En plena búsqueda del ARA San Juan, un informe hidroacústico antinuclear puso en primer plano a un organismo internacional prácticamente desconocido para la opinión pública: la Comisión Preparatoria para el Tratado de Prohibición Completa de Ensayos Nucleares (OTPCE o CTBTO, por sus siglas en inglés), una convención que prohíbe cualquier tipo de explosión nuclear y por tanto opera un sistema de monitorización en todo el mundo.
Situada en la ciudad austríaca de Viena, la Comisión Preparatoria de la OTPCE, y su Secretaría Técnica Provisional, se establecieron en 1997 y se encarga a su vez de hacer los preparativos para la aplicación efectiva del Tratado, en particular mediante el establecimiento de su régimen de verificación.
La importancia del CTBT radica en transformarse en una herramienta vital para evitar que los países desarrollen bombas nucleares, ya sea para aumentar su arsenal o para desarrollarlos por primera vez; a la vez que cualquier tipo de daño que pueda ser causado por la radioactividad, protegiendo ala raza humana, animales, plantas y al ambiente en general. No obstante aunque el CTBT sea prácticamente universal, aún no pudo materializarse pues para hacerlo necesita la ratificación del tratado de los 186 países que firmaron el acuerdo; y hasta ahora solo lo han hecho 166.
Por ello, a pesar de no entrar en vigencia, en 1996 se decidió denominarla «Comisión Preparatoria de la Organización del Tratado de Prohibición Completa de los Ensayos Nucleares» y así seguir avanzando en las investigaciones sobre la problemática. En la actualidad cuenta con más de 260 empleados de más de 70 países, y está dirigida desde la Secretaria Ejecutiva a cargo de Lassina Zerbo de Burkina Faso. Con un presupuesto de US$ 130 millones, sus tareas principales son la promoción del Tratado y la creación del régimen de verificación para que esté operativo cuando el entre en vigor.
Estetoscopio del mundo
Para garantizar el cumplimiento de su misión el CBTO posee un régimen de verificación integral unico en el planeta, que se sostiene en tres grandes pilares: El Sistema de Monitoreo Internacional (IMS) que cuenta con 337 instalaciones alrededor del globo, las inspecciones in situ para garantizar los datos y el Centro Internacional de Datos que nuclea diariamente gigabytes de información proveniente de las estaciones de monitoreo mundiales, que tras su procesamiento pueden ser distribuidos en cuestión de horas, a los Estados miembros del Tratado.
La gran cantidad de datos recopilados fueron utilizados también para otros fines, siempre con el objetivo de salvaguardar vidas y proteger el planeta. Así se han proporcionado alerta de tsunamis y se han sumado datos para los analistas que investigan los comportamientos de océanos, volcanes, el cambio climático, el movimiento de las ballenas, entre otros tantos estudios.
Así tras la desaparición del submarino argentino ARA San Juan comenzaron a buscar también cualquier posible «ruido» que ofreciera datos para su localización; que encontraron una semana más tarde, catalogaron como «una señal de un evento impulsivo bajo el agua» y ubicaron el 15 de noviembre en una zona cercana a donde se localizó por última vez el submarino.