Entrevista a José Luis Antúnez, Presidente de Nucleoeléctrica

Por María Julia Echeverría. En U-238 Mayo 2013

 

Señalado como “el hombre que logró terminar Atucha II”, el ingeniero José Luis Antúnez repasa cómo fue el arduo camino para terminar las obras de la tercera central nuclear del país, que estuvieron abandonadas por más de 10 años. Explica, además, los beneficios que supondrá su puesta en funcionamiento, qué mejoras se tienen previstas para las otras dos centrales argentinas y adelanta, en exclusiva para U-238, cómo se preparan para afrontar el desafío de construir y dirigir el proyecto de la cuarta central.

 

¿Cuáles fueron los principales desafíos que tuvieron que afrontar en estos últimos años para terminar la tercera central del país?

El principal desafío cumplido es que la obra ya está terminada y lo que falta ahora es ponerla en marcha y entregarla para operación comercial. Creo que ese fue un desafío gigantesco: terminar una obra abandonada durantes años, cuyo grupo humano se había disuelto y cuyo diseñador había desaparecido. Es difícil encontrar una combinación más compleja de desafíos. Estos fueron, justamente, los que dominamos durante los últimos seis años. Y, a su vez, la puesta en marcha presenta varios desafíos particulares. Algunos son consecuencia de que esta línea de reactores no tuvo éxito comercial en el mundo. Sólo hay dos: Atucha I y Atucha II. En ningún otro país del mundo hay un reactor de este tipo en funcionamiento comercial. Hubo un prototipo en Alemania, que fue el que dio lugar a Atucha I, pero desmantelado hace ya muchos años. Entonces, el mayor desafío es poner en marcha una máquina, con todas las particularidades de Atucha II, cuyo diseñador original desapareció y no hay colegas que estén operando máquinas similares a quienes consultar. Del grupo que participó de la primera etapa de Atucha II y de la puesta en marcha de Atucha I, son muy pocos, por razones naturales, los que están hoy acá. Por lo tanto, estamos orillando caminos desconocidos. Nuestros desafíos ahora son solucionar cada uno de los inconvenientes que van apareciendo a medida que los vamos encontrando, rehaciendo aquello que vemos que es necesario rediseñar o cambiar, y trabajar en el proceso de puesta en marcha y en la primera criticidad de la central, que esperamos que sea a mitad de este año.

El hecho de que la empresa Siemens se haya retirado del mercado y haya dejado “huérfana” la obra, ¿es considerado un hecho positivo para Nucleoeléctrica?

Es un hecho positivo para la Argentina. El país demostró que es capaz de afrontar un desafío como este y de resolverlo exitosamente. Considero que, para la ingeniería y la ciencia argentina, es un importantísimo logro que se alcanzó, como Einstein decía, con un 10% de inspiración y un 90% de transpiración. Con el esfuerzo colectivo monumental de las más de mil personas que integran el núcleo que permitió completar este proyecto

¿Es un hecho inédito en el mundo que el propio cliente termine su central? ¿Por qué no contrataron a otro diseñador?

Cuando llego a este proyecto ya se había decidido el camino por recorrer: completar la obra con recursos nacionales. Sin embargo, Nucleoeléctrica ya había explorado ese camino con anterioridad. Consultó a dos o tres de los más prestigiosos diseñadores de centrales nucleares del mundo, pero la respuesta fue en todos los casos negativa. Y no precisamente por mala voluntad. Creo que nadie hubiera desperdiciado una oportunidad comercial adecuada. El único otro productor mundial de reactores de uranio natural, ha seguido otra línea totalmente distinta, que es la de nuestra central Embalse. Y los productores de centrales de uranio enriquecido no desean asumir un proceso que es desconocido por un único caso. Por ello, esas tratativas no tuvieron éxito.

¿Cómo afrontaron esta tarea cuando se dieron cuenta de que no había nadie que podía hacerlo más que ustedes?

