Por Ernesto Gallegos. U-238#15 Enero 2015
Las tres centrales nucleares de la Argentina consumen, en su funcionamiento al 100%, 210 toneladas anuales de uranio. A ellas se le sumarán, en un futuro, el consumo proveniente del CAREM 25 y de la Central Nuclear Atucha III. Por estas razones, la extracción de uranio en la Argentina es, al día de hoy, un asunto insoslayable para garantizar la soberanía energética y asegurar el ciclo del combustible.
La obtención de energía nuclear implica una complejidad técnica y tecnológica enorme, sólo comparable con otras actividades humanas a la vanguardia del conocimiento como la conquista del espacio. Esta actividad abarca un ciclo muy largo e intrincado, desde la minería del combustible (generalmente uranio) hasta la deposición final de los residuos radioactivos. En ediciones anteriores, hemos analizado distintos esfuerzos que lleva adelante la CNEA para recuperar el dominio de ese ciclo completo, perdido en la década del noventa. Pero los desafíos y la complejidad de esta empresa son mucho mayores que los de, si se quiere, tiempos más simples, en los que los términos “sustentabilidad” y “licencia social” no estaban en el centro de atención.
Argentina posee tres centrales nucleares (Atucha I, Embalse y Atucha II) que, operando al cien por ciento de su capacidad, consumen unas 210 toneladas anuales de uranio. A esto se le suman en el horizonte el reactor CAREM 25 (2017) y, eventualmente, el desarrollo de una central Atucha III, en línea con el crecimiento del sector en nuestro país. Desde que la actividad minera del uranio fue interrumpida en 1997, la totalidad de este elemento que se consume en la Argentina es importada. Ello conlleva una serie de implicancias. Por esa razón, los analistas destacan que dicha realidad deja a nuestro país en un punto débil, en términos estratégicos, al depender de que los proveedores internacionales tengan intenciones de seguir abasteciendo de este elemento indispensable para la actividad nuclear. Hoy, la importación proviene principalmente Canadá, Kazajstán y la República Checa.
La CNEA sigue trabajando desde hace tiempo, todavía, en reparar los sitios donde se desarrolló la minería del uranio con anterioridad a 1997. A ello se le suma el esfuerzo por realizar estudios de impacto ambiental, línea de base y evaluación de sustentabilidad sobre sitios donde potencialmente se podría reactivar la actividad. En Argentina, existen seis sitios u objetivos principales (ver recuadro) donde se encuentran reservas comprobadas de uranio potencialmente recuperable. Los principales recursos identificados se encuentran en las provincias de Mendoza y Chubut donde, además de no contar con un clima social favorable a la actividad, ella tiene limitaciones muy fuertes desde las legislaciones provinciales mineras.
Para conocer más sobre el presente de la producción de uranio en Argentina, y especialmente sobre su futuro, nos comunicamos con Luis López, Geólogo y especialista en recursos uraníferos de la de la Gerencia de Exploración de Materias Primas de CNEA. Estableciendo la categoría de costos de producción en 130 dólares por kilo de uranio como límite máximo, en 2013 la CNEA “informó cerca de 20 000 toneladas de uranio como recursos identificados (entendidos como recursos razonablemente asegurados sumados a recursos inferidos)”, a lo que se suman “cerca de 11 000 toneladas de uranio reportadas en los últimos años por empresas mineras junior”, sostuvo López. Esta suma de recursos del orden de 31 000 toneladas de uranio que presenta el Geólogo y especialista de la CNEA podría garantizar el funcionamiento de las tres centrales de nuestro país durante casi un siglo y medio. Así lo explicó: “Para definir la viabilidad económica de los proyectos de la CNEA, los precios del uranio en el mercado internacional deben ser tomados como referencia, y no como un factor determinante, teniendo en cuenta que la materia prima tiene una incidencia del cinco al siete por ciento en el costo total de la energía nuclear en el país”. Por lo tanto, se puede interpretar que existe el recurso y el conocimiento de la importancia que tendría para nuestro país explotarlo, entonces: ¿por qué hace casi 20 años que todo el uranio utilizado en Argentina es importado? Y sobre todo, ¿qué expectativa existe de que esa realidad se modifique en el futuro?
