Casi cinco años después del accidente en la central nuclear de Fukushima, el complejo proceso de desmantelamiento de la planta se ha completado «en un 10 por ciento», confirmó su máximo responsable, Akira Ono.
La propietaria de la central, Tokyo Electric Power (TEPCO), ha realizado «progresos visibles» en la gestión de las instalaciones nucleares, según Ono, que también admitió que hay por delante «riesgos» y «enormes desafíos».
Desde la devastación de la central por el terremoto y el tsunami del 11 de marzo de 2011, se ha logrado «estabilizar la seguridad de la planta», afirmó el especialista japonés. Asimismo, destacó «hitos» como la retirada a finales de 2014 de todo el combustible nuclear del reactor 4 (el menos afectado), así como el procesamiento de todo el agua altamente radiactiva que se acumulaba en la planta.
Estas acciones se suman a otras medidas que se tomaron a lo largo de estos cinco años para controlar las fugas de líquido radiactivo y los preparativos para desmantelar las siniestradas unidades 1, 2 y 3 de la planta.
Pero TEPCO afronta ahora la etapa más difícil: la retirada de las barras de combustible gastado y fundido de los tres reactores, algo que hasta la fecha nunca se ha llevado a cabo en estas condiciones.
«No tenemos un conocimiento preciso del estado de las vasijas de los reactores, así que estamos ante un reto sin precedentes», admitió Ono, quien añadió que TEPCO «trata de idear soluciones», y confía en los avances de la robótica para las tareas más delicadas.
Junto a TEPCO, varias empresas tecnológicas niponas y centros estatales trabajan actualmente en otros prototipos de robots especialmente diseñados para introducirse en las vasijas de contención de los reactores 2 y 3, algo que ya se monitoreo en la unidad 1.
Si el proceso avanza dentro de lo previsto, hacia 2017 se comenzaría la retirada de combustible de los tres reactores, una tarea acompañada de otras medidas de seguridad como la instalación de cubiertas protectoras para evitar que se dispersen materiales radiactivos. El desmantelamiento de la central se alargará «entre 30 y 40 años», según el director de la planta.
El coste total del proceso de desmantelamiento se estima entre 1 y 2 billones de yenes, que irán a parar principalmente a la investigación y desarrollo de la tecnología necesaria. A ello hay que añadir 5,8 billones de yenes abonados hasta ahora en compensaciones a la población que fue evacuada a raíz la catástrofe, así como las decenas de billones de yenes que ha costado al Estado sustituir el uso de energía nuclear por combustibles fósiles.