Aplicarán un mecanismo internacional amparado por el Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA).
Japón acordó con China un mecanismo internacional para el seguimiento de los efectos del vertido de agua de la central nuclear de Fukushima Daiichi, en el que Pekín podrá participar, pese a mantener su oposición a este tipo de descargas al mar. Este entendimiento determina que el monitoreo internacional estará bajo el paraguas del Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA), con participación de países interesados como la vecina China, permitiendo muestreos independientes y análisis comparativos de laboratorio.
Desde el 24 de agosto de 2023 se han efectuado siete rondas de descarga —y está en marcha una octava— de agua procesada procedente de la planta, cada una de ellas consistente en unas 8.000 toneladas de agua tratada de la central. En total, se verterán al Pacífico a lo largo de varias décadas 1,32 millones de toneladas de líquido depurado mediante un complejo sistema de filtrado que, según explicó Japón, elimina la mayor parte de los elementos radiactivos nocivos, menos el tritio (un isótopo nuclear presente en la naturaleza).
El presidente del OIEA Rafael Grossi detalló que coordinará con Japón y otras partes interesadas, incluida China, para garantizar que las medidas adicionales se implementen adecuadamente, «manteniendo la integridad del proceso con total transparencia para asegurar que los niveles de descarga de agua cumplan y sigan cumpliendo estrictamente y sean compatibles con las normas internacionales de seguridad». Japón y China acordaron «continuar un diálogo constructivo desde una perspectiva científica, de manera responsable hacia el medio ambiente ecológico y la salud de las personas, y abordar de manera apropiada las preocupaciones relacionadas con el vertido al océano de agua tratada con ALPS».