A la búsqueda de los misteriosos neutrinos

En la Central Nuclear Atucha II se instaló un sofisticado detector de neutrinos para estudiar la partícula que podría ayudar a entender algunos de los misterios del universo y comprender el comportamiento de la materia.

Científicos de todo el mundo están estudiando el comportamiento de los neutrinos y Argentina no es ajena al potencial de esta partícula. En la Central Nuclear Atucha II se instaló un detector de neutrinos que ya está en funcionamiento y permitirá obtener información valiosa en pos de la investigación y el desarrollo científico.

Esta acción forma parte del Proyecto vIOLETA, un trabajo de investigación integrado por un equipo de científicos argentinos y norteamericanos que busca capturar y estudiar los patrones de esta misteriosa partícula.

El detector de neutrinos (en italiano significa ‘neutrón pequeño’) es una herramienta compleja que llegó desde el prestigioso laboratorio estadounidense FermiLab, nombre que nace en honor al italiano Enrico Fermi, pionero en la energía nuclear.

Los neutrinos son las partículas más difíciles de ver en la física porque son muy complicadas de detectar. “Hay muchas fuentes que producen neutrinos como el sol, las estrellas o las supernovas. Nuestra fuente es por la reacción de fisión como las que ocurre en un reactor nuclear” explica el Físico Iván Sidelnik, uno de los científicos argentinos que forma parte del Proyecto vIOLETA.

Iván trabaja en el Centro Atómico Bariloche, es miembro del CONICET y uno de los referentes de esta investigación, junto a investigadores de la Facultad de Ciencias Exactas de la UBA y de la Comisión Nacional de Energía Atómica. La idea del proyecto es estudiar las propiedades de estas partículas que tienen muy poca masa y no llevan carga eléctrica. “Para esto instalamos el detector a 12 metros del reactor nuclear de Atucha II, los reactores nucleares son uno de los mayores productores de neutrinos del mundo, vienen dados por las reacciones de fisión que se producen dentro del reactor y son totalmente inofensivos porque son casi “transparentes” a la materia ordinaria”.

Un proyecto de este tipo implica la colaboración de varias personas e instituciones. En la instalación en Atucha II trabajaron Eliana Depaoli, Dario Rodrigues e Iván Sidelnik.

El detector se diseñó y preparó en Fermilab donde trabajan muchos argentinos, junto al Laboratorio de Berkeley: Javier Tifferberg, Juan Estrada, Guillermo Fernandez Moroni, Miguel Sofo Haro, Ana Botti, Mariano Cababie, Leandro Stefanazzi, Fernando Chierchie y Gustavo Cancelo.

En la Central nuclear Atucha II, Eduardo Arostegui, Nicolás Lazaretti, David Delgado y varias personas más colaboran en cada movimiento necesario. Sin ellos nada de esto sería posible.

El Proyecto vIOLETA –en inglés Neutrino Interaction Observation with Low Energy Threshold y cuya v cursiva alude al símbolo de la partícula Neutrino- es la interacción de un neutrino a través de una matriz de silicio, que tiene un umbral muy bajo en energía, esto se logra a través de una tecnología novedosa llamada skipper CCDs desarrollada en Fermilab. Es el equivalente a una sofisticada cámara fotográfica que puede ver partículas subatómicas.

“Para que el detector CCD obtenga una buena medición tuvimos que refrigerarlo a 230 grados bajo cero. Necesitábamos blindarlo del ruido exterior, la temperatura y la agitación que produce estar a tan sólo pasos del corazón de un reactor nuclear“, señala Iván.

De las 442 centrales nucleares operativas en el mundo, en cuatro se está experimentando con neutrinos y sólo en una la investigación se lleva a cabo dentro de la esfera de contención, y es la Central Nuclear Atucha II.

Iván describe el motivo por el cual se eligió esta planta para el proyecto y resalta también la colaboración de los expertos de Nucleoeléctrica: “elegimos Atucha II porque tiene más potencia y nos provee un lugar adecuado muy cerca del núcleo del reactor. Además cuenta con técnicos capacitados que nos ayudaron en la instalación y nos brindan apoyo constante”.

Los investigadores tienen trabajo por delante. Además de lidiar con cuestiones ambientales, vibraciones y temperatura, deben controlar que el detector se adapte a estos cambios. Esto es posible gracias a que la tecnología del equipo permite monitorear el detector y hacer pruebas de manera remota.

La comunidad científica es inquieta como el neutrino mismo. Está en la búsqueda de esta misteriosa partícula elemental que podría cambiar la manera que conocemos el universo, un laboratorio de posibilidades infinitas en el que el hombre busca respuestas a nuevos enigmas.

Argentina se suma a esta carrera de investigación científica con la esperanza de que, tal vez, algunas de las muchas incógnitas que despierta el codiciado neutrino encuentren respuesta en el corazón mismo de la Central Nuclear Atucha II.