Es simple y muy complejo a la vez. Lo que hicimos, por un lado, fue reconstruir el grupo humano. Para ello, reclutamos a todos aquellos que trabajaron en etapas anteriores del Plan Nuclear Argentino y en centrales de potencia, y los incentivamos a trabajar en la finalización de esta obra. Encontramos un grupo importante dispuesto a hacerlo y, por supuesto, muchos otros que se habían dedicado a otra cosa. Eso lo complementamos con la incorporación de jóvenes graduados. Para nosotros un joven graduado era aquel que tuviera entre 5 y 10 años de ejercicio de la profesión en su especialidad. Hemos formado un grupo de más de 230 jóvenes brillantes, que son aquellos que van a seguir trabajando para el plan de Nucleoeléctrica en el futuro. Por otro lado, teníamos que completar y, sabíamos ya al inicio, que también teníamos que modificar el diseño. Para ello, negociamos con Siemens, el diseñador original —que como firma todavía existe— que nos traspasara la propiedad intelectual del diseño, para no estar infringiendo ningún derecho de propiedad al hacer las modificaciones que iban a ser necesarias. Esto llevó un largo proceso de negociación, pero culminó con éxito en julio de 2006, que es lo que consideramos el arranque del proyecto. Ese fue el momento en que tuvimos las manos libres para continuar trabajando. Así fue como en octubre de 2006, hicimos la primera tarea de la obra, que hoy ya está terminada y en proceso de puesta en marcha.

En este proceso, ¿cuándo crearon la Unidad de Gestión y con que finalidad?

La Unidad de Gestión se creó en 2005 con la finalidad de completar el proyecto de Atucha II. Se le dio un marco administrativo-legal tomado del sistema de gestión privada, el cual quedó ratificado por dos Decretos de Necesidad y Urgencia, que hoy son leyes ratificadas por el Congreso de la Nación. Hace poco se le amplió el destino a esta Unidad de Gestión, cuyo objetivo no sólo es hacer Atucha II, sino también la próxima central. Por eso, ahora la Unidad de Gestión Central Nuclear Atucha II (UG CNA II) se ha pasado a llamar UG CNA II – Cuarta Central Nuclear. Esto ha traído mucho ánimo a nuestra gente. El proyecto original era hacer Atucha II y nada más. Pero hoy el proyecto tiene una continuidad en el tiempo muy importante, sobre todo teniendo en cuenta que la próxima central va a tener dos reactores.

¿Qué porcentaje de Atucha II se hizo con recursos humanos y tecnología argentina y cuánto es “importado”?

Para completar el proyecto de Atucha II, el trabajo ha incluido la utilización de alrededor de 30 mil metros cúbicos de hormigón, hemos tendido más de 3 mil kilómetros de cable eléctrico y montado 40 mil toneladas de materiales y equipos, que incluyen 4 mil toneladas de cañerías de alta especificación. Para realizar las cañerías, hemos ejecutado 700 mil soldaduras. El proyecto incluye, además, un millón de puntos de conexión eléctrica y de instrumentos. Todo esto nos ha insumido, hasta la fecha, alrededor de 43 millones de horas hombre de trabajo, de las cuales el 98% es de origen nacional. O sea, este proyecto se ha completado con trabajo, tecnología y ciencia argentinos.

¿Qué queda ahora para que Atucha II entre en funcionamiento?

Como todas las máquinas, falta que arranque. Estamos en pleno proceso de arranque, hay equipos que ya están funcionando, pero tenemos que llevar eso a un todo. Nos falta relativamente poco: ya hicimos en diciembre la prueba de presión del primario, que es la gran prueba de completamiento físico de la central: asegurarse, mediante una prueba hidráulica de alta presión, la integridad de todo el sistema. Entre enero y marzo de este año, hemos cargado combustible en el reactor, hemos hecho la primera prueba en caliente y hemos limpiado todos los sistemas. Ahora, estamos en el proceso de interconexión y prueba de los sistemas individuales y puesta en marcha de componentes individuales. Esto nos va a llevar a una segunda prueba en caliente, en la cual vamos a generar vapor de origen no nuclear. Es decir, vamos a calentar el circuito primario por efecto Joule, utilizando las bombas del primario y transformando energía mecánica en calor. Vamos a generar suficiente vapor como para poder, inclusive, sincronizar la central con la red nacional. Si esa segunda prueba en caliente es exitosa, después de que hagamos todos los controles necesarios y corrijamos los defectos que hayan podido aparecer, ya estaremos en condiciones de cargar agua pesada y hacer arrancar el reactor. Estimamos que todo esto se va a hacer este año, si no afrontamos inconvenientes imprevistos, que ya hemos afrontado muchos. Resolverlos será sólo cuestión de tiempo. Pero, si todo marcha como hasta hoy, eso va a ocurrir dentro de muy poco tiempo.

¿Cuál estiman que será la vida útil de la central?

