Comunicar para lograr confianza

Por Pablo Domini. En U-238 Marzo 14.

Lograr transparencia en la relación riesgo/beneficios del uso de la energía nuclear es uno de los grandes objetivos que se le plantea a los comunicadores del sector nuclear. La tarea debe nutrirse de los aspectos positivos y desanudar algunos mitos. Rosane Lopes, especialista brasileña en escenarios de riesgo y Piluca Núñez, del Foro Nuclear de España, dieron algunas claves durante su reciente participación en un curso organizado por la ARCAL en la Ciudad de Buenos Aires.

La comunicación, una de las disciplinas de estudio más jóvenes del mundo académico, se enfrenta a un complejo desafío cuando se vincula con un campo como el de la energía nuclear. La tarea es ardua, ya que debe romper con mitos y temores asociados a los riesgos de accidentes, mientras busca apoyarse en los beneficios que lo nuclear aporta a la sociedad, principalmente en forma de energía que no genera gases de efecto invernadero y de avances en medicina. En este camino, los comunicadores vinculados a este mundo están compartiendo cada vez más experiencias y desarrollando nuevas estrategias; buen ejemplo de ello es el evento que se realizó en Buenos Aires del 11 al 15 de noviembre pasado, denominado “Curso Regional de Capacitación a Comunicadores de la Región de América Latina: Aplicaciones Nucleares y Comunicación Estratégica”, el cual reunió a representantes de una decena de países de la región que escucharon a algunos de los principales expertos en comunicación dentro del área.

El curso fue organizado en el marco del Acuerdo Regional de Cooperación para la Promoción de la Ciencia y Tecnología Nucleares en América Latina y el Caribe (ARCAL), dentro del cual Argentina está representada principalmente por la CNEA. Las exposiciones abundaron en enriquecedores conceptos y propuestas, con la relación entre lo nuclear y la sociedad como eje central. En buena medida, los comunicadores pusieron el acento en una búsqueda fundamental: estrechar el vínculo entre productores y usuarios (o consumidores, según el caso) de energía nuclear. Generar, en suma, una mejor y mayor comunicación, que incluya, pero que a la vez exceda, a la mera información, para establecer generación de confianza y de credibilidad, cuestiones que deben trabajarse en el día a día y no sólo ante la ocurrencia de una situación de crisis.

“Desde la pandemia del virus de H1N1 y el terremoto de Fukushima, el mundo sabe que debe preparse para las crisis. En el tema nuclear se está trabajando para mostrar cuáles son los beneficios y cuales los riesgos de la energía nuclear. Este seminario es un ejemplo de que estamos compartiendo la información entre los países. Existe una preocupación y se está avanzando para mejorar. Hay mucho interés por saber cómo manifestar los riesgos en todos los países que trabajan con energía nuclear”, señaló la brasileña Rosane Lopes, quien durante el curso expuso acerca del “Anclaje social de los proyectos con tecnología nuclear”.

Especializada en comunicación de riesgo, con experiencias en varios casos de crisis en el mundo, entre ellos el terremoto que devastó Haití en el 2010, Lopes trabaja sobre un concepto al que denomina “reserva de buena voluntad”, una especie de “crédito social” que debe ser ganado sobre la base de una buena comunicación cotidiana. “Se logra informando siempre, a tiempo y con la verdad. Siendo creíble y confiable todo el tiempo”, señaló. Para ello, Lopes entiende que es de suma importancia utilizar estrategias de marketing, trabajando con lo que en ese terreno se conoce como la “imagen”: la percibida por el cliente; la real, aquella que se corresponde con la empresa; y la deseada, que es el objetivo al que se apunta.

La comunicación constante es una de las herramientas en las que Lopes confía. “Hay que ser concientes de que en comunicación no existe el vacío. Si hay silencio, alguien va a hablar. Además, el mensaje llega por varios canales. Internet tiene memoria, y las redes sociales están funcionando, con información que surge de emisores confiables y conocidos”, indicó. Si se mantiene una relación de confianza fundada en buena información, se habrá establecido esta “reserva de buena voluntad”, desde la cual es mucho más fácil enfrentarse a una eventual crisis. De hecho, la crisis como tal es sólo un hecho final, ya que “hay que preparar a la gente de antemano con comunicación de riesgo”, señaló la especialista brasileña.

Los pilares de la buena comunicación necesaria ante episodios de crisis son, según Lopes, la creación de confianza, el anuncio rápido de los hechos acontecidos, la transparencia en la información, el respeto por las culturas locales, la participación del público en las soluciones y la planificación. La mayoría de estas bases deben trabajarse de antemano y en forma constante.

