En los próximos días, se volverá a encender el único reactor nuclear de Colombia: IAN-R1. Se trata de una instalación que cumplirá cinco décadas el próximo año y que estuvo 16 parado. Sin embargo, está en perfecto estado, ya que ha sido objeto de continuas actualizaciones tecnológicas y múltiples jornadas de entrenamiento para los cuatro expertos que se requieren para operarlo.
La decisión de reactivarlo fue del Ministerio de Minas y Energía, ya que el costo de desmantelarlo era siete veces superior al de mantenerlo activo. Desde entonces ha sido renovado casi por completo y en él se han invertido en promedio 500 millones de pesos al año.
Cuando vuelva a estar activo, el Servicio Geológico Colombiano (SGC), adscrito al Ministerio de Minas y Energía, lo usará para hacer un gran mapa de los recursos minerales que posee el país, establecer cuándo se formaron y qué potencial tienen.
Durante los últimos cuatro años, el SGC ha estado recopilando un promedio anual de 10.000 muestras de minerales, que hasta ahora tenían que ser enviadas al extranjero –principalmente a Alemania–, donde eran irradiadas, analizadas, caracterizadas y después devueltas. Esto no sólo le costaba al país millones de pesos, sino que demandaba muchísimo tiempo.
Ahora todo ese trabajo se hará en la ciudad de Bogotá, donde no solo está el reactor IAN-R1, sino también el laboratorio donde se procesan las muestras minerales. Estos análisis son capitales, pues además de permitir establecer en qué lugares de Colombia puede haber minerales o detectar configuraciones que sugieren la existencia de petróleo, entre otras fuentes de riqueza, también pueden ayudar a identificar y catalogar zonas de riesgo geológico.
A largo plazo, se espera que el IAN-R1 reciba muestras de minerales de otros países, y está a la espera de firmar convenios con universidades para llevar a cabo otros proyectos de investigación.