Por Yasmín González Blanco. En U-238 # 25 Enero – Febrero 17.
La doctora en Física Alicia Sarce tiene una larga trayectoria de docencia e investigación en CNEA (Comisión Nacional de Energía Atómica). Luego de experimentar las consecuencias de la Noche de los Bastones Largos, ingresó como estudiante en el antiguo Departamento de Metalurgia y continúa trabajando desde ese entonces. Recorrido en primera persona por la historia de una científica que no descansa.
Andar los pasillos del Centro Atómico Constituyentes con Alicia Sarce es como caminar por el barrio que uno conoció toda su vida. No hay habitante dentro del campus que no se de vuelta a saludarla o a hacerle una pregunta. Dice que se jubiló en 2009, pero, no conforme con su labor, Sarce optó por continuar aportando a la educación y actualmente trabaja como investigador consulto de CNEA. Evalúa planes, presentaciones de alumnos de doctorado y también forma parte del consejo académico del Instituto Sábato.
Terminó su licenciatura en diciembre del 67, pero un año antes de finalizar le tocó atravesar las consecuencias de La Noche de los Bastones Largos, en julio del 66. “Yo estaba cursando y me faltaban casi todas las materias superiores. Luego de mucho trabajo pasamos una materia que se aprobaba con un trabajo, de laboratorio en equipo. El docente, que había participado de esa noche lamentable, se iba del país y no lo encontrábamos para que nos firmara la libreta. Desesperados, ya creyendo que recursaríamos el próximo año, nos encontramos de casualidad con el profesor justo cuando tramitaba su pasaporte y nos firmó ahí, en medio de la calle”.
Los alumnos de Exactas anduvieron como exiliados en su propio país. Estuvieron yendo de una universidad a otra, cursando y haciendo trámites para validad sus exámenes en Exactas. “Fue realmente muy lamentable. La facultad y los grupos de investigación que eran de primer nivel prácticamente quedaron desmantelados, porque la mayor parte de los docentes y los investigadores de esos grupos se fueron del país”, recuerda Sarce. Fue entonces así como llegó al Centro Atómico Constituyentes, para realizar el trabajo final de seminario que le permitiera recibirse.
La evolución de Materiales
Para la CNEA, la necesidad de formar técnicos y profesionales idóneos para el avance de sus proyectos en un país que carecía de investigación y desarrollo en metalurgia devino en la creación los Cursos Panamericanos de Metalurgia Nuclear, a partir de 1962, con el apoyo de la OEA (Organización de los Estados Americanos). Sarce, quien después de su graduación comenzó como ayudante de Termodinámica en el Curso, explica: “en una primera etapa se dictaban cada dos años. Después, la OEA mudó los cursos a México. Durante otros 10 años estuvieron allí, pero a pesar del traslado acá se continuaron dando a lo largo de 20 años más y eso es lo que sirvió de base para después crear el Instituto Sabato”.
El desarrollo de Materiales desde el inicio cumplió un papel fundamental para el Plan Nuclear. La experiencia de la primera División Metalurgia se fue complejizando y su actividad fue especializándose en diversas unidades de investigación, transferencia de tecnología y fabricación. Sarce enfatiza el importante rol del Departamento de Materiales que, junto con el Departamento de Reactores fueron el germen a partir del cual se desprendieron las distintas ramas que permitieron después el desarrollo de la Planta Piloto para Fabricación de Aleaciones Especiales (PPFAE), ubicada en el Centro Atómico Ezeiza.
En 1993, en el Centro Atómico Constituyentes, comenzó a funcionar el Instituto Sábato. Alicia Sarce cuenta: “La creación del Instituto se dio en simultáneo con la creación de la Universidad Nacional de San Martín. Todos esos cursos que se habían dictado hasta 1992 no tenían reconocimiento académico, porque la Comisión no podía y no puede otorgar títulos. Lo que se quería era que la calidad de esos cursos —que además no se dictaban solamente para acá sino que venía gente de toda Latinoamérica— tuvieran un reconocimiento académico”. De este modo, se inició un acercamiento entre el Centro Atómico y la Universidad que, finalmente, redundó en la apertura del Instituto. “La verdad que he tenido la suerte de participar de ese proceso y estar desde el inicio de la creación de todas las carreras”, confiesa la investigadora.
El nombre del profesor Jorge Alberto Sabato es el que se utilizó para el joven instituto. Sabato fue el impulsor, desde la década del 50, de la construcción de un polo de metalurgia y organizar los primeros cursos. También fue una persona muy admirada por Sarce, que lo conoció en calidad de alumna: “era una persona con un carisma impresionante. Lo recuerdo de algunos seminarios, cuando presentaba investigadores que venían del exterior y… más allá de que era solamente una presentación la que hacía, concentraba la atención del público”.
