Por Pablo Domini. U-238#15 Enero 2015.
Los representantes de los países miembros de ARCAL (Acuerdo Regional de Cooperación para la Promoción de la Ciencia y la Tecnología Nucleares en América Latina y el Caribe) crearon una Red de Comunicadores cuyo objetivo es el desarrollo de una estrategia de comunicación que alcance uno de los propósitos buscados por el grupo de expertos: “comunicar más y mejor” sobre energía nuclear en América Latina.
Comunicar más y mejor es uno de los grande desafíos que está intentando llevar adelante el sector de la energía nuclear en Latinoamérica. La tarea es ardua y debe desarrollarse en varios terrenos y direcciones, y un punto central para avanzar con solidez es lograr un buen manejo de la información entre los propios miembros de la comunidad, es decir, los países que integran la región. Este es el recorrido que han comenzado a realizar las naciones que integran el Acuerdo Regional de Cooperación para la Promoción de la Ciencia y la Tecnología Nucleares en América Latina y el Caribe (ARCAL), cuyos representante apuestan ahora a la creación de una Red de Comunicadores, que tendrá el objetivo de dotar de una estrategia de comunicación al sector, tanto a nivel interno como hacia el exterior, en lo que respecta a la comunidad científica y el público en general.
La idea cobró forma en noviembre pasado durante una reunión que se realizó en la ciudad de Santiago de Chile. Allí participaron miembros de los 21 países que integran el ARCAL, junto a la referente de la OIEA, Bruna Lecossis, para discutir sobre el “fortalecimiento de las comunicaciones y asociaciones estratégicas en los países miembros de ARCAL, y el mejoramiento de las aplicaciones nucleares y su sostenibilidad”, explicó a U-238 María Margarita Cobas Aranda, la representante de Cuba.
“Lo que ocurre con el ARCAL es que en general los proyectos que se realizan luego se publican en forma muy técnica. Se utiliza una redacción que responde a la lógica del emprendimiento, pero en la que muchas veces falta esa mirada mas comunicacional que permite expresar con claridad de qué se trata la cuestión, para qué sirve el proyecto o a quién beneficia”, manifestó a su vez Rubén Sutelman, gerente de Comunicación de la CNEA y encargado de representar a la parte argentina en el encuentro de Chile.
La creación de una red de comunicadores había comenzado a tomar forma concreta durante el curso que el ARCAL realizó en Buenos Aires en noviembre del 2013, dedicado a “aplicaciones nucleares y comunicación estratégica”. En ese encuentro organizado por la CNEA participaron muchos de los que ahora buscan crear la red, concientes de la necesidad que existe de incluir a la comunicación como parte fundamental de cada proyecto nuclear en la región.
Los pasos a seguir tienen ahora una faz administrativa, ya que la propuesta requiere la aprobación del ORA (Órgano de Representantes Nacionales ante el ARCAL), el máximo cuerpo decisorio del Acuerdo, integrado por el representante permanente designado por cada Estado parte; y del OCTA (Órgano de Coordinación Técnica del ARCAL), encargado de asesorar al ORA en los aspectos técnicos y de ejecutar sus decisiones. Mayo de este año será clave para que estos organismos definan sobre la puesta en marcha de la Red de Comunicadores.
Si bien la Red aún aguarda por su creación formal, la relación entre los representes de los 21 países de la región ya ocurre de hecho, mediante el vínculo por grupos cerrados en redes sociales, en tanto que desde 2012 existe un proyecto de comunicación y alianzas. Este último brinda espacio para el intercambio de información sobre resultados, impactos de los proyectos y otras actividades del Acuerdo. En ese marco se había comenzado a trabajar en la búsqueda de integración entre los comunicadores nucleares de ARCAL, el ORA, el OCTA, los Estados Parte, los Socios e Instituciones, y en incrementar del flujo de información en torno a los proyectos ARCAL.
Un marco general
“La idea es hacerle un tratamiento comunicacional a los proyectos para que tengan el impacto social que merecen. Algunos tendrán una difusión más masiva, otros mas específica. Hoy, por ejemplo, hay muchos profesionales que son parte de los proyectos y no saben que existe un financiamiento de este Acuerdo latinoamericano. Hay proyectos sobre medicina nuclear en los que participan decenas de oncólogos que, tal vez, desconocen que todo eso ocurre en gran medida gracias al ARCAL. Y no es sólo eso, queremos que ese médico se pueda ir del congreso en el que participa con una idea clara del marco general de la energía nuclear en la Argentina. Que no se queden en una parte, en una aplicación de medicina nuclear específica de un reactor de radioisótopos de uso médico”, manifestó Sutelman.
