Becas de Verano del Balseiro

En los laboratorios del Centro Atómico Bariloche.

Durante el mes de febrero, diez jóvenes de distintas universidades de Argentina realizaron prácticas en laboratorios del Centro Atómico Bariloche. Fue en el contexto del programa «Becas de Verano» del Instituto Balseiro. Esta iniciativa permite definir vocaciones y orientar las carreras en ciencia y tecnología desde hace más de 20 años. Los becados pudieron afrontar los gastos de alojamiento, un per diem y el transporte terrestre dentro de Argentina.

En la edición 2024, hubo más de 300 postulantes, tanto de Argentina como del resto de América Latina. En el proceso de selección se tienen en cuenta los antecedentes académicos y méritos en general de los postulantes, según informaron desde la comisión organizadora del programa.

La estadía consistió en participar en el desarrollo de proyectos de investigación, desarrollo e innovación (I+D+i) en los laboratorios del CAB, de la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA). Esta actividad de vinculación del Balseiro despierta un gran interés entre estudiantes y profesionales que acaban de graduarse de carreras de física, ingeniería y afines.

«Las Becas de Verano son importantes porque se pueden hacer experiencias que no se tiene oportunidad de realizar en los lugares de origen o debido a que no tienen el equipamiento o porque son temas de investigación que se hacen en muy pocos lugares del mundo», recalcó el Ingeniero Nuclear Federico Mezio, integrante de la comisión organizadora del programa Becas de Verano del Instituto.

Las investigaciones que realizaron en los laboratorios del Centro Atómico Bariloche pertenecen a distintos campos de I+D+i. Algunos de los temas en los que colaboraron fueron: la calibración del Acelerador de Iones Tándem 1.7 MV; la captura de dióxido de carbono empleando «matrices carbonosas mesoporosas impregnadas con polietilenimina (PEI)»; la síntesis y la caracterización de «heteroestructuras de pocas capas de antimonio y grafeno»; y la puesta a punto de la aplicación de nanopartículas magnéticas de óxido de hierro para tratamientos basados en «hipertermia magnética en cultivo 3D de células tumorales».

Las prácticas en laboratorio también incluyeron realizar aportes en otros temas, como la calibración del «detector BUSARD por fluorescencia de rayos X; la síntesis y la caracterización de nanocompuestos de nanohilos de plata para aplicaciones neuromórficas; el estudio de propiedades magnéticas de muestras naturales de «siderita FeCO3»; «la estimación del tiempo transcurrido desde una sobreexposición accidental a radiación ionizante por medio de dosímetros termoluminiscentes»; comunicación digital y óptica QPSK; y el diseño y caracterización de circuitos integrados.

Participaron representantes de nueve provincias, de las localidades de Arias, Córdoba; La Plata y Tandil, Buenos Aires; Oro Verde, Entre Ríos; La Rioja Capital; Ciudad de Mendoza; San Fernando del Valle de Catamarca; San Juan, Capital; Ciudad de Córdoba, y La Banda, Santiago del Estero.

Son estudiantes y graduados de la Universidad Nacional de Río Cuarto, la Universidad Nacional de La Plata, la Universidad Nacional de La Rioja, la Universidad Nacional del Centro de la Provincia de Buenos Aires, la Universidad Nacional de Cuyo, la Universidad Nacional de San Juan, la Universidad Nacional de Córdoba, la Universidad Nacional de Santiago del Estero y de la Universidad Tecnológica Nacional (Facultad Regional Paraná).

Este año, el grupo de participantes tuvo la oportunidad de visitar el simulador y el área de robótica del proyecto CAREM25, la empresa INVAP, el reactor nuclear de investigación RA-6 y la Fundación INTECNUS.

La visita finalizó el viernes 1 de marzo con la presentación de pósters en el salón de actos del Instituto Balseiro. En este histórico lugar cada participante pudo mostrar los resultados de sus investigaciones a pares, a otros docentes del instituto y a investigadores de la CNEA y el CONICET.

Por último, se realizó un almuerzo de cierre entre participantes y equipos del Balseiro, en el quincho del CAB ubicado en «Playa Bonita», a orillas del lago Nahuel Huapi. Allí, representantes de la comisión Becas de Verano agradecieron especialmente a las autoridades del IB y a la gran cantidad de investigadores del Centro Atómico Bariloche que ofrecieron temas de investigación, quienes fueron un eslabón fundamental para que se puedan realizar estas actividades. A su vez también agradecieron a Fundación YPF, que desde hace varios años mantiene su apoyo para que más postulantes puedan acceder a una beca.

Esta iniciativa es organizada por la Secretaría de Vinculación e Innovación del Instituto Balseiro, dependiente de la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA) y la Universidad Nacional de Cuyo (UNCUYO). Las becas son financiadas por la CNEA y este año contó, asimismo, con el apoyo de la Fundación YPF.

En primera persona

Micaela Pomarico tiene 24 años y es de Villa Cañás, Santa Fe. Estudia la Licenciatura en Física en la Universidad del Centro de la Provincia de Buenos Aires, en Tandil, y fue una de las estudiantes seleccionadas. Cuando fue consultada al respecto de su motivación para postularse a la beca dijo: «Estoy cerca de terminar y no sabía muy bien qué camino seguir y sé que acá en Bariloche tienen mucha diversidad de temas y quería conocerlos»

La estudiante comentó que en el inicio de la estadía hubo varias propuestas que le gustaron pero que decidió trabajar en el laboratorio de bajas temperaturas. «Era en lo que más conocimiento tenía y sentía que podía aportar algo a lo que estamos haciendo». Además, destacó que los equipos que encontró le parecieron «increíbles».

Luna Curello tiene 25 años es de La Rioja y está recientemente recibida como Licenciada en Ciencias Biológicas de la Universidad Nacional de La Rioja. Fue otra de las becarias seleccionadas por el programa este año y al respecto comentó: “Mi experiencia fue muy enriquecedora. Aprendí sobre un área que no es la mía, no fue en la que me formé, que es la biología».

También destacó la calidad humana del plantel de investigadores, docentes y demás profesionales. «Están siempre dispuestos a ayudarte, a enseñarte, a mostrarte en qué están trabajando y a seguir en el camino de la investigación», dijo. Y agregó que aprendió mucho el manejo de los equipamientos que utilizaron durante la estadía.

Al respecto de cómo se enteró de la beca, Lautaro Ubiedo, otro becario, remarcó: «Estoy estudiando la carrera de Ingeniería Electrónica en la UTN en Paraná y vine acá más que nada cuando me enteré siguiendo la cuenta del Instituto Balseiro en redes sociales. Me interesó y por eso me inscribí en este laboratorio, que es el laboratorio de microelectrónica y detectores que me llamó la atención».

Ubiedo, que tiene 24 años y es oriundo de Oro Verde, Entre Ríos, agregó que le gusta trabajar en microelectrónica aunque también en ingeniería en telecomunicaciones. Y admitió que le gustaría en el futuro regresar al Balseiro y al CAB para seguir formándose o incluso trabajar en algún proyecto puntual.