Ciencia para cuidar el rebaño

Nueva técnica de INTA y CNEA para combatir la fasciolasis.

Investigadores de la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA) y el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA), que nuevamente trabajan en conjunto y, desarrollan una técnica diagnóstica para detectar la fasciolasis o Fasciola hepática -una enfermedad producida por un parásito que afecta a las vacas y las ovejas- de forma más rápida y sensible para disminuir «falsos positivos».

El Saguaypé o fasciola hepática es una parasitosis que ataca a bovinos, ovinos y porcinos de cualquier categoría ocasionando cuantiosas pérdidas productivas. Esta afección afecta la producción de leche y carne, así como también de lana. Los animales infectados pueden presentar anemia, debilidad, edemas, insuficiencia hepática y, en los casos más graves, puede producirles la muerte.

Junto con el grupo de Sanidad Animal del INTA Bariloche se desarrolló en el Laboratorio de Resonancias Magnéticas del Centro Atómico Bariloche una nueva técnica diagnóstica basada en la acción de nanopartículas magnéticas funcionalizadas con anticuerpos, que permiten separar los huevos de Fasciola hepática presente en la materia fecal del animal en forma rápida, simple y eficiente, además de poder realizarse in situ.

 

“La idea de esta técnica es que las nanopartículas se unan al huevo del parásito, para luego, con un imán poder ser separados y concentrados a partir de muestras de materia fecal. Para ello, las nanopartículas deben estar funcionalizadas para reconocer el parásito, lo que se logra mediante la unión de un anticuerpo que reconoce el huevo de Fasciola hepática”, explica la doctora en bioquímica Mariana Raineri.  Las nanopartículas de óxido de hierro son estructuras que poseen dimensiones mucho menores a las de las células, los virus o el ADN, y por sus propiedades magnéticas son ideales para utilizarse en aplicaciones biomédicas.

Una vez que el huevo Fasciola hepática es separado, se lo puede observar al microscopio en ausencia de interferentes presentes en la materia fecal de forma más específica y sensible, confirmando el diagnóstico de la enfermedad. Los especialistas del Laboratorio de Resonancias Magnéticas del CAB no descartan que, a futuro, este modelo podría utilizarse para detectar otros parásitos, incluso en la clínica humana.