En U-238 # 21 Abril – Mayo 2016
Hace casi 20 años que nuestro país no produce la materia prima fundamental para fabricar el combustible de los reactores nucleares argentinos. Aun así, la CNEA ha continuado con las investigaciones, ha desarrollado tecnología y ha fortalecido el intercambio con organismos internacionales como el OIEA, para afianzar su política de sustentabilidad y seguridad energética.
La minería del uranio fue, desde sus inicios, un pilar fundamental en la historia nuclear de la Argentina. En ese contexto, la creación de la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA) logró incorporar las múltiples experiencias que existían en la materia realizadas desde diversas Universidades y el Estado. Esto le otorgó al organismo un rol protagónico en la estratégica producción del uranio nacional. Tanto es así que la CNEA es el único organismo del Estado nacional que en la actualidad cuenta con las capacidades para llevar adelante todas las fases de la minería: prospección, exploración, evaluación, factibilidad, producción y gestión ambiental.
Aunque las últimas actividades de producción se realizaron en 1997, se mantuvieron las tareas de controles y monitoreos ambientales en todos aquellos sitios del país en donde se desarrolló la minería del uranio para garantizar una actividad industrial sustentable hacia el futuro.
Recientemente, por ejemplo, se realizaron pruebas con sensores inalámbricos aplicados al control ambiental y el monitoreo de radiación en el Complejo Minero Fabril San Rafael (CMFSR), las cuales fueron llevadas a cabo en forma conjunta por especialistas del Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) y de la CNEA.
Controles como parte de la cooperación internacional
Estos controles ambientales y monitoreo de radiación con sensores inalámbricos se hicieron, principalmente, con el fin de favorecer el intercambio de experiencias y la transferencia tecnológica. La idea surgió entre las propuestas relevantes de un workshop conjunto con el OIEA y el Centro Internacional de Física Teórica de Trieste (Italia) realizado en el Centro Atómico Bariloche, donde se abordó la temática del uso de sensores inalámbricos.
El uso de estos sensores ya se había implementado, por ejemplo, para los controles ambientales que realiza el Programa de Restitución Ambiental de la Minería del Uranio (PRAMU) en diversos sitios del país.
Los participantes del workshop coincidieron en que sería muy ventajoso aplicar esa tecnología a los distintos lugares donde la CNEA lleva a cabo actividades vinculadas al ciclo del combustible nuclear, ya que además tienen buenas perspectivas de ser empleadas en la prospección y la exploración del mineral, así como también en la etapa de producción.
Concretamente, en el CMFSR realizaron controles de la radioactividad ambiental y mediciones ópticas con cámaras de alta resolución para modelación del terreno en 3D, lo que resulta una importante herramienta para la determinación de la estabilidad de taludes en colas de mineral, volúmenes de mineral marginal y diques para la gestión de efluentes, entre otras.
Pero más allá de los controles y las tareas de remediación, “la minería del uranio en el país no trajo aparejado ningún problema ambiental”, asegura el geólogo Luis López, de la Gerencia de Exploración de Materias Primas de la CNEA. “Cuando estuvo en operación el complejo de Sierra Pintada, existían otros parámetros, otras normas ambientales, otra legislación, pero siempre se siguieron las mejores prácticas en términos de cuidado del ambiente.
De hecho, se hizo más de lo exigido. Como resultado de la actividad, hay allí una serie de pasivos ambientales sólidos y líquidos. A través de la CNEA, la Argentina está haciendo un gran esfuerzo para realizar la remediación de estos sitios y está demostrando que es posible hacer sustentable la minería hacia el futuro. Mínimamente tenemos que remediar lo que quedó de la producción anterior para pensar en la reapertura de la actividad productiva de concentrados de uranio”.
Una actividad sustentable
Luis López —quien además es especialista en Ciencias sobre Exploración Uranífera— asegura que todos estos trabajos de remediación y monitoreo se realizan no sólo porque lo exigen las buenas prácticas mineras, sino también porque “desde la CNEA, nunca se ha abandonado el objetivo de retomar la actividad en el Complejo Minero Fabril San Rafael, además de propender a la puesta en producción del depósito Cerro Solo en la provincia del Chubut”.
En este sentido, especialistas de la CNEA también realizan tareas de modelización geológica del yacimiento de Sierra Pintada para una más eficiente explotación de los recursos existentes, pensando en la reapertura del complejo.
“Sierra Pintada sería el lugar del país donde, tecnológicamente, se podría retomar mucho más rápido la producción, porque ya se cuenta con la definición de la técnica extractiva (minería a cielo abierto) y con toda la tecnología de procesamiento para el tipo de mineral existente, con una recuperación del 80% del uranio contenido. A pesar de que no se cuenta con una legislación favorable en la provincia de Mendoza, se ha demostrado que durante toda la explotación no ha habido ningún problema ambiental”, comenta el especialista de la Gerencia de Exploración de Materias Primas de la CNEA.
López afirma, además, que es posible hacer minería en forma sustentable, y agrega que una de las claves es hacer la producción del uranio en forma conjunta con la remediación de los pasivos. “Hoy en día no se puede esperar hasta el final de proyecto para remediar. Según las mejores prácticas aplicadas en la actualidad, la extracción del mineral, el procesamiento en planta y el tratamiento de todos los residuos que se van generando se realizan en paralelo”.