La reciente reunión en Santiago de Chile dio pie a la creación de varios documentos y resúmenes de situación que argumentan en favor de la creación de esta Red. En este sentido, los representantes de la región entienden que si bien el ARCAL ha favorecido las aplicaciones nucleares para problemas de interés regional “los resultados de los proyectos, la visibilidad de su impacto y las lecciones aprendidas no han sido suficientemente promovidos y, por ello, no hay una adecuada comprensión de la utilidad de los proyectos en nuestros países, ni de la oportunidad que representa el ARCAL en el desarrollo de la Ciencia y la Tecnología Nuclear en la región”, resumió Cobas Aranda. Otro de los temas que se trató fue el de la necesidad de atraer socios para apoyar los proyectos ARCAL, tanto para obtener financiamiento como para lograr su sostenibilidad.
Diagnóstico
Entre los temas trabajados en noviembre pasado en Chile también se encontró la realización de un diagnóstico sobre las actuales capacidades de comunicación en los Estados miembros de ARCAL, en cuyas conclusiones se señaló que “de los 18 países encuestados, 14 refirieron que una estrategia de comunicación le ayudaría a promover los proyectos ARCAL y sus beneficios en la comunidad en general, profesional del campo nuclear y académicos”.
A su vez, en ese análisis, como necesidades/problemas se detectó que existe “a) conocimiento insuficiente por los responsables políticos y de la comunidad científica sobre la utilidad y seguridad de las técnicas nucleares, b) insuficiente conocimiento del impacto de las aplicaciones nucleares, c) la necesidad de mejorar la presentación pública de la información sobre la energía nuclear y d) la necesidad de difundir los beneficios de las aplicaciones nucleares para usuarios”, según reseñó Cobas Aranda.
Como objetivos inmediatos del proyecto se apuntó la necesidad de desarrollar y poner en operación una estrategia de comunicación para dar mayor visibilidad a los resultados obtenidos por proyectos ARCAL, bajo la intención de “sensibilizar a socios y aliados”. “Adicionalmente —continuó Cobas Aranda—, en el marco del proyecto se contempla el establecimiento de un sistema de gestión integrado de la información generada en los proyectos a través del portal WEB del ARCAL (el cual ya existe y es www.arcal-lac.org/, pero requeriría de una actualización) y una plataforma de comunicación que permitirá a todos los actores del Acuerdo acceder a la información como una contribución a la mejor gestión”.
Entre los objetivos a largo plazo, los comunicadores regionales acordaron en la búsqueda de “garantizar una estructura sostenible de comunicación en materia nuclear en la región, incluyendo medios, modelos de gestión, mejores prácticas, etc., que permita familiarizar en comunicación y negociación a las partes interesadas en los proyectos ARCAL, incluidas las oficinas gubernamentales responsables de la aprobación y supervisión de todas las actividades de cooperación técnica internacional, los coordinadores nacionales, las instituciones de contraparte de proyectos específicos de cada sector, el representante residente de la ONU, otras organizaciones internacionales y regionales de desarrollo, el sector privado y las instituciones de investigación”, concluyó Cobas Aranda.
Promover el desarrollo y la cooperación
Para comprender los objetivos que tiene una Red de Comunicadores del ARCAL es útil tomar contacto con los objetivos que tiene esta organización, cuya meta principal es “promover el desarrollo de la ciencia y la tecnología nucleares en América Latina y el Caribe, así como la cooperación técnica entre los países en diferentes áreas temáticas”, según se explica en el sitio web del Acuerdo. Las áreas en cuestión son bien diversas, ya que abarcan energía, salud humana, seguridad alimentaria, seguridad radiológica, medio ambiente y tecnología con radiación.
A su vez, desde el ARCAL también se dan a conocer una serie de objetivos específicos, los cuales son: ampliar las relaciones de cooperación y asistencia recíproca entre las instituciones nucleares y otras, así como entre los especialistas de ambas; uso beneficioso de las instalaciones nucleares y otras, así como la infraestructura existente; identificación de problemas comunes a los países de la región que puedan ser resueltos mediante la cooperación mutua entre los Estados; propiciar, fomentar, coordinar y ejecutar acciones de cooperación para la capacitación, la investigación, el desarrollo y las aplicaciones de la ciencia y tecnología nucleares; capacitación de especialistas a través del uso de la infraestructura existente en otros países, por medio de cursos o entrenamientos tanto regionales como nacionales; fomentar la producción conjunta de equipos e instrumentos nucleares con la participación de aquellos países que tienen tecnología e infraestructura para ello, o bien promoviendo el desarrollo conjunto entre ellos; fomentar el intercambio de experiencias en el desarrollo de la energía nuclear; y ayudar a los países participantes a conseguir la capacidad de valerse por sí mismos en materia de aplicaciones de la ciencia y tecnología nucleares, a través de su participación en la ejecución de proyectos regionales, así como a compartir la infraestructura disponible, incluyendo laboratorios, equipos y expertos, y estimulando cierto grado de financiamiento regional para costear las actividades involucradas.
Los países que integran el ARCAL son Argentina, República Dominicana, México, Bolivia, Ecuador, Nicaragua, Brasil, El Salvador, Panamá, Chile, Guatemala, Paraguay, Colombia, Haití, Perú, Costa Rica, Honduras, Uruguay, Cuba, Jamaica y Venezuela.