Cuates y parceiros de la Argentina

Por Exequiel Lacovsky. En U-238 Noviembre 13

Junto con la Argentina, México y Brasil son los tres países de la región que mayor desarrollo poseen en producción y utilización de energía nuclear. Por ello, las acciones de cooperación entre estos países son fundamentales para el impulso nuclear en Latinoamérica. Tanto en el caso de Brasil como en el de México, las políticas de sus gobiernos de la última década se han orientado al desarrollo de sistemas nucleares integrales, soberanos y pacíficos.

En Brasil, la necesidad de contar con una matriz energética diversificada se convirtió en un eje de desarrollo hacia mediados de la década del 70, tras el “milagro económico” generado por el poderoso proceso de industrialización experimentado en aquellos años. El rápido crecimiento de la economía brasileña entre 1968 y 1973 expandió la demanda energética en un período en el cual Brasil era un importador neto de fuentes de energía. Esta situación lo hacía vulnerable a la dinámica del mercado mundial de energía y al mismo tiempo generaba límites al desarrollo industrial que se encontraba en plena expansión. En ese marco y desde entonces, los sucesivos gobiernos brasileños se vieron obligados a diseñar una matriz energética en la cual primaran las energías renovables y, sobre todo, se utilizaran fuentes energéticas propias y no importadas.

Podemos observar que Brasil desarrolló una variada gama de políticas sectoriales para promover la inversión en su infraestructura energética. Por ejemplo, se destacan los programas de biocombustibles —en base a etanol proveniente de la caña de azúcar— en los que Brasil es uno de los países líderes del rubro: no sólo es el segundo exportador del mundo, sino que el 75% de su parque automotor funciona en base a biocombustibles. En cuanto al petróleo, se incrementó la producción doméstica de crudo a una tasa del 10% anual desde 1980, debido a las inversiones e innovaciones tecnológicas destinadas a ese fin. También se han realizado inversiones destinadas a aumentar la productividad del carbón y la producción de gas —especialmente en los últimos años— a partir del descubrimiento de grandes reservorios en el litoral marítimo.

En cuanto a la producción de electricidad, Brasil ha duplicado la generación y el consumo en las últimas dos décadas, debido a diversas tendencias como el ya mencionado crecimiento industrial, la mecanización de la agricultura, la urbanización y la inclusión de sectores vulnerables. Básicamente, la energía hidroeléctrica es el eje de la matriz energética del Brasil, ya que provee el 90% de las necesidades eléctricas del país. Actualmente, Brasil utiliza sólo el 25% de su capacidad disponible para generar electricidad mediante los vastos recursos hídricos, y cuenta con decenas de usinas hidroeléctricas que fueron construidas en las últimas décadas. Se destaca la represa binacional de Itaipú que comenzó a operar en 1984 y es la segunda usina hidroeléctrica más grande del mundo.

La energía nuclear en Brasil

Para dar cuenta del lugar que la energía nuclear ocupa en Brasil, primero se debe señalar su rol dentro del marco general de la matriz eléctrica. Básicamente, en un sistema en el que predomina la generación hidroeléctrica como en Brasil, las fuentes secundarias de energía como la nuclear operan en forma complementaria y, por ende, se encuentran subordinadas a ese sistema. Esto significa que en períodos donde la hidrología se encuentra en un nivel alto, las fuentes alternativas de energía como las termoeléctricas o la nuclear tienden a funcionar en un nivel inferior. Por el contrario, cuando las condiciones climáticas afectan la generación hidrológica, las fuentes mencionadas apuntalan la generación eléctrica.

