Por Gabriel De Paula. En U238 # 20 Febrero – Marzo 2016
Nos preguntamos cómo afectan las crisis económicas a nivel global y la geopolítica de los hidrocarburos al sector nuclear de la región en un escenario de largo plazo. En el trabajo de dar alguna respuesta, nos encontramos con dos actores globales que son clave para proyectar los escenarios en los próximos 25 años: Rusia y China.
En 1947, Albert Einstein escribió que con la aparición de la energía atómica su generación había traído al mundo la fuerza más revolucionaria desde que el hombre descubrió el fuego. Casi 70 años después, ese pensamiento sigue vigente, sólo que la revolución no logró aún desplazar la preponderancia de los hidrocarburos.
Una explicación posible es que ambas formas de generación de energía parecen no competir ni desarrollarse en el mismo plano. Esto ocurre porque el sector de los hidrocarburos está determinado por la geopolítica y la geoeconomía, es decir, que es sensible al conflicto, la disponibilidad, la logística y las relaciones políticas entre los que demandan y los que ofrecen gas, petróleo y (en menor medida) carbón. Es así que el mercado está profundamente intervenido por esas variables, fijando precios que poco tienen que ver con la pretendida fluctuación libre de la oferta y la demanda, ni con los criterios de escasez y disponibilidad de esos recursos naturales estratégicos.
Por su parte, la energía nuclear no es sensible en términos de complementariedad de la demanda u oferta de hidrocarburos. Con esto queremos decir que no se evidencia una relación en el corto plazo entre los precios y disponibilidad de estos últimos con el desarrollo nuclear. En un ejemplo quizás demasiado simplista, si suben desmedidamente los precios del petróleo o hay escasez en el mercado, no es posible compensarlo con la construcción de más reactores en el corto plazo. Por el contrario, estas son decisiones de largo plazo que implican alianzas estratégicas.
En la región, Rusia y China han avanzado en los últimos años en una política de inserción nuclear en América Latina, que permitirá a varios países tener acceso a nuevas tecnologías, y en los casos de Argentina y Brasil, ir hacia un proceso de complementación tecnológico y comercial con proyección no sólo regional, sino también internacional.
Rusia y China en la agenda nuclear de Argentina
Argentina ha firmado con Rusia y China una serie de acuerdos en materia nuclear, lo cual representa para el país no sólo inversiones de capital, sino además un crecimiento e integración de las cadenas productivas vinculadas al sector, y transferencia de tecnología. Recordemos los acuerdos firmados con ambos países.
Con China: en el mes de Julio de 2014, el Presidente Xi Jinping visita la Argentina y firma un acuerdo para la construcción de la cuarta central nuclear en nuestro país. Dicho acuerdo se firma en el marco de otros mecanismos de cooperación en materia económica, comercial, financiera, energética, de transporte y cultural, lo cual implica compromisos en varias áreas de política pública de ambos países. A partir de la firma, los países trabajarían en el diseño, construcción, operación y mantenimiento del reactor, la fabricación y almacenaje del combustible nuclear, y conjuntamente en el desarrollo tecnológico. Por otra parte, a través de un segundo acuerdo, ambos países estarían en condiciones de llevar al mercado internacional la oferta de centrales nucleares con desarrollo y tecnología argentino – china, así como los servicios asociados a estas.
Con Rusia: en Abril de 2015, la Federación Rusa y Argentina firmaron un acuerdo para la construcción del sexto reactor VVER, de diseño ruso, para incrementar la producción de energía nuclear en el país. En la misma línea de profundización de la relación bilateral, la petrolera rusa TVEL firmó dos memorandos de entendimiento con la CNEA e INVAP, para la cooperación conjunta en varios proyectos dentro del ámbito de la energía nuclear. Los acuerdos de nivel estratégico político se fueron sucediendo conforme los Gobiernos iban acercando posiciones para el logro de objetivos comunes. Como antecedentes encontramos que en Marzo de 2013 se firma el contrato para el suministro del Mo-99 ruso a Argentina. En junio del 2014, Rosatom International Network y la Facultad de Ingeniería de la UBA firmaron un memorando de cooperación para la implementación de proyectos en el campo de la ciencia y la educación. En Julio de 2014 se logró la firma de acuerdos de cooperación intergubernamental entre los países para el uso pacífico de la energía atómica, que sentaron las bases para futuras negociaciones dentro del sector.
