Por Gabriel De Paula. En U-238 # 21 Abril – Mayo 2016
Rusia y Bolivia continúan afianzando las relaciones en el campo nuclear, lo que permitirá al país sudamericano desarrollar ese sector estratégico con impacto directo en la economía, la investigación y la industria. Con ese horizonte, ambos países firmaron el 6 de marzo un acuerdo para construir lo que denominaron el “centro nuclear más avanzado de América Latina”.
Con la presencia del presidente boliviano Evo Morales, el Director General de ROSATOM Sergey Kiriyenko (la corporación estatal de energía nuclear rusa) y el Ministro de Hidrocarburos y Energía de Bolivia Luis Alberto Sánchez, se dio a conocer la construcción del Centro de Investigación y Desarrollo en Tecnología Nuclear, el cual según las partes “creará condiciones únicas para el desarrollo de la ciencia moderna nuclear, las tecnologías y la medicina en Bolivia”.
Se espera que, a partir de este centro, Bolivia esté en condiciones de desarrollar las diferentes tecnologías nucleares aplicables a la ciencia, la medicina, la geología, y la agricultura, entre otras áreas. Asimismo, el Centro permitirá iniciar la producción en el país de radioisótopos utilizados para el diagnóstico y tratamiento de enfermedades cancerígenas, endocrinógenas y del corazón. Las aplicaciones médicas son un factor de especial interés en el marco del acuerdo, por sus implicancias en los avances en materia de salud.
Otro de los datos que han expuesto los funcionarios es que dicho Centro estará ubicado a 4100 metros sobre el nivel del mar, en la localidad de El Alto, consignando la mayor altura en la historia en la que se construirá una planta nuclear. Además de lo geográfico, y como una lección de historia cercana, El Alto tiene un profundo valor simbólico para la Bolivia plurinacional.
Esta fue una ciudad clave en la denominada Guerra del Gas de 2003, en la cual se sucedieron una serie de movilizaciones en defensa del gas boliviano contra el Gobierno de Gonzalo Sánchez de Lozada, quien terminó renunciando a la presidencia del país. Dos de los lemas de las protestas eran “El gas no se vende, ni por Chile ni por Perú” y “Si, a la Industrialización”. Años después, en marzo de 2015, el Senado de Bolivia declara a El Alto “Ciudad Revolucionaria, Heroica y Defensora de los Recursos Naturales”.
Al respecto de esta ciudad, Kiriyenko afirmó: “El Alto que ha sido y es clave en el proceso de cambio en Bolivia va a cumplir una nueva misión y un gran objetivo, de ser la ciudad clave del programa nuclear del Estado Plurinacional de Bolivia”.
Características del Centro de Investigación y Desarrollo en Tecnología Nuclear
El centro nuclear estará emplazado en un predio de 15 hectáreas, y demandará una inversión aproximada de 300 millones de dólares sólo en lo que respecta a infraestructura. El plazo estimado para la construcción es de cuatro años.
Según la información disponible, el proyecto tiene tres componentes: aplicaciones médicas, desarrollo industrial, y ciencia y tecnología. Las aplicaciones médicas se realizarán en el Centro Nacional Ciclotrón – Radiofarmacia, destinado al diagnóstico y tratamiento del cáncer y otras patologías, para lo cual se empleará tecnología médica avanzada.
El segundo componente estará centralizado en una Planta Multipropósito de Irradiación, orientada a la seguridad e inocuidad alimentaria, al desarrollo de técnicas para el incremento de la productividad agroindustrial que contribuya a la exportación con certificación de inocuidad. En particular, esta planta permitirá incrementar el período de almacenamiento de productos, generando las condiciones requeridas para el aumento de la exportación de aquellos productos agrícolas nacionales por medio de la aplicación de las tecnologías de irradiación, tanto para el tratamiento de alimentos y productos agrícolas, como para el control de plagas y bacterias.
En tercer lugar (ciencia y tecnología), se construirá un Reactor Nuclear de Investigación de baja potencia para investigación básica y aplicada. Este reactor de diseño y el modo de funcionamiento se basan en soluciones técnicas y tecnologías adecuadas para un país que comienza a desarrollar y a aplicar tecnología nuclear.
En el mismo sentido, el Centro también contará con laboratorios de investigación nuclear y programas de capacitación, a partir de los cuales los profesionales bolivianos se formarán y ampliarán conocimientos teóricos y prácticos. En este esquema de cooperación se fortalecerán las universidades del país en las áreas de ciencias, ingeniería y tecnología nuclear. En la misma línea, Rosatom desarrollará un programa para la formación de docentes y estudiantes universitarios con grado de maestría y doctorado en diferentes universidades de Rusia.
Respecto de la formación y la capacitación, Sergey Kiriyenko explicó que “desde Rosatom trabajamos para formar a los futuros especialistas y equipar laboratorios y vías de suministro de combustible nuclear, continuando con el compromiso que tenemos con nuestros clientes. Este será el centro más avanzado de América Latina y contará con los equipos más avanzados no sólo para desarrollar la ciencia nuclear, sino también para contribuir a la salvación de cientos de miles de vidas de varias enfermedades graves”.
Para las autoridades rusas, este proyecto implica el regreso de Rosatom al mercado de alta tecnología para la construcción de reactores de investigación y Centros de Investigación y Desarrollo en Tecnología Nuclear. Para las autoridades bolivianas, es un paso fundamental para la construcción de la soberanía científica.
