La política de transición energética puesta en marcha por Alemania, que reduce el uso de la energía nuclear, tuvo consecuencias negativas en el clima, ya que al ir eliminando la producción de electricidad mediante esta fuente energética, que no emite carbono, aumenta la dependencia de los combustibles fósiles durante décadas.
Así lo concluyó el informe European Climate Leadership Report 2017, Measuring the Metrics that Matter, publicado por la organización Energy for Humanity durante la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP 23) celebrada en Bonn. El informe señala que además que Alemania es el «peor infractor» de la política europea de reducción de gases de efecto invernadero.
Según este informe, Alemania es «el mayor emisor» y produce el 18,3% del total de gases de efecto invernadero de la Unión Europea. Asimismo, el país germano no estaría descarbonizando su red eléctrica con la rapidez que lo hacen otros países. El documento también indica que los líderes climáticos son países con recursos de energía hidráulica y políticas sólidas a favor de la energía nuclear junto con las renovables.
En opinión de Energy for Humanity, «Alemania no merece su reputación como líder en la lucha contra el cambio climático. Por el contrario, Francia, tras su decisión de no forzar el cierre acelerado de su parque nuclear, seguramente seguirá siendo uno de los países más descarbonizados».
Por otra parte, el Reino Unido, según la organización, «ha demostrado que un progreso climático real es posible con una política que apoye las fuentes bajas en carbono como las renovables y la nuclear».
Los países que dependen en gran medida del carbón están en los últimos puestos del ranking de liderazgo climático que presenta el informe. Como consecuencia del cierre prematuro de sus centrales nucleares, según el documento, el país germano «está fallando a la hora de alcanzar su meta de reducción de emisiones antes de 2020».