Impacto Social del Fracking (segunda parte)

Gonzalo Damian Aranda, es Ingeniero Electrónico especializado en Aplicaciones de la Tecnología Nuclear, becario en la CNEA desde el año 2015 y acaba de terminar un Máster en Ingeniería de la Energía en la Universidad Politécnica de Madrid. Aquí compartimos la segunda entrega de algunas reflexiones de esa maestría sobre el Impacto Social del Fracking en la Argentina.

…Y lo social?

Ahora bien, más allá de los fundamentos teóricos y las experiencias recopiladas sobre los potenciales impactos ambientales del fracking una pregunta fundamental que deberíamos hacernos es qué tipo de configuraciones urbanas (8), sociales, laborales y culturales, se van gestando a la par de la expansión de actividades extractivas a gran escala, como el petróleo.

Diferentes problemáticas sociales surgen alrededor de la instalación de estas industrias en localidades como Añelo, Neuquén, ciudad base de las operaciones en Vaca Muerta.
El aumento de la prostitución y la trata, la disparidades salariales entre los trabajadores del petróleo respecto a los demás rubros, la falta de infraestructura y de viviendas, el aumento de casos de violencia de género y redes de trata, las denuncias por el aumento en el consumo de drogas son algunos ejemplos de situaciones que están siendo visualizados con mayor frecuencia por los habitantes de este poblado(9).

Un caso interesante para analizar de cómo la instalación de la industria hidrocarburífera afecta a las economías preexistentes y cómo sus pobladores asimilan el cambio en la fisonomía de su pueblo, es el caso de Allen, Rio Negro, quen también forma parte de la Cuenca Neuquina.
Una de sus principales actividades económicas es sin duda la actividad frutícola con la cual sus pobladores se sienten identificados. La ciudad, denominada la Capital Nacional de la Pera, se encuentra rodeada de chacras en el Alto Valle del Rio Negro de peras y manzanas. Tal es su arraigo a la fruticultura, que cuentan con la Fiesta Nacional de la Pera y un monumento a la fruta misma, en una de las plazas del pueblo.
Las 6.500 hectáreas de cultivo convierten a Allen en un pueblo consagrado en la producción de frutas, con una historia ya centenaria con esta matriz productiva.

Los habitantes de esta ciudad se han visto sorprendidos en los últimos años por la llegada de camiones y maquinas que empezaron a instalarse en los terrenos aledaños a las chacras de los productores.
A partir de entonces, las denuncias públicas ante medios de comunicación y ante organismos municipales comenzaron a surgir haciendo alusión a ruidos molestos por parte de las perforadoras, vibraciones en hogares, contaminación del agua, disputa por la disponibilidad del agua y de las tierras que les compiten a las plantaciones de peras y manzanas.

Testimonios de chacareros viendo instalarse trailers de camiones y torres de 100 metros de altura al lado de sus frutales, son uno de los ejemplos del cambio en el paisaje que perciben sus habitantes.
Diferentes escritos han argumentado el daño que hacen estas empresas a la ciudad, dando lugar en el año 2011, a la creación de la Asamblea Permanente del Comahue por el Agua de Allen.

A partir de una iniciativa de esta organización, se aprobó por unanimidad en el 2013 una ordenanza municipal prohibiendo el fracking en Allen, ordenanza que fue declarada inconstitucional años más tarde por el Superior Tribunal de Justicia de la provincia. Es interesante en este punto, el nivel de organización que alcanzaron los habitantes de Allen, llevando a cabo movilizaciones y manifestaciones por los daños potenciales al medioambiente y la salud del fracking.

La cuestión que surge es analizar si estos reclamos tienen simplemente fundamentos teóricos o si hay una subjetividad colectiva detrás de este reclamo. Para analizar este caso, se puede remitir a una situación ocurrida en Pennsylvania, EE. UU., donde los pobladores de un pequeño pueblo con un pasado minero experimentaron los cambios sociales con la llegada de la industria de los no convencionales. Al igual que en Allen, los residentes notaron cómo eran rentados los terrenos linderos para convertirse en sitios de explotación, describiendo la llegada de los trabajadores del petróleo como sujetos totalmente extraños y ajenos (10).

Como en el caso de las peras y las manzanas, los habitantes de ese pueblo tienen algún familiar o amigo que trabajó en las antiguas minas de carbón del poblado, teniendo una identidad muy arraigada a esta industria. La industria del carbón y fruticultura son actividades con una fuerza laboral más localizada, con raíces muy asentadas en la zona, mientras que el fracking es una industria difusa, con trabajadores migrantes que se instalan transitoriamente.

Se podría decir que, en comunidades, acostumbradas y con un sentido de pertenencia hacia cierto tipo de producción, se forja una identidad comunal que ayuda a asimilar los beneficios y los perjuicios de dichas industrias a lo largo del tiempo y a través de diferentes experiencias transitadas, experiencia que no existe con el fracking.