Rusia y Bolivia: alianza estratégica para el desarrollo nuclear
El proyecto del centro nuclear es posible por el camino que ambos países vienen recorriendo, tanto en el ámbito bilateral como en el direccionamiento de estrategias comunes a nivel global. El antecedente más cercano son los proyectos acordados entre Evo Morales y Vladimir Putin, en el marco de la reunión que se llevó a cabo durante la Tercera Cumbre del Foro de Países Exportadores de Gas en Teherán, el 23 de noviembre de 2015.
Los acuerdos forman la base jurídica para la cooperación nuclear entre ambos países en una amplia gama de áreas específicas: el apoyo a la creación y mejora de la infraestructura nuclear; diseño y construcción de reactores nucleares de investigación; exploración de uranio y minería; servicios del ciclo del combustible nuclear; tratamiento de residuos radiactivos; seguridad nuclear y radiológica; producción de radioisótopos y su aplicación en la industria, la medicina y la agricultura; instrucción, formación y entrenamiento de especialistas de la industria, etc.
Anterior a la reunión de Teherán, el 8 de octubre del 2015, Rosatom y el Ministerio de Hidrocarburos y Energía de Bolivia firmaron el “Memorando de entendimiento sobre cooperación en los usos pacíficos de la energía atómica”, antecedente del “Acuerdo entre el Gobierno del Estado Plurinacional de Bolivia y el Gobierno de la Federación de Rusia, sobre la cooperación en el campo del uso pacífico de la Energía Nuclear”, suscripto en El Alto en la misma oportunidad en que se acordó la construcción del Centro. En marzo de 2015 ambas cámaras de la Asamblea Legislativa Plurinacional de Bolivia ratificaron dicho Acuerdo.
Según la información oficial, la cooperación consistirá en asistencia, creación y desarrollo de infraestructura de la energía nuclear, diseño y construcción de reactores nucleares de investigación incluyendo aceleradores de partículas elementales; y el estudio de la base de recursos minerales para la industria nuclear.
El camino del desarrollo nuclear en Bolivia
En U-238 nos hemos referido en numerosas ocasiones respecto de una característica de profunda importancia para la región: el compromiso con los usos pacíficos de la energía nuclear y la no proliferación. Esta condición de región libre de armas nucleares y observancia de las normas internacionales permitió el desarrollo avanzado de Argentina y Brasil, y contribuye positivamente al avance de los programas nucleares de otros países como Bolivia.
Es importante destacar, en este punto, que hubo algunas voces en Bolivia que manifestaron que el Acuerdo de Cooperación dejaría abierta la puerta para la explotación de Uranio y su enriquecimiento, en algunos casos con una connotación negativa. Al respecto, el viceministro de Energías Alternativas, Joaquín Rodríguez, afirmó públicamente que el acuerdo firmado con Rusia es un “paraguas” para la actividad nuclear, lo cual incluye la explotación y enriquecimiento de uranio. En oportunidad de la audiencia de Rendición Pública de Cuentas a principios de año, agregó que no hay registros ni información oficial de existencias probadas de uranio en Bolivia. No obstante, dijo que si a futuro se llegara a descubrir habría que analizar el tema.
Las declaraciones del Viceministro son correctas, aunque es necesario resaltar que en Bolivia hay prospecciones en marcha con el objetivo de verificar la existencia de ese mineral. En efecto, en 2015 el presidente de la Comibol (Corporación Minera de Bolivia), Marcelino Quispe, confirmó que al noreste de Santa Cruz, en la frontera con Brasil, se explora un posible yacimiento de uranio, aunque precisó que la Comibol todavía carece de especialistas en el área. En este escenario sería lógico suponer que la cooperación con Rusia sea un factor que acelere la prospección.
Sobre el contexto en el cual se llevan adelante estos acuerdos, es importante recordar el papel del Instituto Boliviano de Ciencia y Tecnología Nuclear (IBTEN). Este instituto es el brazo ejecutivo del Vice Ministerio de Ciencia y Tecnología, encargado de coordinar las actividades de la “Red Nacional de Energía Nuclear” (agrupa unas 11 instituciones, entre universidades públicas y privadas, institutos de investigación, y centros de servicios), que tiene el objetivo de promover la investigación científica y tecnológica en el área nuclear y coordinar actividades con entidades estatales y privadas en el uso de la energía nuclear con fines pacíficos. Entre los programas de la Red, podemos contar:
- Medicina y sus aplicaciones (diagnóstico de enfermedades; tratamiento del cáncer y otras enfermedades; incorporación e investigación de nuevas técnicas y formación de recursos humanos)
- Contaminación ambiental radiactiva (radioecología; contaminación por gas Radón en las minas; monitoreo de la calidad de las aguas).
- Producción de radioisótopos (Reactor Nuclear de Investigación; acelerador de iones pesados; ciclotrón; formación de recursos humanos).
Para finalizar, y a modo de conclusión sobre la estrategia de Bolivia en el campo nuclear, tomamos las declaraciones del Ministro de Hidrocarburos de Bolivia Luis Alberto Sanchez, quien expresó que “el desarrollo tecnológico con soberanía era una deuda pendiente del proceso de liberación política social y económica que vive Bolivia. Hoy ingresamos a la revolución tecnológica”. Esta idea es la que marcará el camino del desarrollo científico tecnológico, y sobre todo la manera de hacerlo posible.