Pablo Vizcaíno, físico y director de la “Ingeniería Nuclear con Orientación en Aplicaciones” que se dicta en el Instituto Dan Beninson (dependiente de la CNEA y la Universidad Nacional de San Martín), explica cuáles fueron los factores que motivaron la creación de esta carrera de grado.
“La carrera apunta a las aplicaciones de la tecnología nuclear que normalmente no están cubiertas por ninguna carrera de grado”, señala Pablo Vizcaíno. “Se trata de formar profesionales en las distintas aplicaciones nucleares. Es un espectro amplio. No es una carrera orientada al diseño de reactores; hay un montón de otras aplicaciones que son para la salud, la producción de radioisotopos, aplicaciones industriales de la radiación, aplicaciones de la ciencia de los materiales de la tecnología nuclear, etcétera. Es un abanico bastante grande y hoy no hay una carrera que abarque todo eso, nunca la hubo”, aseguró.
Las aplicaciones de energía nuclear para la salud, en particular, ganaron en el último tiempo un terreno considerable. En este sentido, el Plan Federal de Medicina Nuclear impulsa la construcción de centros de medicina nuclear en distintas regiones del país. Es por ello, que regiones como el noroeste argentino, Formosa, Santiago del Estero, Entre Ríos, Mendoza, Ciudad de Buenos Aires, La Pampa, Río Negro y Santa Cruz, ya están demandando nuevos profesionales.
“Todo esto creció mucho en la última década, hace falta gente”, asegura Vizcaíno. “Ese tipo de perfil, de alguien que opere un equipo, que puede ser un equipo en un centro de salud como lo está haciendo el ministerio en diferentes provincias, es hoy muy demandado, hay un espectro de posibilidades laborales muy amplio”.
La “Ingeniería Nuclear con Orientación en Aplicaciones” es la primera carrera de su tipo que se crea en nuestro país y la segunda en toda América Latina. Hasta ahora, quienes deseaban capacitarse en las múltiples aplicaciones de la energía nuclear debían recurrir a un posgrado.
La carrera –que comenzó el dictado de las cases el pasado 18 de agosto- se cursa en el Centro Atómico Ezeiza de la Comisión Nacional de Energía Atómica, un predio provisto de laboratorios y equipamiento, ubicado a sólo 33 kilómetros de la Ciudad de Buenos Aires. “La población que hay en Buenos Aires y el Conurbano justifica que exista una opción más de ingeniera nuclear en Argentina, sobre todo hoy que el sistema tiene tanto crecimiento”, afirma Vizcaíno.
Por otro lado, el director de la carrera explicó que “la idea es que el Centro Atómico provea y a su vez que la carrera también provea al Centro Atómico”, debido a que los profesionales que se forman en los institutos de la CNEA tienen, una vez egresados, la posibilidad de aplicar a becas para seguir desarrollando sus áreas de interés en los distintos sectores de la institución.
Para inscribirse, los alumnos deben haber cursado y aprobado los dos primeros años completos de alguna carrera de ingeniería o de ciencias exactas, como física o química, y superar un examen de ingreso. Una vez que ingresan a la carrera, de tres años de duración, reciben una beca completa de $7290, financiada por el Ministerio de Planificación Federal a través de la CNEA, para que puedan dedicarse exclusivamente a la intensa cursada.