La vida útil de diseño es de 40 años. Pero la experiencia indica que las centrales de recipiente de presión van a durar mucho más que la estimación de vida original. Atucha I es un excelente ejemplo: su vida de diseño original es de 25 años. O sea, ya tendría que haber estado fuera de servicio hace mucho tiempo, pero le estamos extendiendo la vida y, sin duda, va a pasar los 40 años. Las centrales estadounidenses son otro buen ejemplo. Hay algunas de ellas que están licenciadas para 80 años de operación. Por su parte, las de tipo Embalse son realmente fantásticas, porque se les extiende la vida por retubado del reactor. Es un método distinto y Embalse ya está en pleno proceso de extensión de vida para llevarla a sus segundos 30 años, lo cual serán 60 años de operación. Es decir, las centrales nucleares son de larga vida. Así que, yo creo, que estamos hablando de más de 40 años de vida para Atucha II, sin ninguna duda.

¿Esto, en definitiva, cómo se decide?

Hay dos métodos de decisión. Por un lado, hay una restricción regulatoria que observa, esencialmente, cuál es la vida útil del reactor. El resto de los componentes se pueden cambiar, pero el reactor es el único componente de las centrales de recipiente de presión que todavía no sabemos cómo cambiarlo. En cambio, la de tubos de presión, como es el caso de Embalse, ya se sabe cómo rehacer el reactor. Entonces, esta sería una restricción por la propia vida útil del elemento. Y, la otra restricción puede deberse a que, aunque la vida útil pudiera extenderse, el operador —en este caso Nucleoeléctrica Argentina—, decida que económicamente no le conviene mantener la central en operación. Esto es algo que ha ocurrido con algunas centrales en el mundo, que no estaban con su vida útil agotada.

¿Cómo impactará el inicio de actividades de Atucha II en el sistema eléctrico y en la matriz energética del país?

La nuclear es una energía muy importante porque es una energía de base. La generación nuclear no depende de si hay gas o no, o de si llueve o no. Con lo cual, podemos estar seguros de tener disponibilidad las 24 horas del día, durante mucho tiempo. Por ejemplo, Atucha I ha parado a comienzos de abril, para un mantenimiento programado, habiendo hecho una corrida del 99% de disponibilidad. Esto quiere decir que estuvo disponible el 99% de las horas reloj durante muchos meses. Por ello, la energía nuclear constituye un muy buen aporte al sistema eléctrico. En términos cuantitativos, Atucha II aportará alrededor del 4% de la energía eléctrica anual del país. Esto es un aporte muy significativo. Atucha II le va a devolver al sector nuclear alrededor del 10% de la energía eléctrica anual. Hoy, el aporte de la energía nuclear a la matriz electroenergética es del 7%, y con Atucha II va a llegar al 10%. Pero, aún estamos lejos del promedio mundial, que es del orden del 18-19%; aunque hay naciones que tienen más del 80%, como es el caso de Francia.

Cuando se termine Atucha II, ¿qué mejoras se tienen planeadas para las otras dos centrales?

La extensión de vida de Embalse no es planeada, sino que es una mejora que ya está en ejecución. El objetivo es, nada menos, que darle otros 30 años de vida útil, cambiando los componentes internos del reactor. Y aquí me gustaría destacar que los componentes internos del reactor que se van a cambiar son producidos en el país. Los originales son canadienses y algunos alemanes. Pero, por primera vez, el reactor de Embalse va a tener componentes internos producidos en el país. Para ello, ya está instalada en Embalse una planta satélite de CONUAR, para hacer la terminación en obra de algunos componentes internos del reactor. O sea, que si decidiéramos hacer otra central de tipo CANDU —algo que es muy probable— tendríamos el reactor prácticamente fabricado en forma nacional.

¿Y en Atucha I?

El de Atucha I es un programa de extensión de vida continuo. En realidad, el reactor de tubos de presión se para periódicamente y se le extiende la vida. En cambio, en el reactor de recipiente de presión es un proceso continuo. Por eso siempre hay proyectos para la extensión de vida de Atucha I. En estos momentos, está en curso el almacenamiento en seco de elementos combustibles, que ya lleva más de 25 años en las piletas de Atucha I. También estamos terminando el nuevo sistema de generación diesel de emergencia, que está por entrar en funcionamiento dentro de muy poco tiempo.

Evidentemente, el objetivo de Nucleoelétrica como empresa es hacerse cargo de la operación y el mantenimiento de las centrales nucleares, pero ¿esta experiencia de haberse hecho cargo de la construcción de su propia planta, los alienta para encarar ustedes mismos el diseño y construcción de una cuarta central?