Con respecto a los costos, el geólogo de la CNEA explica que “desde el punto de vista económico, hay un margen grande para producir uranio en el país. Se lo podría producir a un costo razonable, en relación con lo que sale comprarlo, para abastecer a las centrales argentinas”. Actualmente, Argentina compra este insumo a un precio de entre 80 y 90 dólares en origen, sin embargo, esa suma casi se duplica debido a los seguros, impuestos y transporte del material.
Todo este tipo de tareas de monitoreo así como las modelizaciones geológicas, “se hacen pensando en una posible reapertura de la mina”, argumenta López. “No abandonamos la idea de que puedan resolverse las trabas legales y obtener la licencia social de operación. Contando con un presupuesto adecuado, estamos en condiciones técnicas y con recursos minerales suficientes para hacer una explotación sustentable. En Sierra Pintada hay alrededor de nueve mil toneladas de uranio y se han explotado 1600, es decir, queda mucho más de lo que se ha extraído”.
Perspectivas en el resto del país
El 95% de los recursos uraníferos identificados del país se encuentra en Mendoza y Chubut, provincias en las que la situación legal de la minería es adversa. Mientras que en Mendoza el yacimiento más importante es Sierra Pintada; en Chubut, el principal proyecto de exploración y prefactibilidad que tiene la CNEA es Cerro Solo.
A diferencia de Sierra Pintada, este depósito nunca entró en producción. En la provincia sólo hubo producción en dos pequeños yacimientos: Los Adobes y Cerro Cóndor. En ambas canteras —que son de la misma tipología geológica que Cerro Solo— únicamente se extraía el material, el cual se procesaba en una planta ubicada a unos 35 kilómetros.
De acuerdo con López, “Cerro Solo tiene recursos muy importantes, pero el problema en Chubut es la indefinición con respecto a los proyectos mineros; y sería muy importante —no sólo en Chubut, sino en el resto de las provincias— propender a una regionalización de los proyectos. Esto significa que decida la comarca en la que se va a radicar el proyecto minero y no toda la provincia que, tal vez, cuenta con otros recursos. Esto también pasa en Mendoza, donde hay departamentos que quieren minería, pero la ley provincial inhibe la actividad”.
Además de los proyectos de la CNEA, en la provincia de Chubut también hay proyectos de privados que informaron recursos identificados. Es el caso de Meseta Central, de la compañía UrAmérica, y Laguna Salada, donde realiza tareas la minera canadiense U308. “De todas maneras —acota López—, considerando la madurez de los proyectos, no hay emprendimiento privado que en el corto plazo pueda llegar a producir uranio. Y si lo hace, por el tipo de recursos y los costos involucrados, el producido sería dirigido al mercado local”.
En el resto del país, también el potencial uranífero es muy grande. Existen cuencas importantes en Santa Cruz; en otros lugares de Chubut, además de Cerro Solo; en la cuenca neuquina que abarca las provincias de Río Negro, Neuquén, La Pampa; en las sierras pampeanas que incluyen Córdoba, San Luis, La Rioja y Catamarca; la cuenca del Grupo Salta; etc.
Mantener viva la esperanza
Si bien Argentina no produce uranio desde hace 20 años —el último yacimiento en actividad fue Sierra Pintada, que en 1995 dejó de extraer el mineral de la cantera, aunque la producción de yellow cake prosiguió hasta 1997— López asegura que la esperanza de reactivar la actividad está siempre viva.
De acuerdo con el geólogo, “si en la Argentina reactiváramos la minería del uranio nuevamente, en Sierra Pintada, ese proceso podría concretarse en 2 ó 3 años”. Esto es así porque ya están todas las condiciones dadas para la primera etapa de la producción de combustible nuclear, es decir, para llevar adelante la extracción y producción del concentrado de uranio.
En cambio, en Cerro Sólo demoraría un poco más, entre 6 y 8 años aproximadamente, ya que hay que analizar los estudios de factibilidad, definir el método de extracción y cómo se van a extraer los elementos acompañantes (por ejemplo, molibdeno, renio, etc.), o si se van a dejar como parte de los residuos. “Desde mi punto de vista creo que se deberían aprovechar todos los elementos acompañantes al uranio, aplicando los conceptos innovadores de extracción integral”, agrega el experto; y concluye: “El gran desafío de la CNEA es retomar la producción de uranio, para que el ciclo minero sea una actividad sustentable. La producción nacional de uranio nos permite contar con todo el ciclo del combustible en el país, algo muy importante y trascendente en términos de seguridad energética”.
Workshop para afianzar la cooperación internacional
Entre el 11 y el 15 de abril, el Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA), junto a la CNEA, realizó en la provincia de Mendoza un taller de capacitación titulado “Training Workshop on Uranium Exploration Methods”.
El seminario fue dictado por expertos en la materia provenientes de Canadá, Francia, Estados Unidos y Argentina. Contó una participación de al menos unos 80 expertos, de los cuales alrededor de 60 son trabajadores del área de materias primas de la CNEA.
El objetivo del taller fue proporcionar una visión general de los métodos de exploración de uranio, desde los conocimientos básicos hasta las técnicas más avanzadas. Algunos de los temas que se trataron fueron la clasificación de los depósitos y los recursos de uranio; geofísica, geoquímica y otros métodos de exploración; y descubrimiento y evaluación de yacimientos.
También se disertó sobre la salud, la seguridad y los aspectos ambientales de la exploración de uranio. Además, los participantes pudieron visitar el Complejo Minero Fabril San Rafael, donde se desarrolló la producción de uranio entre los años 1975 y 1997.