, por el impulso que han adquirido las aplicaciones nucleares. La segunda por la escasez de recursos humanos que egresan anualmente en nuestro país con título de grado en el área nuclear», sostiene Carla Notari en relación a la importante salida laboral que promete la futura carrera.
La nueva carrera es única en la región y se dicta en el Centro Atómico Ezeiza (CAE). Su currícula y contenido fueron pensados teniendo cuenta el rol que juega un ingeniero nuclear en las instalaciones dedicadas a las diversas aplicaciones. Por ello el abanico es muy amplio, haciendo, naturalmente, hincapié en aquellas de mayor relevancia en el país. Además, está previsto darle un importante lugar al contenido experimental, a la experiencia en planta y a la relación con todos los sectores involucrados en lo nuclear.
Ya se encuentra abierta la pre-inscripción al Ciclo Superior (3 años) que se inicia en agosto de 2015. A partir del año próximo ya podrá iniciarse desde el primer año en UNSAM. La CNEA otorga becas del Ministerio de Planificación (de $7290) para que los alumnos puedan tener dedicación full time. Para ingresar deben aprobar un examen y presentarse a una entrevista personal.