La planta nuclear que vino del frío

Por Sebastián De Toma. En U-238 Julio 14

Fue construida en secreto, en la década del 50 y durante 4 años fue la única central nuclear que proveyó energía a la URSS. En 2002, cerró sus puertas para abrirlas nuevamente, ya convertida en museo. Obninsk fue la primera central nuclear de uso comercial del mundo y, a pesar de haber sido construida en plena Guerra Fría, al otro lado de la Cortina de Hierro, esta central fue un ejemplo acabado del uso de la energía nuclear con fines pacíficos.

Obninsk, la primera central nuclear de uso comercial del mundo, comenzó a construirse en secreto —ni siquiera los trabajadores de la construcción sabían exactamente qué hacían allí— el 1 de enero de 1951, y comenzó a operar el 1 de junio de 1954. Fue conectada a la red eléctrica 26 días después y durante cuatro años fue la única central en funcionamiento en toda la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS) hasta que abrió la planta en Siberia. Estuvo en actividad hasta el 29 de abril de 2002, cuando fue cerrada definitivamente para ser convertida en museo. Obninsk se ha convertido, al resguardo de la historia, en un ejemplo del uso de la energía nuclear para usos pacíficos.

La central tenía un único reactor, el AM-1 —en ruso Атом Мирный o átomo pacífico—, un diseño experimental que utilizaba grafito como moderador y agua liviana como enfriador. Generaba 5 megavatios con sólo un 17% de rendimiento térmico. Obninsk, casa del llamado “Laboratorio V-Centro nuclear” —hoy Centro de investigaciones del Estado AJ Leipunsky, Instituto de Física e Ingeniería Nuclear—, se ubica a 100 kilómetros de Moscú. De acuerdo a Lev Kochetkov, consultor del Instituto de Física e Ingeniería Nuclear y testigo presencial de la historia de esta planta desde el comienzo, durante el tiempo de vida de la central no hubo fugas de radiación o alguna contaminación significante de los trabajadores allí destacados.

Varios académicos soviéticos venían aconsejando usar la energía nuclear para producir electricidad desde antes de la Segunda Guerra Mundial, pero sólo los exitosos experimentos sobre armas atómicas, realizados por la URSS en 1949, llevaron al gobierno a tomar la decisión, en mayo de 1950, de desarrollar plantas nucleares. Gracias a la experiencia obtenida en la producción de plutonio —y al apoyo/presión política que sentía que los estadounidenses se les escapaban— en sólo cuatro años fueron capaces de construir la planta.

A pesar de esto, el diseño del elemento combustible constituyó uno de los problemas más complicados de resolver; de hecho, la decisión final se tomó tan sólo siete meses antes de la primera criticidad. Otro problema tuvo que ver con las características que debía poseer el reactor para resultar seguro, todo lo cual se complejizaba ante la ausencia de equipos de medición confiables, así como la ausencia de datos empíricos sobre las constantes en las reacciones nucleares sostenidas en el tiempo.

Y claro que también surgieron inconvenientes tras la puesta en marcha. En Obninsk estaban avanzando sobre terra incognita. Aparecieron errores y defectos en el diseño. El problema principal fue causado por las numerosas filtraciones que aparecieron en los canales combustibles donde estaban ubicados los elementos combustibles, como resultado de la corrosión provocada por el cloro en el agua. Fue necesario apagar el reactor y efectuar las reparaciones y modificaciones pertinentes y así estabilizar sus operaciones. Luego de todo eso, la planta entró en funcionamiento nuevamente y el 25 de octubre de 1954 alcanzó su potencia ideal.

Sólo les restaba ganar experiencia en el manejo de una central nuclear, asegurarse que fuera confiable, estimar los parámetros económicos para mantenerla y utilizar todo eso como una base empírica para todo el desarrollo nuclear soviético futuro. Detalles.

Además de los logros científicos y de ingeniería, hay que mencionar la importancia de la central en términos educativos: en Obninsk fueron entrenados el personal de las nuevas centrales nucleares que comenzaron a construirse, operadores de barcos y submarinos impulsados por energía atómica y especialistas de los países que estaban entonces en la órbita soviética: China, Checoslovaquia, Alemania Democrática y Rumania.

De hecho, muy pronto, la planta se convirtió en La Meca para todos los que entonces se interesaban en el desarrollo de la energía nuclear. Gobernantes, delegaciones científicas y de ingenieros se convertirían en asiduos visitantes en la central. Querían conocer cada uno de los detalles de las instalaciones.

La visitaron importantes personajes de la época: desde el primer ministro de la India, Jawaharlal Nehru —acompañado por Indira Gandhi—, hasta el físico francés ganador del Premio Nobel Frédéric Joliot-Curie. La lista de notables es impresionante: Sukarno, el primer presidente de Indonesia; el secretario general de la República Democrática Alemana, Walter Ulbricht; el gobernante de Corea del Norte, Kim Il Sung; el Mariscal Tito, líder de Yugoslavia; el general Zhukov, el cosmonauta Yuri Gagarin y miembros del gobierno soviético de entonces, como Giorgy Malenkov y Vyacheslav Mikhailovich Molotov. De hecho, durante los primeros veinte años de operación de la central, unas 20 mil personas la visitaron 9 mil de los cuales venían del extranjero.

Detalles históricos

Corresponde despejar una controversia histórica. Los estadounidenses sostienen que la primera planta nuclear del mundo es de ellos. La respuesta es: sí y no. El Reactor Experimental Reproductor Número Uno, ubicado en el desierto del estado de Idaho, comenzó a operar en 1951. Pero, como lo informa su nombre, fue utilizado para realizar experimentos. El primer reactor que se utilizó para generar electricidad de manera sostenida fue Obninsk.

Legado

La potencia de la planta ubicada en el Laboratorio V, en Obninsk, era reducida incluso para las escalas que se manejaban en aquella época. Sin embargo, su construcción fue una innovación tecnológica a gran escala y su importancia a nivel político resultó aún mayor: la Unión Soviética había logrado, luego de una guerra mundial devastadora, no sólo producir armas atómicas, sino construir la primera muestra de las posibilidad que ofrecía el uso pacífico de la energía nuclear.

Es por esto que los participantes de la Primera Conferencia Internacional para el Uso Pacífico de la Energía Atómica, llevada a cabo en Ginebra (Suiza) en 1955, recibió los reportes de la delegación soviética sobre el desarrollo, la construcción y la puesta en marcha de la nueva central con una ovación de pie. Violaban las reglas de la conferencia, pero con buena razón: se daban cuenta de que estaban viviendo un momento histórico.

Luego de recorrer la planta, el Primer Ministro indio dejó una nota para los trabajadores: “Me alegra haber tenido la posibilidad de familiarizarme con su planta, y estoy lleno de entusiasmo: esto me ha dado la chance de ver el futuro, el cual se está abriendo frente a nosotros.”