Como ya mencionamos, los conflictos sociales que se desarrollan en torno a las áreas donde existen estos recursos son una limitante importante, sino el principal. En el caso de Mendoza y Chubut directamente está prohibida la minería a cielo abierto, que es como se debería (o mejor dicho, de la única forma en que se podría) explotar este recurso. El tipo de explotación a cielo abierto y la lixiviación utilizando ácido sulfúrico son los aspectos técnicos que impiden, por el momento, la reactivación de la minería del uranio en Argentina. Mientras tanto, y mientras la opinión pública parece decidida a impedir cualquier avance al respecto, la CNEA sigue desarrollando la cuantificación de los recursos y la evaluación de nuevas y mejoradas técnicas de explotación, con la expectativa de poder implementarlas aunque sea a una escala piloto en el mediano plazo.
Para entender o empezar a interpretar dónde podría estar nuestro país, rico en recursos, en el futuro, vale la pena ver qué está haciendo Brasil (en cuanto vecino y socio de Argentina) al respecto. “En la región, Brasil es el único productor de uranio que, con su yacimientoLagoa Real, contabiliza unas 300 t U anuales destinadas exclusivamente al consumo interno para sus dos centrales en operación comercial”, reveló López. Además “posee programas de expansión para el mencionado depósito y la extracción de uranio como subproducto de la explotación de fosfatos del depósito Santa Quitéria con inicio programado para 2017/2018”. De esta manera, y en el mediano plazo, tendremos un país limítrofe produciendo más de 2000 toneladas anuales de uranio, cantidad que permitiría convertirlo en exportador (mediante una autorización estatal expresa por parte del Estado brasilero) y, por lo tanto, proveedor de Argentina. López señala que también Paraguay podría ser un potencial productor y exportador de uranio, pero en este caso depende exclusivamente del avance de empresas extranjeras interesadas en desarrollar el recurso, ya que dicho país no tiene plantas nucleares y, por lo tanto, no representa un objetivo estratégico para su gobierno.
Con respecto a un futuro con minería del uranio probable y sustentable en nuestro país, López señala que probablemente no será de la mano de la minería a cielo abierto, sino mediante una técnica llamada lixiviación in situ (comúnmente conocida como ISL por sus siglas en inglés, In Situ Leaching). Esta tecnología, utilizada originalmente por Estados Unidos y la Unión Soviética en los sesenta, es hoy el principal medio de obtención de uranio a nivel mundial. “La producción global anual de uranio es del orden de 59 500 toneladas y proviene casi en su totalidad de recursos convencionales, utilizándose como la lixiviación in situ (47%), seguida por la explotación subterránea (27%) y la minería a cielo abierto (19%), mientras que el resto (7%) proviene de depósitos donde el uranio es obtenido como subproducto”, indicó López. La experiencia (sobre todo en Estados Unidos y Australia) indica que esta tecnología es la más efectiva, a menores costos y más amigable con el medio ambiente cuando se realiza siguiendo los estándares internacionales correspondientes.
Mientras que la minería tradicional requiere el movimiento de grandes volúmenes de roca para tratarlos en plantas donde se separa el elemento de interés (uranio) mediante procesos físicos y químicos, en la lixiviación in situ (también conocida como recuperación in situ) implica mantener el nivel geológico de interés en su lugar en el subsuelo, disolviendo el mineral de interés y bombeando la solución resultante hacia la superficie, donde se puede separar y recuperar la fracción de interés. Para poder aplicar esta tecnología, el mineral de interés debe estar alojado en una roca permeable (idealmente areniscas) y tener un arreglo espacial con respecto de los acuíferos cercanos que permita evitar contaminarlos. Las soluciones utilizadas pueden variar, pero generalmente se utiliza ácido sulfúrico. Mediante esta técnica se explota no sólo uranio, sino que también puede utilizarse para recuperar otros minerales de interés económico como el cobre y el oro.
