Recuperación tras una emergencia nuclear

El OIEA ha proporcionado conocimientos técnicos especializados, equipo, misiones de expertos y orientaciones acerca de las operaciones de recuperación, sobre la base de los ejemplos internacionales y las normas de seguridad del OIEA (para más información sobre las normas de seguridad, véase la página 12). Ha estado prestando apoyo a las autoridades y los científicos japoneses en tres esferas técnicas: monitorización radiológica, rehabilitación y gestión de los desechos resultantes de las actividades de descontaminación.

La monitorización radiológica es importante para hacer frente a una emergencia nuclear o radiológica. Los expertos necesitan tener la respuesta a algunas preguntas fundamentales. ¿Ha habido emisión de material radiactivo? En caso afirmativo, ¿qué tipo de radionucleidos se han emitido y en qué cantidades? ¿Cuál es la manera más eficaz de proteger a las personas y el medio ambiente? Para responder esas preguntas durante una emergencia es preciso medir frecuentemente los niveles de radiactividad en el medio ambiente.

La naturaleza echa una mano

Lo que observaron los expertos, al cabo de años de monitorización y de análisis de los resultados, es que el radiocesio era retenido en el bosque en su mayor parte y no circulaba por el aire. En otras palabras, la naturaleza, además de las propiedades químicas y físicas de los radionucleidos, ha ido ayudando a contener la contaminación radiactiva y mantenerla lejos de las personas.

Los ríos, estanques y lagos de la prefectura que rodean la zona de la central también han desempeñado su función. En los ecosistemas de agua dulce, el radiocesio se fija a los sedimentos en suspensión, los cuales se depositan en el fondo de la masa de agua. Esto hace que los niveles de radiocesio disuelto en el agua disminuyan rápidamente.

Rehabilitación y descontaminación

Aunque la naturaleza desempeñó su función y el proceso físico de decaimiento radiactivo dio lugar a una importante disminución de la actividad de radionucleidos individuales, fueron necesarias otras medidas para limpiar de contaminación algunas zonas. Desde el accidente, la prefectura ha estado llevando a cabo actividades de rehabilitación como, por ejemplo, el desbroce de la capa superior contaminada del suelo, y haciendo una gestión segura de los desechos radiactivos resultantes.

“Los desechos que se generan en la prefectura se recogen y se depositan en emplazamientos de almacenamiento temporal, que se hallan en el propio emplazamiento o cerca de él”, dice el Sr. Pinak. “Esos desechos están colocándose en una instalación de almacenamiento provisional, cuya construcción y funcionamiento compete al Gobierno central. La disposición final se realizará fuera de la prefectura cuando hayan transcurrido como máximo 30 años de almacenamiento provisional en esa instalación.”

Quedan aún muchos problemas derivados del accidente, y hay estaciones de monitorización radiológica esparcidas por todo el paisaje rural. Sin embargo, la vida va volviendo progresivamente a la normalidad en la mayor parte de la prefectura.

“Las tasas de dosis han bajado considerablemente desde el accidente debido al decaimiento natural de los radioisótopos y a las actividades de descontaminación; pero no es fácil limpiar toda la contaminación radiactiva”, afirma Minako Kamota, quien ha trabajado en obras de reconstrucción relacionadas con el medio ambiente en la prefectura de Fukushima desde 2011. “Algunas de las zonas circundantes siguen categorizadas como ‘zonas de difícil regreso’, pero en la mayoría de las otras regiones las condiciones ambientales tras la rehabilitación son casi las mismas que antes del accidente.”