La Autoridad de Regulación Nuclear de Japón (NRA) evalúa desmantelar la central de Monju, que aloja el único reactor rápido del país, debido a que su operadora no puede garantizar la seguridad de la planta.
Esta unidad pertenece a la categoría de IV generación, un conjunto de diseños aún en fase investigación. Se trata de un reactor rápido enfriado por sodio, que produce más plutonio del que consume; una solución potencial a la escasez de recursos energéticos del país.
Sin embargo, según la NRA, la actual operadora –que está ligada al Estado- cuenta con un largo historial de negligencias en Monju. Por ejemplo, en 1995, el mismo año que el reactor comenzó a funcionar, se produjo una fuga de sodio provocó un incendio que obligó a suspender las operaciones hasta mayo de 2010.
En agosto de ese mismo 2010 se produjo otro accidente con la maquinaria encargada del recambio de combustible nuclear que ha mantenido clausurado el reactor hasta ahora.
Desde entonces, la NRA ha descubierto además que la empresa operadora se saltó inspecciones obligatorias de mantenimiento de unos 10.000 componentes del reactor o que las instalaciones contaban con docenas de cámaras de vídeo de seguridad que no funcionaban.
En febrero de este año el regulador denunció un nuevo incidente: una fuga de líquido radiactivo que se produjo después de que la operadora ignorará varias señales de alarma durante un año. Estos inconvenientes en la operación han determinado que la NRA recomendará al gobierno desmantelar la central.