La Agencia Internacional de la Energía (AIE) publicó recientemente su informe Energy Technology Perspectives 2017, en el que señala que la energía nuclear puede hacer una contribución significativa a una economía baja en carbono en un panorama energético mundial cambiante.
Según se refleja en este informe, la AIE considera que la industria nuclear debe recibir un «apoyo político claro y consistente, tanto para la potencia actualmente en funcionamiento como para nueva capacidad», incluyéndose a la tecnología nuclear en los incentivos a las energías limpias.
Para ello, según el informe, es necesario reducir los riesgos de inversión en nuevas instalaciones, lo que se podría conseguir en los procesos de licenciamiento y de elección de emplazamientos; ambos marcados por unos requisitos claros.
El informe también analiza en forma detallada cómo puede transformarse el sector energético gracias al aporte de las fuentes limpias y reducir los niveles de emisiones contaminantes. En este sentido, detalla que en 2016 se pusieron en marcha 10 GW nuevos de potencia nuclear, la mayor cantidad desde 1990.
La Agencia Internacional de la Energía considera que es necesario doblar esta capacidad adicional a 20 GW anuales para cumplir el objetivo de limitar el calentamiento global a 2 ºC en el horizonte del año 2060 (el escenario conocido como 2DS).
De esta manera, el informe argumenta que aumentando la capacidad nuclear anual se compensarían los cierres previstos y los planes de abandono de la energía nucleoeléctrica propuestos por algunos países.
El documento concluye que el sector energético global puede alcanzar un balance neto cero de emisiones en el año 2060 con el desarrollo de un mix de tecnologías bajas en carbono, entre las que se incluyen las renovables, que alcanzarían un 74% de la generación en ese año, y la nuclear, con un 15% de la producción eléctrica.