Así, las preocupaciones y el escepticismo acerca de los beneficios de los no convencionales afecta a todas aquellas personas que sienten que de ninguna manera se benefician de las perforaciones de gas en su pueblo, pero que si se ven afectadas por su proximidad a los sitios de perforación.

El caso del poblado norteamericano se señala que la experiencia acumulada a lo largo de los años con la minería del carbón, es decir la forma en que los factores sociales y económicos moldearon la identidad, dan forma a una subjetividad de las personas, es decir, el sentido del “yo” y como nos relacionamos con los demás, que choca con un tipo diferente de trabajo, difuso y transitorio, que es el fracking y del cual se conoce poco .

Situaciones en donde los dueños de las fincas y chacras deciden vender sus terrenos a las empresas de gas debido a una mayor rentabilidad se repiten en ambos sitios. Ante tal situación los vecinos adyacentes ven modificado su paisaje habitual, olores y ruidos se hacen presentes y los temores por una posible contaminación de sus plantaciones son denunciados a diario. Los ciudadanos de ambos pueblos conviven con el conflicto entre el beneficio económico que el fracking promete y los riesgos a la salud y al medioambiente que ellos perciben.

Los miedos sobre los daños a la salud son recurrentes y distintas enfermedades como problemas respiratorios, anemias, perdida de embarazos, autismo, sepsis, epilepsia son asignadas por los habitantes a la actividad hidrocarburífera.
Sin embargo, en el pueblo de Pennsylvania es común leer acerca de un gran número de personas con problemas de cáncer en los pulmones, como consecuencia de la minería del carbón.

Por su caso, en Allen, el uso de agroquímicos utilizados por los productores en el monte frutal causa la muerte de una gran cantidad de peces en el Rio Negro y según investigaciones de la Universidad Nacional del Comahue son causales de afectación en los embarazos en el tercer mes de gestación para la población expuesta.

A pesar de estos perjuicios, los habitantes de dichos poblados conocen también los beneficios que estas industrias han dado a sus comunidades, y como existe una percepción común acerca de estos temas. Existen instituciones, sindicatos, organismos medioambientales, clubes, redes de familiares y amigos ligados a un tipo de producción, que comparten experiencias y permitieron generar una opinión común a lo largo de los años, una subjetividad compartida, que no existe con el fracking.
Tampoco se sabe si con el tiempo esta podrá entrometerse en la identidad de una comunidad, ya que su mano de obra, muchas veces calificada, requiere de individuos ajenos a un poblado y su carácter es transitorio.

En otras palabras, al analizar el impacto del fracking en una comunidad, no alcanza solamente con arrojar datos técnicos y proyectar beneficios económicos a largo plazo. Es importante también conocer cómo las personas perciben a dicha industria, cómo afecta su pasado, y como se encuentran en un constante pleito entre reconocer los perjuicios y los beneficios que dicha industria generará. Vale aclarar que no es la idea general de este apartado que se realice un juicio de valor sobre qué industrias contaminan más, sino entender cómo las experiencias pasadas influyen en la percepción actual de una industria totalmente desconocida para una comunidad como la es el fracking.

A su vez, es importante debatir si los ciudadanos de una comunidad deben aceptar la privatización de sus recursos locales y la eliminación del control municipal, con el pretexto de que su explotación representa un interés nacional.

Una última reflexión
Para finalizar es importante que se avance en una regulación más amplia que abarque todos aquellos temas que mantienen a la población inmersa en una preocupación generalizada.
Cuestiones como el monitoreo de las emisiones de metano, la realización de estudios geológicos previos a la perforación para identificar fallas en la roca madre de las áreas que podrían inducir sismicidad, la actualización del listado de aditivos y químicos utilizados en la fracturación hidráulica, la medición de la contaminación en aire debido a los compuestos BTEX, y una normativa más estricta sobre los efluentes de las plantas de tratamiento son necesarios para disminuir la desconfianza que genera en la sociedad argentina esta industria.

Será bueno en los próximos años avanzar en una regulación más homogénea a nivel nacional que enmarque a todas las provincias productoras de gas y petróleo. Un ejemplo que podría ser extrapolable es el régimen regulatorio de instituciones como el Departamento de Energía y Cambio Climático (DECC) del Reino Unido, que tienen un control más estricto, por ejemplo, en asuntos como la integridad de los pozos.

8 Concepto desarrollado por la socióloga argentina Maristella Svampa.
9 A. Giuliani, N. Fernández, M. Hollmann y N. Riccotta., «La Explotación de Vaca Muerta y el Impacto Socio-económico en la Prov. de Neuquén. El caso Añelo. Efectos de la Reforma de la Ley Nacional de Hidrocarburos,» Univ. de La Plata, La Plata, 2014.
10Anastasia Hudgins, «Fracking’s Future in a Coal Mining Past: Subjectivity Undermined,» Culture, Agriculture, Food and Environment, vol. 35, nº 1, pp. 54-59, 2013.