En un informe titulado Energy Policies of IEA Countries: Belgium 2016 Review, la Agencia Internacional de la Energía (AIE) alertó sobre las consecuencias negativas de la política planteada por Bélgica de cerrar todas sus centrales nucleares entre 2022 y 2025.
El informe señala que el cierre anticipado de las centrales belgas pondría en riesgo los esfuerzos del país para garantizar la seguridad de suministro y proporcionar electricidad competitiva baja en carbono.
Según la AIE, permitir que las instalaciones operen, siempre que el organismo regulador nuclear belga considere que lo pueden hacer en condiciones de seguridad, aliviaría las presiones sobre la garantía de suministro de electricidad y reduciría los costes del sistema eléctrico a medio plazo.
El informe también indica que mantener operativos los reactores belgas probablemente reduciría en sí mismos los costos del cierre del parque y proporcionaría suficiente margen de tiempo para realizar las inversiones necesarias en fuentes de producción alternativas.
Actualmente, Bélgica cuenta con siete reactores en operación que cada año producen cerca de la mitad de la electricidad que se consume en el país. El plan de cierre de las centrales nucleares belgas data de una Ley de 2003 que establece el cese de la operación a los 40 años de funcionamiento, lo que se cumple para Doel 1 y 2 en 2016.