Es interesante la comparación que hace Lopes entre los riesgos aceptados y aquellos que no lo están, así como la distancia que hay entre los riesgos que provienen de catástrofes naturales o de accidentes provocados por el hombre. En la era tecnológica en que vivimos, la sociedad espera que la ciencia pueda predecir e informar sobre los riesgos. A su vez, de algún modo, la gente tolera más un desastre de origen natural que uno tecnológico, en tanto que también soporta más aquellos riesgos que pueden ser percibidos. “Claramente muere más gente a causa del tabaco que a causa de la energía nuclear, pero no hay marchas contra la industria tabacalera. Esto ocurre porque en el caso del tabaco las personas sienten que ellos eligen correr el riesgo y no es una imposición”, detalló Lopes. En este sentido, al decir de la comunicadora, la tarea de los defensores de la energía nuclear es demostrar que ésta no es algo que se impone, sino que es una necesidad para generar la energía electrica sin la cual las sociedades actuales no pueden funcionar. “Hay que hacer ver que los riesgos son ínfimos y que la necesidad y los usos son muchos”, detalló.

Otro de los puntos en los que pone el acento Lópes es en la relación con la comunidad, tanto en general como con la de la región donde se instala una central atómica. “Es necesario conocer a las personas, identificar a los líderes de la comunidad y tenerlos como socios, trabajar en la generación de confianza en ‘tiempos de paz’ e identificar los mejores medios de comunicación”, indicó. “El camino que estamos recorriendo es el de lograr transparencia en la relacion riesgo/beneficio que existe en la energía nuclear”, concluyó Lopes.

Estrategia

La española Piluca Núñez es una de las grandes referentes en materia de comunicación en el mundo nuclear y es la directora de Comunicación y Relaciones Institucionales del Foro Nuclear, el cual agrupa a las empresas españolas relacionadas con el uso pacífico de la energía nuclear. Durante su participación en el curso del ARCAL, Núñez se encargó de dejar a la vista la importancia del uso de estrategias de marketing para comunicar mejor. “Si realmente queremos vender, hay que utilizar las herramientas que sirven para ese fin”, sintetizó, y agregó: “está claro que no hay que defender la energía nuclear porque sí. Lo que hay que defender es la energía, y cada país tiene que tener la matriz energética que más le convenga. Pero lo que tenemos que tener en claro es que lo que generamos es electricidad útil para miles de aplicaciones. Es un hecho fundamental, y hay que tener en cuenta que otras industrias la tienen mucho más complicada a la hora de explicarle a la sociedad para qué sirven”.

Una de las claves, según la visión de la experta española, es tener en cuenta los temas que importan a cada sociedad para poder dialogar a partir y dentro de ellos. Esto se logra con un lenguaje atractivo y sencillo, pero también creando historias, mostrando las caras de los protagonistas y, tal vez sea lo más importante, dando siempre una dirección positiva a lo que se quiere contar. “En España la palabra ‘energía’ no figura hoy entre los temas de interés; sí en cambio ‘paro’, ‘problema económico’, ‘salud’, ‘bancos’, ‘clase política’, etc. Entonces, si vamos a hablar, hay que tener en cuenta esto y dejar en claro que la energía nuclear genera X cantidad de empleos, que el precio de la electricidad generada puede ser inferior al de otro países, etc., y así estaremos hablando en términos de los temas que la sociedad está interesada en solucionar”, indicó.

En suma, se trata de identificar temas, interlocutores y objetivos. Al afinar más la puntería hay que definir luego los canales y medios para comunicar, evaluar la situación periódicamente y ajustar en consecuencia el plan, siempre de acuerdo con los resultados.

En este escenario, las redes sociales e Internet pueden ser grandes aliados para difundir información. Son una herramienta que permite saltear intermediarios para dar a conocer datos, a la vez que bien utilizadas permiten generar lazos de confianza. “Twitter es una herramienta muy poderosa para conversar con el público, y también es un mundo que incluye a formadores de opinión a los cuales hay que tener como aliados siempre. Ante alguna situación de crisis, es más fácil explicarle algo o esperar un respuesta positiva de un divulgador de ciencia cuando nos hemos ganado su confianza en el día a día, y no si sólo lo buscamos ante la emergencia”, explicó.

“El momento de informar ya pasó, y ahora es el momento de conversar, de avanzar hacia herramientas de marketing, de trabajar con los que aún no han formado opinión, con los neutrales, de poner el acento en campañas de aceptación de la energía nuclear”, concluyó Núñez.

En el acto de cierre del encuentro, Mauricio Bisauta, vicepresidente de la CNEA, también hizo referencia a la importancia de la relación entre el sector y la sociedad, a través de estrategias y acciones de Comunicación eficaces: “El desafío para los comunicadores es traducirnos a nosotros —que estamos acostumbrados a hablar en un idioma difícil y entre pares— para que la sociedad entienda, acepte y se apodere de la tecnología. La sociedad nos reclama porque, a veces, no logramos hacernos entender y ese es el gran desafío que tenemos que recorrer juntos”.