Actualmente, Brasil dispone del Complejo Atómico de Angra dos Reis, en las afueras de Río de Janeiro. Este complejo cuenta con dos reactores en funcionamiento del tipo PWR (Reactor de Agua Presurizada). El primero de ellos, Angra I, comenzó a ser construido a principios de la década del 70 y entró en funciones en 1985. El reactor fue adquirido de la empresa americana Westinghouse y tiene una potencia de 600 MWe. El segundo, Angra II, inició su construcción en 1975 a partir de un extenso acuerdo en materia de cooperación nuclear firmado entre Brasil y Alemania Federal. El reactor de Angra II, de la empresa Siemens, tiene una potencia de 1275 MWe. Sin embargo, las dificultades en implementar esos acuerdos junto a las condiciones macroeconómicas desfavorables de los años 80 retrasaron su finalización. Recién en los años 90 comenzó la construcción definitiva, para entrar en operaciones finalmente en 2000. Lo mismo sucedió con el tercer reactor, Angra III, el cual fue completado hasta un tercio de su totalidad, pero su construcción fue suspendida en 1986. Este último proyecto tomaría un nuevo impulso durante la reactivación del sector nuclear impulsada durante la administración del presidente “Lula” Da Silva. En ese sentido, durante 2007 el Consejo Nacional de Política Energética (CNPE) decidió completar la construcción de Angra III. Tras la aprobación de las licencias ambientales y de seguridad correspondientes, durante 2009 se iniciaron las obras y su finalización está prevista para 2018. El reactor de Angra III es similar al de Angra II y tendrá una potencia de 1405 Megawatt. Con la puesta en marcha de este último reactor, la energía nuclear representará el 50% de la energía a ser consumida en Río de Janeiro.

La decisión de completar Angra III y, de este modo, aumentar la producción de energía nuclear, se enmarca en la planificación del sector energético elaborada por el Ministerio de Minas y Energía. Se destaca el Plan Nacional de Energía 2030, de noviembre de 2007, que traza los lineamientos estratégicos para el desarrollo energético del país. La matriz energética diseñada hacia 2030 amplía la tendencia de la diversificación en pos de lograr la autosuficiencia. Asimismo, prevé un crecimiento de la demanda de la energía eléctrica debido al aumento de la participación de la industria de mayor valor agregado, el crecimiento del sector servicios y el aumento de los equipamientos domésticos de la población. Para el Plan Nacional de Energía 2030, la energía hidroeléctrica continuará, desde ya, siendo predominante, pero se establece como meta la ampliación de la oferta de generación termoeléctrica. Entre ellas, las plantas térmicas a gas natural pasarían de un 3,8% a un 8,7% en 2030. En cuanto a la energía nuclear, se proyecta pasar de casi un 3% a un 5% también en el mismo período. Para ello se prevé, como mencionamos, la finalización de Angra III y el estudio de localización de nuevas centrales nucleares.

La propulsión nuclear: el proyecto del submarino nuclear

La reactivación del sector nuclear en Brasil cuenta con desarrollos conexos a la producción de energía eléctrica. Tal es el caso del proyecto del submarino a propulsión nuclear.

Desde fines de la década de 1970 la Marina brasileña (1) es uno de los principales actores en el sector nuclear. Posee el Centro Experimental de Aramar en San Pablo, el cual es considerado uno de los principales ámbitos de investigación y desarrollo nuclear en el Brasil: allí se realizan actividades relacionadas al ciclo del combustible nuclear y al desarrollo de un reactor destinado a la propulsión del submarino. Precisamente este último es el proyecto insignia de la Marina. Este proyecto formulado en los años 70 tuvo marchas y contramarchas. Durante el período democrático, el proyecto fue suspendido por razones políticas y financieras, aunque el Centro Experimental de Aramar siguió funcionando y la idea del submarino nunca fue del todo descartada. En las últimas dos décadas hubieron intentos de relanzar el proyecto, pero no tuvieron éxito.

Sin embargo, durante la segunda presidencia de Lula, este proyecto se reactivaría a partir de dos eventos centrales. Por un lado, se promulgó la “Estrategia de Defensa Nacional”, en la cual se plasman los nuevos trazos estratégico-militares para el sector de defensa en Brasil. Por el otro, se inicia un proceso de reestructuración de las fuerzas armadas y de la industria de armamentos. Es en este contexto que se decide avanzar con el proyecto del submarino nuclear.

En cuanto a los aspectos tecnológicos-nucleares del submarino, están siendo desarrollados por el propio Brasil. Con respecto a la construcción específica del submarino, Brasil ha firmado una “alianza estratégica” con Francia, en el marco de la visita a Brasilia del premier francés Nicolás Sarkozy en 2009, por el cual ambos países desarrollarán en forma conjunta la infraestructura del submarino nuclear.