Al igual que en el caso de China, en el esquema de cooperación internacional entre las empresas estatales NA-SA y Rosatom Overseas, se contempla el desarrollo conjunto para el diseño, construcción y comercialización de centrales nucleares VVER en América Latina y África.
Los Acuerdos implican una visión de largo plazo, que no sólo está centrada en los aspectos específicos antes mencionados, sino que además inciden en la agenda internacional de Argentina. Al respecto, debemos agregar que tanto Rusia como China tienen una activa política inserción en la región, en materia económico–comercial, incluyendo la energía nuclear.
En ese sentido, a mediados de 2015 la empresa estatal rusa ROSATOM abrió en Río de Janeiro la primera oficina para América Latina, dando un paso de relevancia estratégica en la consolidación de los intereses del Gobierno Ruso para la cooperación e inserción nuclear en la región. Esa oficina regional contempla entre sus planes la construcción de plantas nucleares, el uso de tecnologías de radiación aplicadas a la medicina, la purificación del agua, la agricultura, la ciencia, tecnología e innovación.
La orientación de la estrategia china es más amplia, y se basa en dos ejes: oferta de financiamiento para infraestructura en el largo plazo y demanda de recursos naturales estratégicos. Con ese horizonte, entre 2013 y 2014, el Presidente Xi Jinping firmó decenas de acuerdos en la región: Trinidad y Tobago, Costa Rica, México, Brasil, Venezuela, y Cuba. A partir de los acuerdos que versan sobre diferentes materias, China ha logrado penetrar en la agenda regional con grandes proyectos de infraestructura.
La demanda de energía hacia 2035
El precio del petróleo y sus vaivenes, así como las crisis económicas que afectan por igual a países en vías de desarrollo como a desarrollados, no parecieran mostrar una tendencia a la baja de demanda energética, sino por el contrario, esta sigue creciendo a nivel global. La explicación es bastante simple: la sociedad necesita cada vez más de la electricidad en la producción y consumo de bienes y servicios, a la vez de que el crecimiento demográfico incluye demandantes de energía a un mercado limitado.
Según estimaciones del BP Energy Outlook 2035 publicado por la empresa energética British Petroleum, el crecimiento de la población y en incremento del ingreso por persona es la clave para entender el aumento de la demanda de energía. Para 2035, las proyecciones indican que la población mundial llegará a 8.7 billones de personas, lo cual significa que 1.6 billones más de individuos necesitarán de energía.
A su vez, el informe plantea que en el mismo período el PBI crecerá más del doble, en el cual Asia contribuirá en el 60% de ese crecimiento (con China e India a la cabeza). Globalmente, el PBI per cápita será un 75% más alto que en la actualidad, indicando a su vez un aumento en la productividad.
Tal como podemos apreciar en los gráficos, habrá un importante crecimiento en población, PBI (GDP) y consumo. Complementando con datos del World Energy Outlook de la International Energy Agency, la demanda de energía mundial crecerá hacia 2040 un 37%.
En cuanto a producción de energía en todas sus formas, para América Latina se estima que tendrá la mayor tasa de crecimiento cercana al 2,1% anual, mientras que los países asiáticos representan el mayor incremento en términos absolutos de la producción energética a nivel global. Por su parte, EE.UU. sigue liderando la producción y las reservas de combustibles fósiles, con un horizonte hacia el 2035 de consolidación del autoabastecimiento y exportación de energía.
En el mismo escenario, Rusia se impone como el mayor exportador de energía, superando a los países de Medio Oriente que verían reducir sus exportaciones del actual 45% al 36% en 2035.