Sarce también fue la primera Directora de la Maestría en Ciencia y Tecnología de Materiales que ofrece el Instituto. Al respecto, dice “el doctor José Galvele, primer director del Sabato, me pidió que fuera la directora de la maestría que comenzó a dictarse en 1994. Toda la experiencia de los cursos panamericanos y de posgrado fueron la base para hacer la maestría de dos años. En el primer año se hacen cursos similares a los Panamericanos , pero aggiornados, y en el segundo se hace un trabajo de investigación”.
Transmitir la esencia de Materiales
Como docente, Alicia Sarce es una gran promotora del estudio de las ciencias. Sobre el propio camino recorrido, cuenta que el momento en que decidió estudiar ciencias “fue en tercer año del secundario, cuando tuve Física como materia. Siempre me gustó tratar de encontrar el porqué de cada una de las cosas y la encontré en ese lugar”.
En cuanto a la forma en que puede transmitirse la vocación, la científica opina “Me parece que hay que empezar yendo a escuelas secundarias, en los clubes de ciencia, dando charlas a los alumnos de últimos años porque, en particular, la carrera de Ingeniería en Materiales que se dicta dentro del instituto es una carrera nueva en el país y por eso no es muy conocida”. Según detalla, los chicos solo tienen una vaga idea de lo que es la ingeniería en materiales y los alcances que tiene el estudio de esta disciplina. La poca información introductoria que ronda el tema motivó a la investigadora a escribir un libro de divulgación, “Espiando a los materiales”, el cual comienza describiendo a la asignatura como una “aventura fascinante”.
Al respecto del Instituto Sabato, la investigadora refiere que se dictan carreras con mucha salida laboral, tanto en el ámbito público como privado, porque es un área creciente que el Estado atendió recién en los últimos 10 años. En este sentido, el Estado ofrece un gran apoyo, porque proporciona un sistema de becas a los estudiantes en el que reciben mensualmente una ayuda económica para que se puedan dedicar tiempo completo al estudio.
Una ciencia que se consolida
Haciendo un balance general de la actividad, Alicia Sarce observa que los avances han sido notables. Presenció y fue parte de la germinación de las ciencias en materiales que a lo largo de medio siglo se fue institucionalizando y constituyendo como campo autónomo. Rescata la labor de Sabato, quien tuvo la visión para detectar que “había que conocer los materiales para poder construir reactores nucleares”. Así fue que, con apoyo de CNEA, organizó los cursos de metalurgia y el número de gente dedicada a la ciencia de materiales fue creciendo, no sólo a nivel local, sino en Latinoamérica. En estos momentos, explica la investigadora, “en el ámbito científico la ciencia de materiales es realmente una ciencia que se conoce y es indispensable porque ‘si uno mira, los materiales nos rodean’, como decía el doctor Galvele”.
La creación del Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva en 2007 fue un momento bisagra en el sector, ya que hubo una iniciativa desde las políticas públicas para reactivar y fortalecer un sector que había sido postergado. Sarce destaca la cantidad de jóvenes que ingresaron a estudiar en los últimos años, en todo el campo de las ciencias en general: “yo voy caminando por el Centro Constituyentes y es una cosa magnífica la cantidad de jóvenes que me saludan. Tanto aquí como en el resto de universidades y centros de investigación ha crecido la infraestructura y se han traído equipos. No es un tema menor”.
En el mismo sentido, Sarce señala que “en el 2000 salió la primera camada de ingenieros en materiales. No recuerdo exactamente el número , pero era del orden de 12 alumnos”. Si bien la mayoría de esos profesionales se radicaron en el exterior, en las últimas generaciones la tendencia fue quedarse, cuestión radicalmente opuesta a la que experimentó la científica en los inicios de su carrera. A la pregunta de qué es que la inclinó a trabajar en el país, ella contesta: “porque pienso que estando en el exterior una no puede criticar. Acá puedo decir ‘esto está excelente, esto no me gusta’ porque es mío y lo puedo modificar. Pienso que si uno está en el extranjero pierde el derecho a eso”.
Los antecedentes de Ingeniería en Materiales
Estos son los cursos que colaboraron a la creación del Instituto de Tecnología Prof. Jorge A. Sábato, en noviembre de 1993. Además de la carrera de grado Ingeniería en Materiales, la experiencia previa contribuyó a fundar la Maestría en Ciencia y Tecnología de Materiales que Sarce inició como directora.
- 10 Cursos Panamericanos de Metalurgia con el apoyo de la OEA (posgrado anual) 1962 – 1974
- 5 Cursos de Entrenamiento Avanzado en Metalurgia (posgrado anual) 1975 – 1979
- 13 Cursos de Metalurgia y Tecnología de Materiales (posgrado anual) 1980 – 1993