 

Quiénes participaron del encuentro

El “Curso Regional de Capacitación a Comunicadores de la Región de América Latina: Aplicaciones Nucleares y Comunicación Estratégica” se realizó en la ciudad de Buenos Aires en noviembre del año pasado, organizado por el Acuerdo Regional de Cooperación para la Promoción de la Ciencia y Tecnología Nucleares en América Latina y el Caribe (ARCAL). Durante las cinco jornadas que duró el evento participaron los representantes del área de comunicación de las principales organizaciones del campo nuclear de los países de la región. Los oradores del curso fueron Rubén Sutelman (gerente de Comunicación Social de la CNEA), Bruna Lecossois (reponsable de la comunicación de la Agencia Internacional de Energía Atómica), Mauricio Bisauta (vicepresidente de la CNEA) y los comunicadores Pablo Cristini, Ignacio Jawtuschenko, Rosane Lopes, Héctor Vera, Piluca Núñez y Lucía Guerrini.

 

Algunas voces del encuentro

“Lo más importante del curso fue poder profundizar en ciertas herramientas de la planificación, necesarias para trabajar de forma científica la comunicación, y muy útiles en nuestras organizaciones e instituciones. Resultó también de mucho interés el refrescamiento de ciertos conceptos de la comunicación que aluden más a la realidad latinoamericana y que parten de una concepción de la comunicación inclusiva, dialéctica y humanista”.

“En Costa Rica, en donde no existe una tradición en el campo nuclear y hay mucho desconocimiento sobre el tema, creo que más que obstáculos hay oportunidades que se abren para la divulgación y comunicación de lo nuclear, dado que la institución en la que trabajo (la Universidad de Costa Rica) tiene un centro de investigación: el Centro de Investigación en Ciencias Atómicas, Nucleares y Moleculares (CICANUM), que es el centro líder y pionero en el país en el uso pacífico de la energía nuclear. Sin embargo, mi percepción es que la única información que la gente tiene sobre lo nuclear es la relacionada con los accidentes nucleares”

(Patricia Blanco Picado, Oficina de Divulgación e Información de la Universidad de Costa Rica. Periodista y editora de la revista Crisol sobre ciencia y tecnología)

 

“Este tipo de curso es importante para tomar conocimiento de la situación comunicacional en los distintos países y reflexionar sobre nuestra propia situación; además ha permitido construir un puente para realizar futuros proyectos multinacionales para conseguir una efectiva comunicación del tema nuclear en la región”.

“He recibido como aporte nuevos métodos para enfocar la comunicación estratégica, herramientas de análisis y una conceptualización del tema nuclear desde un aspecto más social y responsable con el desarrollo de la población que técnico-científico.”

“Los principales obstáculos que existen actualmente en el sector se relacionan con la vinculación de lo nuclear con la guerra y la destrucción que está arraigada en el imaginario colectivo de la población mundial. Esto provoca cierto recelo en la gente a tomar como positivo las otras actividades relacionadas a lo nuclear. También la obstinación de muchos científicos de dejar de usar la rigurosidad de palabras técnicas que terminan asustando a la población y trasmitiendo información dura y poco accesible”.

(Andrés R. Flores Escudero, de la Unidad de Imagen Institucional Instituto Peruano de Energía Nuclear)

 

“Lo más positivo fue la posibilidad de encuentro e intercambio entre comunicadores y la oportunidad de conocer de primera mano situaciones y contextos del sector nuclear en otros países de Sud y centro América”.

“Destaco enormemente la importancia de realizar un evento como este, en el marco de ARCAL y de OIEA, específicamente regional y comunicacional y, por eso mismo, en idioma castellano, lo cual no creo que sea tan sólo un detalle”.

“Creo que el aporte fundamental del encuentro fue conceptual: propició que concibiéramos nuestra labor en términos de planificación y de creación de estrategias comunicacionales, más que de mera traducción de mensajes”.

(Lucrecia Gringauz, responsable de comunicación del Programa Nacional de Gestión de Residuos Radiactivos (PNGRR) de la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA)

 

“Destaco la formación de los expositores y el compromiso de la CNEA-OIEA para la realización de este curso. Por otra parte, la selección de los participantes fue un complemento riquísimo, puesto que compartimos experiencias, casos y consejos, tanto en términos de comunicación institucional y manejo de crisis como propiamente de la energía nuclear”.
“Pienso que la fortaleza de la capacitación fue abordar la comunicación de la energía nuclear desde varias dimensiones, pero aquellas de las cuales más aprendí fueron acerca de su planificación, estrategias y canales”.

(Caterina Elizondo Lucci, Periodista y Asesora en Comunicación, Ministerio de Ciencia, Tecnología y Telecomunicaciones de Costa Rica)