Para los próximos 20 años, el sector nuclear crecerá cerca de un 60% según la International Energy Agency, no obstante, en términos relativos, tendrá una participación similar a la actual en la generación de energía, calculada en un 12%.
En definitiva, a pesar de los escenarios y contextos geopolíticos variables en el corto plazo, la inversión y el desarrollo de la energía nuclear se plantea en el largo plazo, con un crecimiento importante en términos absolutos.
Proyecciones de desarrollo nuclear en América del Sur
Además de Argentina y Brasil, que cuentan con un sector desarrollado, en la región Chile y Perú evalúan en sus planes la generación de energía nucleoeléctrica. La evaluación de por qué invertir en plantas nucleares tiene algunos denominadores comunes: capacidad de abastecimiento energético, precio de los combustibles fósiles y factores medioambientales. En los demás países, el plan nuclear se centra en la investigación y el desarrollo de aplicaciones médicas y científicas con reactores de baja potencia.
En Chile, por ejemplo, en 2007 la Presidenta Bachelet creó el Grupo de Trabajo en Núcleo-electricidad, al cual se le encomendó la tarea de asesorar al Gobierno en la evaluación de los estudios tendientes a la identificación de oportunidades, ventajas, desafíos y riesgos derivados que involucraría el uso de la energía nuclear para la producción de electricidad en ese país. Este informe derivó en la creación de otros grupos de trabajo entre 2008 y 2010, que concluyeron que sobre la base de los estudios realizados, opiniones de expertos tanto nacionales como internacionales, y las proyecciones sobre demanda y generación de electricidad, la generación nucleoeléctrica podría contribuir de manera significativa a resolver las necesidades futuras de la matriz eléctrica nacional.
Otro de los países decididos a invertir en plantas de generación nucleoeléctrica es Perú. El Instituto Peruano de Energía nuclear contempla en el Plan Estratégico Institucional 2010 – 2016 la instalación de la primera central de generación eléctrica de origen nuclear en el país. Destaca que el precio de la energía generada por la vía nuclear no es muy sensible a la variación de los precios de la energía generada por otros combustibles, de tal forma que, aún en escenarios de precios de alta volatilidad de los otros combustibles, los precios de la electricidad se mantienen en márgenes razonables, lo cual no ocurre en el caso de los combustibles fósiles. Anteriormente, el 17 de junio del 2009, la Comisión de Energía y Minas del Congreso de la República de Perú aprobó la Ley que declara de interés nacional la promoción y desarrollo de la energía nuclear para la generación eléctrica y de la ciencia y la tecnología.
Ecuador y Bolivia también han decidido desarrollar el sector nuclear, y tienen como uno de sus socios estratégicos a Rusia a través de la corporación ROSATOM. En ambos casos la cooperación está orientada a las fases de investigación y desarrollo, capacitación y transferencia de tecnología, antes de proyectar reactores de potencia. Colombia, por su parte, puso nuevamente en funcionamiento un reactor de baja potencia, mientras que Paraguay solicitó la colaboración de la OIEA para llevar adelante su plan nuclear.
Finalmente, tenemos el caso de Uruguay, país que sometió a la opinión de una comisión multipartidaria la construcción de un reactor de potencia. Esta comisión se creó en 2008 por decreto del Presidente Tabaré Vazquez, y se expidió en 2015 concluyendo que en ninguno de los escenarios de precio proyectados hasta 2045 la energía nuclear es viable para el país.
En definitiva, en los escenarios de oferta y demanda de energía en el largo plazo, la energía nuclear se plantea como una opción viable para varios de los países de la región. En segundo lugar, Rusia y China se consolidan como socios de la cooperación regional, a la vez que vinculan cuestiones referidas a otras áreas de interés para los países, proyectando un escenario geopolítico que rompe con la lógica preponderante norte – sur, para relacionar intereses de este a oeste.