A pedido de la Autoridad Regulatoria Nuclear, especialistas santafesinos testean de manera virtual que los recipientes para transporte de material radiactivo puedan soportar las situaciones más extremas, desde un incendio hasta la caída desde grandes alturas.
Para garantizar la seguridad durante el traslado, hay una serie de tests muy estrictos que se pueden hacer sobre los contenedores mismos o bien mediante simulación, por medio de validaciones numéricas. Estas últimas se realizan el Centro de Investigación de Métodos Computacionales (CIMEC), un instituto dependiente de la Universidad Nacional del Litoral (UNL) y el Conicet.
Las verificaciones comenzaron, en la década del 90, con el contenedor Gurí y, hasta el día de hoy, se vienen realizando tests de diseños para transportar desde material combustible usado en reactores nucleares hasta pequeños pellets que se utilizan en medicina nuclear.
Los contenedores deben pasar por pruebas altamente exigentes: «Deben resistir eventos como la caída de un avión o la entrada de agua a 200 metros de profundidad en el mar. Los ensayos son extremos», explicó José Risso, uno de los investigadores que trabajan en el tema.
En general, los contenedores están recubiertos de acero inoxidable con una segunda capa de hierro o plomo que funciona como aislante de la radiación. Una de las simulaciones consiste en someter esas estructuras a 800 grados de temperatura, que equivale al incendio de un vehículo y su tanque de combustible.
En cualquiera de las pruebas que se realiza para verificar la seguridad de los contenedores, «el parámetro básico sobre el cual tienen que calificar es que no escape material radiactivo a pesar de esas condiciones extremas», resumió el investigador del CIMEC.
A diferencia de los testeos físicos –que son muy costosos, además de arruinar un prototipo-, los ensayos virtuales han permitido reducir mucho los costos, los tiempos y las complicaciones de logística. Aunque “a veces se hacen combinaciones: se hacen algunos ensayos físicos que nos sirven para validar nuestros modelos, y otros ensayos de manera virtual», aclaró Risso.
Para el trabajo virtual, los investigadores del CIMEC utilizan programas informáticos que simulan eventos mecánicos. En el caso de las pruebas de impacto, el software tiene en cuenta hasta qué nivel progresan los daños. Otros programas evalúan la evolución de temperatura en el caso de eventos térmicos. «También podemos acoplar los dos tipos de pruebas para ver por ejemplo qué efectos puede tener la dilatación de materiales», destacó.