Por Laura Cukierman. En U-238 # 22 Julio – Agosto 2016
Hace 25 años nacía un proyecto que es ejemplo en el sector nuclear a nivel mundial. La ABACC (Agencia Brasileño-Argentina de Contabilidad y Control de Materiales Nucleares) sigue siendo en el mundo la única experiencia bilateral de cooperación y control del cumplimiento de no proliferación de armas nucleares. Sus protagonistas: Brasil y la Argentina.
La Agencia Brasileño-Argentina de Contabilidad y Control de Materiales Nucleares (ABACC) cumple veinticinco años como organización modelo, única en el mundo, cuyo objetivo es la verificación del uso pacífico de las instalaciones y materiales nucleares que podrían emplearse, directa o indirectamente, en la fabricación de armas de destrucción masiva. Este organismo de carácter diplomático-técnico binacional es el primero creado por Argentina y Brasil y el único que existe a nivel internacional con la importantísima tarea de controlar y velar por el cumplimiento de políticas de no proliferación a las cuales ambos países adhieren en el ámbito internacional.
La existencia de la ABACC es el resultado de un largo proceso de trabajo en conjunto entre Brasil y Argentina en las últimas décadas. Así, en mayo de 1980 se firmó el Acuerdo de Cooperación para el Desarrollo y la Aplicación de los Usos Pacíficos de la Energía Nuclear, mediante el cual se intentaban establecer las condiciones necesarias para un conocimiento recíproco de ambos programas nucleares. Este acuerdo constituyó el punto de partida para un nuevo enfoque en materia de energía nuclear, y el antecedente para una serie de negociaciones y acuerdos que terminaría en la creación de la agencia. De esta forma, y después de la firma de varios documentos en conjunto, el 18 de julio de 1991 Brasil y Argentina firmaron el Acuerdo de Guadalajara para el Uso Exclusivamente Pacífico de la Energía Nuclear en el que, entre otras medidas, se creó la Agencia Brasileño-Argentina de Contabilidad y Control de Materiales Nucleares (ABACC), destinada a aplicar y gestionar el Sistema Común para Contabilidad y Control de Materiales Nucleares. Una vez creada la Agencia, se firmó un acuerdo entre Brasil, Argentina, el OIEA y la ABACC mediante el cual se consolidaría el sistema para la aplicación de salvaguardias que se encuentra vigente en la actualidad en ambos países. La ABACC desarrolla así sus actividades sobre las instalaciones con material nuclear de Argentina y Brasil, y trabaja como garante de la no proliferación nuclear y de uso exclusivamente pacífico en la región. Tiene tres objetivos fundamentales: la aplicación de salvaguardias, la formación de personal técnico e inspectores de la ABACC, y la cooperación técnica con las organizaciones en áreas relacionadas.
El Ingeniero argentino Sergio Solmesky, elegido el año pasado para representar al país en dicho organismo como Secretario General, realiza un balance más que positivo de la ABACC en sus primeros veinticinco años de existencia. “Hay cuestiones que fueron claves en su desarrollo como el control cruzado de instalaciones, su planificación, su evaluación posterior y un cuerpo numeroso de expertos puestos a disposición como son los inspectores por cada país que se dedican a la fiscalización de instalaciones en el otro”. Sólo en 2015 la ABACC realizó un total de 328 inspecciones en las instalaciones nucleares de ambos países.
Pero más allá de sus diferentes logros, hay que destacar, sobre todo, la existencia misma de la ABACC como un organismo que no tiene réplica en otros países. “Que exista este organismo diplomático internacional constituido por los dos países con mayor desarrollo nuclear del sur de América implica un extraordinario mérito, que se expresa en el respeto y en el reconocimiento internacional a la seriedad de su rutinaria labor en pos de la certeza del uso exclusivamente pacífico de la tecnología”, afirma Solmesky.
Es que la creación de la ABACC ha sido de gran importancia para la región no, sólo por ser una garantía fundamental en el uso pacífico de tecnología nuclear, sino también porque su presencia en Brasil y en Argentina se ha convertido en un antecedente fundamental para desarrollar, en un futuro no muy lejano, un organismo más amplio que el actual, integrando a los distintos países, sin necesidad de acudir a expertos de otras regiones del mundo.
En las últimas décadas, los acelerados cambios en materia de energía nuclear hacen que la presencia de organismos como la ABACC sea fundamental. “Pienso que hoy el desafío es conservar lo alcanzado, darle continuidad y proyección hacia el futuro. Esto significa estar a la altura de las exigencias que el desarrollo de la política internacional impongan a las salvaguardias de la no proliferación de armas nucleares en esta parte del mundo” afirma Solmesky. Pensar en el futuro del organismo implica también pensar en abrirse a una integración más allá de la región. “Quizás se vaya transformando y expandiéndose hasta convertirse en una agencia que abarque en su órbita de control a los demás países de nuestro continente y que en ella, la Agencia Internacional, el Organismo Internacional de Energía Atómica, delegue su responsabilidad en este campo”, concluye Solmesky.