En realidad, también debemos hacernos cargo de la construcción. No es algo que se inventó para el caso de Atucha II, sino que está previsto por estatuto. Nucleoeléctrica está a cargo del diseño, construcción, operación y mantenimiento de las centrales.

¿O sea, que hay una gran posibilidad de que la cuarta central la diseñen ustedes?

Si decidiéramos utilizar la tecnología de tubos de presión, tipo Embalse, Nucleoeléctrica es propietario de esa tecnología desde el proyecto Embalse. Como consecuencia, a la Argentina le quedó la autorización para replicar dentro del país, tantas veces como quisiera, el diseño de Embalse. Así que lo que tendríamos que hacer es actualizarlo bajo nuestra dirección. Y si nos decidiéramos por reactores de uranio enriquecido, esa tecnología va a haber que adquirirla. Nosotros no vamos a diseñar el reactor, sino que vamos a adquirir una tecnología de uranio enriquecido. En cualquier caso, nos haríamos cargo de la construcción y de la dirección del proyecto, que es lo más importante en cuanto al diseño.

¿En qué ha cambiado la empresa en estos últimos años? ¿Cómo ha crecido y cuáles son sus nuevas fortalezas?

Hace 8 años, Nucleoelétrica tenía una central a la que no sabía si le iba a extender la vida o no, una central a la que se le agotaba la vida útil muy próximamente y una central abandonada. Desde ese entonces hasta hoy, Nucleoelétrica tiene un firme programa de extensión de vida útil de Atucha I, tiene en plena ejecución el programa de extensión de vida útil de Embalse por otros 30 años, y completó la construcción y está en plena puesta en marcha de Atucha II. Y, como si todo esto fuera poco, tiene aprobada por ley la construcción de una cuarta central con dos reactores. Hay un abismo entre aquella Nucleoelétrica de hace unos 8, 10 años y lo que es Nucleoelétrica hoy. Hoy hay un grupo de casi mil personas que está en condiciones de dirigir el proyecto, diseñar y construir la próxima central. Y, desde el punto de vista de la operación, lo que eran las 600 personas que operaban Atucha I, hoy son 1200 personas que van a operar Atucha I y II. Es decir, se ha abierto muchísimo el abanico de trabajo y todos los sectores de apoyo de Nucleoelétrica han tenido un crecimiento similar. Todo en Nucleoelétrica ha crecido en paralelo con este ambicioso programa.

¿Qué espera para el futuro de la empresa?

Lo que espero es que Nucleoelétrica siga cumpliendo, como lo ha hecho siempre, con una operación segura y eficiente de las centrales nucleares en funcionamiento. Esto lo ha hecho en momentos muy difíciles y lo hace muy bien hoy, en momentos ya no tan difíciles. Y espero también que este programa ya no se detenga, porque yo viví la detención del Programa Nuclear y, realmente, sus consecuencias fueron catastróficas. En particular para los recursos humanos. Todos estos proyectos son, esencialmente, gente. Y si se dañan los recursos humanos, reconstruirlos después es terriblemente difícil. Hemos tenido, yo diría, hasta una pequeña cuota de suerte en poder hacerlo para terminar Atucha II. Pero sería bueno no tener que pasar otra vez por esta circunstancia.

 

Quién es José Luis Antúnez

Ingeniero Electromecánico recibido en la Universidad de Buenos Aires, José Luis Antúnez es el actual Presidente de la empresa Nucleoeléctrica Argentina S.A. y Director del Proyecto Central Nuclear Atucha II.

Anteriormente, se desempeñó como Gerente General de TRANSENER S.A. (empresa operadora del sistema argentino de transmisión eléctrica en extra alta tensión) y como Director Comercial en el Grupo Pérez Companc-Sade Ingeniería y Construcciones S.A. También fue Gerente General de NUCLAR S.A., firma dedicada a Ingeniería y Construcciones Nucleares.

Paralelamente, formó parte de varias asociaciones profesionales y empresarias del país. Fue Director y Miembro del Comité Ejecutivo de CAMMESA (Compañía Administradora del Mercado Eléctrico de la Argentina) entre 1994 y 1998; Vicepresidente de ATEERA (Asociación de Empresas de Transmisión de Energía Eléctrica de la Argentina) entre1993 y 1998; y Vicepresidente del CACIER (Comité Argentino de la Comisión de Integración Eléctrica Regional Latinoamericana) en dos oportunidades: entre 1995 y 1998 y entre 2006 y 2013.