Durante el Seminario Internacional “La Política Nuclear en la Argentina y el Mundo” –realizado los días 25 y 26 de abril en la Cancillería Argentina– el ingeniero Abel González, Asesor Senior del Directorio de la Autoridad Regulatoria Nuclear (ARN) y miembro de la Comisión de Estándares de Seguridad en la OIEA, brindo una conferencia sobre la seguridad en el mundo post-Fukushima.
Para comenzar su ponencia, el ingeniero González se refirió a las consecuencias de la catástrofe japonesa y aseguró que “la consecuencia real de Fukushima es el sufrimiento del pueblo, causado especialmente por el tratamiento que hizo la prensa del evento”.
Por otro lado, recordó que todas las centrales nucleares de Japón, salvo una, fueron detenidas debido al accidente de Fukushima, lo cual representó un gran golpe para la economía japonesa, ya que la energía nuclear representaba un 30% de la generación de electricidad nacional.
“En este momento, Japón está importando combustibles fósiles y esto tiene un costo muy alto: cada 2 mil megavatios de combustibles fósiles que se queman, se generan 42 mil toneladas de CO2, 620 toneladas de gases ácidos y 1300 toneladas de cenizas”, aseguró.
Posteriormente, el especialista reflexionó que “tras Fukushima, se ha generado la idea de que existe un problema en la seguridad nuclear del mundo. Que el problema de la seguridad nuclear es global. Eso no es cierto. Esta idea la generó, en parte, el plan de acción de emergencia japonesa”, argumentó.
Finalmente, González comentó que es muy difícil predecir lo que va a suceder en el resto de los países en materia de seguridad luego de Fukushima. Sin embargo, subrayó que “Argentina ha tenido un compromiso histórico con la seguridad, lo cual facilita que su programa nuclear no sea afectado”.
Al respecto, aseguró que el contenedor de la Central Nuclear Atucha es uno de los mejores del mundo y opinó que “en nuestro país, las lecciones de Fukushima las aprendimos hace 20 años, pero no por eso elegimos quedarnos con los brazos cruzados”, concluyó González.