En este sentido, la CNEA ha desarrollado un proyecto de cooperación técnica con el Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA, o IAEA por sus siglas en inglés, International Atomic Energy Agency), mediante el cual nuestro país puede acceder a una alternativa para la producción (minería) de uranio sustentable en el futuro. El programa de cooperación técnica con el OIEA permitió acceder a soporte técnico en la tecnología ISL brindada por organizaciones especializadas de Australia, Francia, Kazajstán, Estados Unidos y la República Checa.
Dentro de los prospectos uraníferos que nuestro país tiene en carpeta, uno de los objetivos para la implementación conjunta de la lixiviación in situ mediante la cooperación técnica con OIEA es el yacimiento Don Otto, en la provincia de Salta. Además se proponen, en la etapa de prospección, areniscas terciarias de la Cuenca Neuquina en la provincia de Río Negro y, en etapa de exploración, a los recursos del distrito Pichiñán en la provincia de Chubut. En Don Otto el objetivo es disponer de una técnica alternativa que se pueda aplicar a la explotación sustentable del mineral de uranio, así como la recuperación de parte de los recursos remanentes que se encontrarían en la mina, en galerías abandonadas, que se encuentra bajo la superficie y que fue explotada entre 1963 y 1981.
Por el potencial conocido de nuestro país en recursos de uranio, por la experiencia desarrollada con la tecnología disponible durante el siglo pasado, y con nuevas herramientas tecnológicas como la lixiviación in situ es posible pensar en un mediano plazo en el que Argentina recupere su capacidad de producir el uranio que consume. Mientras tanto, y en el mismo sentido de empoderar a la región, el desarrollo de los prospectos mineros de Brasil y la posibilidad de que se convierta en un potencial proveedor de este elemento también es una noticia alentadora en cuanto al desarrollo de la energía nuclear desde una perspectiva estratégica y geopolítica.
Proyectos de explotación de uranio en Argentina
DON OTTO. Este depósito se encuentra dentro de la Formación Yacoraite (Cretácico) de Salta que contiene, además, cantidades económicamente importantes de vanadio y potencial para la explotación de petróleo y gas. En producción entre 1963 y 1981, hoy es un proyecto no comercial, pero se están ensayando y analizando todo tipo de estudios de factibilidad —además de la remediación ambiental de la actividad pasada— para su explotación, utilizando la tecnología de lixiviación in situ.
SIERRA PINTADA. Este tradicional depósito del Bloque San Rafael posee el mineral de uranio alojado en rocas volcánicas y volcánicas/sedimentarias. La continuación de la actividad productiva de concentrados de uranio en Sierra Pintada requeriría de profundos cambios en la legislación vigente, ya que la minería a cielo abierto y el uso de ácido sulfúrico se encuentran vedados por la Ley 7722/2007.
CERRO SOLO. Este depósito se encuentra ubicado en la Cuenca del Golfo de San Jorge, conocida por su riqueza mineral y petrolera (hidrocarburos convencionales y no convencionales). El mineral de uranio se encuentra alojado en areniscas que responden a un ambiente sedimentario de canales. Es el proyecto con mayor potencial para la extracción y provisión de uranio para su uso doméstico en términos de licencia social y condiciones técnicas de su explotación, pero la legislación minera de Chubut debería ser modificada para permitir su explotación.
LAGUNA COLORADA. Los limitados recursos de este sitio, ubicado en la provincia de Chubut, hacen que sea difícil pronosticar su reactivación para la extracción de uranio.
MESETA CENTRAL. También ubicado en la Cuenca del Golfo de San Jorge, estas areniscas ricas en uranio se encuentran en profundidad en forma de acuíferos confinados. Actualmente se está considerando avanzar hacia la etapa de estudio de factibilidad de mayor detalle, a fin de establecer la posibilidad de explotarlo mediante lixiviación in situ. Esta tecnología volvería al recurso económicamente viable.
LAGUNA SALADA. En este yacimiento se ha realizado una evaluación económica preliminar por parte de la empresa U308 Corp. Este estudio ha arrojado resultados muy favorables (incluyendo la explotación como subproducto de vanadio) para explotar el mineral de uranio acumulado en sedimentos actuales superficiales en geoformas de tipo valle fluvial.