Asimismo, el programa destinado a lograr la propulsión nuclear tiene un objetivo dual, ya que en caso de que Brasil finalizara satisfactoriamente el prototipo del reactor de potencia destinado a la propulsión del submarino, éste podrá destinarse a la generación de energía eléctrica. El reactor sería de 11 MWe y podría proveer de energía eléctrica a una ciudad de más de 20 mil habitantes.

El ciclo del combustible nuclear

Ya en 1987, Brasil dominaba el proceso de enriquecimiento de uranio a escala piloto; sin embargo, los sucesivos gobiernos habían desistido de extenderlo a escala industrial. En ese sentido, la reactivación del sector nuclear brasileño tendría un capítulo central relacionado a las actividades de enriquecimiento de uranio y a la fabricación de combustible nuclear. En 2003 Brasil anunció que estaría enriqueciendo uranio mediante el procedimiento de ultra centrifugado en el corto plazo. Entre los objetivos anunciados se mencionaba la necesidad de obtener combustible para los reactores nucleares y exportar combustible nuclear hacia 2014.

En relación al combustible correspondiente para los reactores Angra I y II, en suelo brasileño se produce la extracción del mineral de uranio que luego es enviado al exterior para su conversión y enriquecimiento.

En abril de 2004, Brasil comenzó entonces el montaje de la planta de enriquecimiento de uranio de Resende, al sur de Río de Janeiro. La conclusión del primer módulo —que cuenta con cuatro conjuntos de centrífugas— se realizó en 2012 y se espera que la planta tenga cuatro módulos. A partir de la puesta en marcha de Resende, Brasil podrá convertirse en el corto plazo en un país autosuficiente en materia de combustible para sus reactores nucleares. En este punto, la finalización de Angra III y la construcción de nuevas centrales, en la estratégica brasileña es considerada vital, ya que brinda la posibilidad de justificar, en términos energéticos y económicos, la necesidad de producir combustible nuclear en el propio país. Asimismo, Brasil podría convertirse en un proveedor de combustible nuclear ya que, además de dominar su producción, posee la sexta reserva mundial de mineral de uranio.

El programa nuclear brasileño y las principales metas

Dada la reciente reactivación del sector nuclear, el gobierno brasileño decidió en 2008 conformar el Comité de Desarrollo del Programa Nuclear Brasileño. Este ámbito de carácter interministerial fue impulsado con el fin de cumplir con los objetivos del programa nuclear brasileño y poder contar con un control y centralización más eficiente de las actividades nucleares. El Comité quedó bajo la coordinación de la “Casa Civil” (similar a la Jefatura de Gabinete) que, en su momento, era dirigida por la actual mandataria Dilma Rousseff.

Las metas del programa nuclear brasileño, se observan en el Plan de Acción elaborado por el Ministerio de Ciencia y Tecnología en 2007. Entre las principales se destacan el fortalecimiento de la Comisión de Nacional de Energía Nuclear (CNEN); la finalización de la primera etapa de la Planta de Enriquecimiento de Uranio en Resende; la instalación de la planta piloto de producción de UF6 (conversión gaseosa); el aumento de la producción de mineral y prospección de uranio; la vigorización de la industria de fabricación de componentes para nuevas usinas nucleares; la implementación de una política nacional de tratamiento de desechos radiactivos; la creación e implementación de una Empresa Brasileña de Radiofármacos, la proyección de un reactor de investigación multipropósito y la construcción de nuevas centrales para la generación de energía eléctrica.

Relación Argentina-Brasil en el campo nuclear

La cooperación y coordinación entre argentinos y brasileños en el campo nuclear es vital para la estabilidad y la seguridad regional. Es por ello que las políticas nucleares de cada país tienen un impacto regional. Tal es el caso de la reactivación del sector nuclear en el Brasil que, por sus características, puede llevar a situaciones tanto de cooperación como de conflicto con la Argentina. Por lo tanto, podemos identificar tres grandes desafíos para la relación bilateral en el campo nuclear.

En primer lugar, señalamos la necesidad de seguir consolidando la Agencia Brasileña Argentina para el Control y Contabilidad de Materiales Nucleares (ABACC), la cual junto al Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) coordina las actividades de salvaguardas tanto en Argentina como en Brasil. En ese sentido, en el número 3 de U-238, planteamos la posible adaptación de la ABACC al Protocolo Adicional de la OIEA, en el caso de que en los próximos años Argentina y Brasil ratifiquen dicho instrumento.

En segundo lugar, notamos que habrá de seguir la evolución del Comité Binacional de Energía Nuclear (COBEN) impulsado por ambos países desde 2008. Se prevé la construcción de un reactor en forma conjunta destinado a la producción de radioisótopos, de ensayos de irradiación de combustible y materiales, y de investigación con haces de neutrones. El reactor tendrá una potencia de 30 MW y estará basado en el reactor OPAL que Argentina exportó a Australia. La producción conjunta de un reactor le permitirá a ambos países abastecer la demanda mundial de radioisótopos para uso médico (2), como el tecnecio 99m. Si se concretara el proyecto, Argentina y Brasil podrían dominar el 40% del mercado de radioisótopos. Se espera que las obras comiencen en 2014 para ser finalizadas en el año 2018.

En tercer lugar, podemos mencionar la importancia de que ambos países tengan un desarrollo nuclear simétrico. Vale recordar que los acuerdos bilaterales de salvaguardas firmados entre Argentina y Brasil fueron establecidos en un contexto de paridad tecnológica, por lo cual, ésta es condición indispensable para el equilibrio en la relación bilateral. En ese sentido, proyectos como el enriquecimiento de uranio y el desarrollo de la propulsión nuclear en el Brasil generan un desafío a la posición Argentina.

México

Mexico, junto a Argentina y Brasil, es el tercer país de Latinoamerica en la producción y uso de la energía nuclear. México posee la Central Nuclear de Laguna Verde en el Estado de Veracruz, la cual tiene dos reactores y es administrada por la Comisión Federal de Electricidad. La Central de Laguna Verde es un proyecto que data de la década del 70. La primera unidad comenzó su construcción en 1976, mientras que al año siguiente comenzaron las obras de la segunda unidad. El primer reactor comenzó a funcionar en 1990, mientras que el segundo lo hizo en 1995. Los dos reactores son General Electric del tipo “Boiling Water” y tienen una potencia promedio de Mwe 800.000. Actualmente, Laguna Verde representa el 5% de la energía eléctrica y el 2,4% de la producción total de energía de México.

La situación energética de México guarda algunas similitudes con la del Brasil, dadas las características que ambos países comparten. Entre ellas se destacan la extensión territorial, una población también extensa y un desarrollo económico sustantivo experimentado en los últimos años. Tan es así que, al igual que Brasil, México lanzó su propia Estrategia Nacional de Energía para analizar escenarios futuros sobre los recursos energéticos del país. Este documento, en su versión del 2012 y 2013, plantea como objetivo el incremento en la participación de tecnologías no fósiles, entre ellas las energías renovables a fin de diversificar la matriz y reducir el impacto ambiental que tiene el sector energético. En ese sentido, México tiene pensado incrementar la participación de la generación hidroeléctrica, así como la de la energía nuclear y otras nuevas tecnologías limpias y de fuentes renovables.

En cuanto a la energía atómica, la Estrategia Nacional de Energía llama a realizar estudios para determinar su viabilidad financiera, técnica, política y social, así como las implicaciones ambientales de la incorporación de nuevas centrales nucleares. A partir de de esos estudios, se espera una propuesta técnica, a fin de implementar una política nuclear que amplíe le generación eléctrica para los próximos años.

1 El Programa Nuclear de la Marina Brasileña fue concebido inicialmente en el marco del denominado “Programa Paralelo”. Aún hoy la Marina tiene un rol destacada en la implementación del programa nuclear del Brasil.

2 Ver Daniel E. Arias, “Radioisótopos: crisis global, oportunidad criolla”, Revista U 238, Año 1, Nro. 1, Agosto 2012, Buenos Aires Argentina.